Capitulo 18

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Observo detenidamente todos los vestidos que se encuentran sobre la cama. Stephan sólo me dio una hora para prepararme y sé que es suficiente. Elijo uno de los vestidos y me meto a la ducha.

Cuando ya he terminado de hacer todo. Vuelvo a llamar a mis padres, pero la respuesta sigue siendo la misma. Debieron cambiar de números. Decido llamar a la madre de Adam y al segundo tono me contesta. Estoy apunto de hablar, cuando escucho la voz de mi amigo en el fondo y me da un ataque de nervios, por lo que termino colgando. Al menos ahora sé que está en casa. Stephan cumplió. Dejo el celular sobre la cama y salgo de la habitación. Cuando llego a la sala principal, veo a Miller fumando un cigarrillo mientras está al teléfono. Al notarme, cuelga la llamada.

-Opino que mejor nos quedemos en casa.- bromea.

-Oh, vamos. – pongo los ojos en blanco.

-Te ves muy bonita. Espero no tener que matar a nadie esta noche.

Me tenso al escucharlo. Lo nota y se acerca a mí, disculpándose.

-Tus bromas son una porquería.- gruño fastidiada.

-Lo siento, sabes que no soy muy bueno siendo blando.- se excusa.- Denia se ha encargando de Noah y ya está durmiendo.

No soy capaz de salir de la casa hasta comprobar que Noah se encuentre profundamente dormido. Después de eso, me dejo llevar hasta las camionetas. Stephan se sube a otra y Jason me explica que es por seguridad.
Nos vamos a la cabañas dónde se supone que será el encuentro.

Todo el lugar se ve pequeño por fuera, pero cuando lo miras con atención, está espacioso y es realmente hermoso. Más que una cabaña, es una inmensa residencia de madera vitoria. O algo así le escuché decir a Jason.

Ver a tantas personas entrar y salir de la casa, con sus trajes impecables y sus vestidos elegantes, comienzan a ponerme nerviosa. Stephan aparece en la puerta y me ayuda a bajar de la camioneta. Entramos a la casa y me hago pequeña cuando todos nos miran fijamente. Por un momento recuerdo la reunión donde Titan terminó muerto y yo inconsciente. Sí pienso demasiado en todas éstas personas, iba a salir corriendo. Sabía perfectamente que ninguna de ellas, se dedicaban a nada bueno. Sería un manjar para la Coronel.

-Vamos, debo saludar.- me sonríe, tratando de tranquilizarme.

Por lo que, según yo, media hora, me vi obligada a sonreír mientras Stephan me presentaba a todos. Sólo nos detuvimos con una pareja y Miller no pudo elegirla peor.

-Entonces querida, ¿De dónde eres?- me pregunta la señora Bartz.

-Soy de Seattle.- contesto afable.

-Oh, eres muy hermosa y tienes un cuerpo tan bonito.- me guiña el ojo.- Dime, ¿A qué cirujano vas? Quizá lo conozco.

Casi escupo mi bebida al escucharla. Stephan me mira divertido y el señor Bartz niega con la cabeza, avergonzado.

-No tengo cirujano señora, porque no tengo operaciones.- sonrío apenada.

-Oh, por favor. Puedes confiar en mí, nena- me da un golpecito en el hombro.

-Ella es natural, Natalie.- Stephan eleva su copa hacia ella.- Juventud, creo que se llama.- se burla desvergonzadamente.

Natalie hace una mueca pero decide terminar con ese tema. Sobre todo cuando incluido, su esposo muestra los dientes.
Continuamos conversando con ellos, hasta que el señor Bartz concluye que es hora de cerrar "Actividades comerciales" y se alejan. No sin antes, que Stephan me diga donde está Jason y que va a estar cuidándome.
Me voy a la mesa de comida porque tengo hambre y prefiero comer que pasar otro momento con la señora cirugías. Cuando estoy por llegar a mi destino, alguien me rodea por la espalda, sorprendiéndome. Me sacudo para que me suelte y lo enfrento.

-Lauren...- susurro asombrada.

-¡Charly, te he extrañado tanto!- me abraza de nuevo.

Le respondo el abrazo y después la miro bien. Está sorprendente, su cabello rubio y sus ojos cafés. En verdad luce diferente.

-Hace más de un año que no te veía. Haz cambiado mucho, estás muy hermosa y resplandeces.- chilla contenta.

Le sonrío y no puedo evitar llenarla de preguntas sobre ella y su vida.

-He asistido con unos amigos.- me cuenta.- ¿Tú regresaste con Stephan?

¿Cómo que asistió con amigos?

-Algo así.- vacilo.

-Ven, vamos fuera de aquí. Hay mucho murmullo.- señala la entrada con la cabeza.

Caminamos juntas fuera de la casa y decidimos tomar asiento en una de las muchas bancas que están pegadas al suelo.
Vuelvo a preguntarle por su situación, pero se hace la ignorada.

-Todo fue una completa locura.- se ríe de la nada.- Quiero decir, jamás había vivido algo así y de pronto...

-¿A quién buscas?- inquiero echando un vistazo a mi alrededor. Imitando sus movimientos.

-Oh, a nadie,- responde alterada.- Escucha, Charly. Conocí a alguien que solicita verte. Yo no sé de que se trata, pero él en verdad parece interesado.

-Lauren...- advierto.

Me levanto de la banca y ella lo hace al mismo tiempo. Busco a Jason con la mirada y no lo encuentro. De hecho ya no hay ninguna persona fuera. Sólo nosotras dos.

-Charly, lo siento. Pero es que él me estuvo apoyando todo este tiempo y le debo lealtad.- se disculpa.

-¿Y no me la debes a mí?- la enfrento, sintiéndome a la defensiva.- Te perdiste de mi vista, pero de haberte encontrado yo te hubiera llevado conmigo. Lo sabes. Así que no te atrevas a llevar a cabo lo que sea que te hayan pedido.

Lauren baja la cabeza y eso me enfurece. Doy media vuelta y me dirijo a la casa. El ya popular sonido de las chirriadoras llantas interrumpe mi camino y me pone la piel fría. Miro a Lauren y después a los hombres que se acercan corriendo a mí. Intento apresurar el paso hacia la casa, pero los tacones no me ayudan y termino perdiendo la batalla, cómo la consciencia. 

Ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora