Capítulo 3.

82 5 1
                                    

Entré a la sala y estaban sentados en el sillón, dándome la espalda, hice una tos falsa y los dos dieron media vuelta.
-Hola papá. Supongo que vienes a saludar a tus hijas luego de no venir a saludarlas durante seis meses ¿No? -Dije con ironía.
Mi padre es de esos descuidados. Prefiere estar con una novia de 24 años que con sus propias hijas, literalmente.
-Hija, tenemos algo que decirte.
-Ustedes dos... en la misma habitación... esto no es bueno
-Hemos estado hablando con tu madre sobre tu comportamiento, tus notas en el insituto no han sido las correspondientes, tampoco le haces caso a tu madre cuándo te ordena algo. Hemos decidido enviarte a un Internado.
-¿¡QUÉ!? ¿¡UN INTERNADO!?
-Así es Viviana. Y no importa lo que digas o prometas. Esta vez, te vas a ir.
-Pero...
-Ningún pero ¿Me escuchas? Estoy harto de que tu madre me tenga que llamar todas las semanas por que te han llevado a detención nuevamente. Y no pienso sentarme a esperar a repetir lo mismo que le pasó a tu hermano por tus influencias, esto no va a pasar de nuevo. Quiero que empaques tus cosas. El domingo te subís al avión.
-¿Avión? ¿Tan lejos de ustedes quieren que esté? ¿Y el domingo? Bastante rapidito el trámite. -Les grité llorando.
De seguro hablé tan fuerte que cuándo me di vuelta para ir a mi cuarto, estaban Tommy y Mel mirándonos.
-Aquí chicos. Les presento a la familia feliz. Un padre que no levanta ni el teléfono para llamar a sus hijas por estar de novio, como si no tuviera obligaciones, y, que vuelve a su casa para mandar a una de ellas a un internado. Y no me olvido, la madre perfecta, que ni siquiera se ha dado cuenta de que su hija lleva tres meses con una sonrisa estúpida en la cara por que tiene un novio. Pero no te preocupes por preguntar, mamá, que ya se cogió a mi mejor amiga. -Luego de decir eso con una sonrisa sinica y lágrimas en mis mejillas me fuí corriendo al cuarto.
Agarré mi celular, quizás sean mis últimos días con él también.
Abrí Whatsapp, entré al chat con Nicole, está en línea.
Kate no se conecta desde ayer, así que no la molesté y simplemente escribí al grupo lo que había pasado, ya no tenía energía para repetirlo en privado.
A la que sí le escribí fue a Nico, le conté lo que había hecho su hermano, me llamó y lo único que sé es que otra persona se suma a la mentira, según lo que dijo cuando se enteró les puso un límite, o terminaban con su "aventura", o me lo decían y él terminaba conmigo, pero supongo que no hicieron ninguna de las dos cosas, y ella tampoco cumplió su parte.
Luego me llegó una notificación de Diego, dijo que quería que nos viéramos, que no aceptaba un no por respuesta y que en 20 minutos llegaba a casa.
Y así fue, un rato después sentí como tocaban el timbre, también escuché que mamá decía algo así como que estaba castigada, pero ella lo ama, así que lo dejó entrar para que se despidiera, según ella.
Después, él entró a mi cuarto, puedo describirles la situación en una secuencia: Me vio, comenzamos a llorar, cerró la puerta, se sentó a mi lado, y nos quedamos en silencio por media hora, así, tal cual. Lo bueno de nuestra amistad es que nunca necesitamos usar palabras, es tanta nuestra conexión que sabemos lo que el otro siente, y como acompañarnos. Hoy, por un lado estoy yo con todo lo qué pasó en las últimas doce horas, y por otro él, que no quiere que me vaya y que está nervioso, no me pregunten porqué, sé lo que siente pero no lo que piensa.
