Me despierto angustiada y lucho para que los brazos que me envuelven se aparten. Conozco su aroma, pero eso no me ayuda en nada. Stephan me habla para que me tranquilice y trato de ponerle atención para que haga efecto.
-Estoy bien, todo está muy bien.- le aseguro, intentando recuperar el aliento.- Sólo fue un mal sueño, pero pasa rápido, tranquilo.
-¿Tiendes a tener pesadillas?- pregunta preocupado
Le doy una mirada de soslayo, pero no contesto. Esa es toda la respuesta que él necesitaba. Se aparto de mí y comenzó a ponerse los zapatos. Se metió al baño y yo me dí el tiempo para levantarme el animo una vez más. A pesar de que no acabo de entender que fue todo lo que pasó con Liam, me queda claro que se la única meta era humillarme y hacerme sentir miserable. Y lo había logrado. El reflejo que veía en el espejo me lo dejaba muy en claro. Los golpes estaban mucho mejor que ayer, pero seguían siendo dolorosos y lucían muy impúdicos. Lo único que había desaparecido era el dolor de cabeza, y eso era mucho mejor para mí.
-Te veré en el comedor para desayunar.- Stephan me pasa dos pastillas y un vaso de agua.- Toma las dos, antes de bañarte.- me ordena, antes de salir de la habitación.
Hago lo que dice, y a medio baño, el dolor del cuerpo disminuye considerablemente. Me pongo una bata de seda para que no se pegue tanto a mi piel y bajo al comedor. Abrazo a Noah y le termino de dar su biberón mientras Stephan desayuna. No quita la mirada de su celular y eso me pone de mal humor. ¿Qué demonios le pasa? Espero y no se trate del asunto de las pesadillas, porque de lo contrario, no estaba de ánimo para explicarle sobre que trataban las pesadillas que él me provocaba.
-Charlotte.- me llama.- ¿Alcanzaste a distinguir con claridad el lugar dónde vive Liam?- me pregunta con prudencia
Denia toma en brazos a Noah y me siento al lado de él para desayunar. Lo pienso un instante mientras muerdo un pedazo de pan y hago un inmenso esfuerzo por recordar todo el camino solitario hasta el parque.
-Sí, lo recuerdo.- contesto sin dudarlo.- Pero sólo te la daré si me prometes que me llevaras contigo...
-Sabes que me voy a negar. Todo ese tipo de encuentros no son agradables para alguien cómo tú.- me explica
-Eso es insultante.- me defiendo.- ¿No te parece que con tantos altercados que he tenido con tus trabajadores, soy capaz de defenderme sí es necesario?- lo enfrento
-Eso es diferente. Los obreros de Liam no van a tener la ley de cuidarte y mantenerte con vida. Incluso sí él tiene la oportunidad de matarte, lo va a hacer. Yo no me voy a meter en esas malas decisiones, así que más vale que me des esa maldita dirección sin intentar hacer otra estúpida negociación o voy a ir casa por casa, buscando al hijo de puta que se atrevió a lastimarte.- golpea ambas manos sobre la mesa debido a la emoción.
Aprieto los labios para no soltar alguna hostilidad, de las que me caracterizan. Le digo a Stephan lo que quiere escuchar, tratando de dar hasta el último detalle. También le explico lo que sucedió con Lauren y la importancia que tiene con Liam. Ni siquiera puedo decirle otra cosa antes de que salga, sin siquiera despedirse o explicarme algo más.
Después de desayunar, me hago cargo de Noah y salimos al jardín para poder disfrutar un poco del lugar. Me pone muy nerviosa la idea de que Stephan haya ido sobre Liam, pero al mismo tiempo me tranquiliza. Una parte de mí, desearía llamar a la policía y decirle dónde están... ¡La policía! Detengo la caminata y decido volver a la casa, para ser exacta, al estudio de Miller. Con cuidado de no ser vista, entro son hacer ruido y agradezco mentalmente que Noah no comience a balbucear. Las manos me tiemblan cuando sujeto el teléfono y el número de la coronel comienza a desaparecer de mi cabeza. ¡Mierda!
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Ahí estaré
RomanceElla lo tiene muy en claro volveré por lo que me ha quítado volveré por la revancha Charlotte sabe que iré por ella... se qué me esta esperando No importa dónde esté.... Ahí estaré Segunda parte ✓