-No recuerdo el día en el que te conocí, te mentiría si te digo que sí, creo que teníamos dos años, no tengo tanta memoria. -Dijo y largamos una pequeña risa entre lágrimas. -Pero sí sé que eras mágica, siempre lo fuiste. -Su tono cambió y lo acompañó de una sonrisa, ahora es ese tono que la gente usa en los momentos en que hablan para decir cosas reales. -Me acuerdo de una tarde en el parque, creo que teníamos diez años, nos habíamos peleado porque yo me llevaba muy bien con tu hermano pero vos decías que yo era solo tu amigo y de nadie más, aunque no me hablaste por tres horas, cuando Fred y Marco vinieron a molestarme y a tirarme arena en la cara, no te quedaste callada, te acercaste a defenderme porque sabías que no podía hacerlo por mí mismo, luego de eso me hiciste prometer que ibas a ser mi única mejor amiga, hasta firmamos un contrato.- Reímos mientras recordábamos el momento, y luego sacó una pequeña hoja que tenía guardada en su billetera.
-Aún lo guardas...
-Sí, pero déjame seguir. Cuando teníamos catorce, le cortaste el pelo a la chica que me gustaba por rechazarme. -Largué una carcajada, ya no lo recordaba. -Creo que me había gustado solo por tres días, y porque me dijo que leyó Harry Potter, pero sé que lloré durante dos horas y cuando te lo conté no pudiste resistir tu sed de venganza, no tuviste recreo por un mes pero nunca te arrepentiste de haberlo hecho. Luego de los quince todo cambió. -Nos quedamos en silencio durante un minuto, no fue incómodo, fue nostálgico. Creo que buscaba las palabras correctas para seguir hablando. -Pero vos no cambiaste. No importa lo que pienses. Sé que vos te culpaste. Nunca me quisiste hablar de lo qué pasó esa noche, y nunca te quise obligar, tampoco quiero hacerlo ahora. Pero sé que no fue tu culpa, y te lo digo por que sé que en esa noche vos también te abandonaste por querer salvarlo, como lo hiciste siempre conmigo, como lo haces siempre por las personas que amas, sin darte cuenta. -En verdad nunca habíamos hablado de esto, y aunque no llegamos a la lagrimas, tocó cada sentimiento guardado. -Te digo todo esto porque seguís siendo mágica, Vivi. Nunca dejaste de serlo, aunque cargues con esa culpa y esa tristeza todos los días, nos seguís salvando a todos, y lo más importante, te seguís salvando a vos todos los días.
-Gracias. -No pude decir otra cosa, primero, porque no tenía más palabras, y segundo, porque me besó.
Un beso corto, suave, y sorprendente.
Nuestros labios se volvieron a distanciar tan solo segundos después de conocerse, y nuestros rostros quedaron a escasos centímetros de distancia, con su mano en mi mentón.
-Creo que no estuvo tan mal para haber tenido que esperar quince años por él. -Dijo mientras comenzaba a quedar colorado de la vergüenza.
-Con que quince años...
-¿Hace falta que te diga que estoy enamorado de vos desde que tengo memoria? Porque siento que por hoy ya hablé mucho.
-No puedo creerlo, perdón.
-¿Perdón? ¿Por qué? ¿Por ser tan genial que hasta tu mejor amigo se enamora de vos? -Le pegué en el hombro mientras los dos reíamos.
-No digas tonterías.
-Todavía que me dejas en la friendzone, me decís tonto.
-¿Friendzone? Pero si no te dije nada.
Y me di cuenta de lo que acababa de decir, por la esperanza reflejada en sus ojitos.
"No te dejé en la friendzone".
Es mi mejor amigo, mañana me voy lejos, acabo de cortar con mi novio porque me engañó con mi mejor amiga, no es el mejor momento.
-Tranquila, te entiendo.
-¿Qué?
-Que están pasando muchas cosas, Vivi. Mira, no vine a decírtelo para que me respondas lo mismo y que seamos felices para siempre, no podía permitir que te vayas sin saberlo, estaba bien mientras estabas acá, cerca mío, pero si te vas todo cambia, y no puedo esconderlo.
Y no sé porque, pero quise sentirlo de nuevo, esa suavidad, el mundo en segundo plano. Así que se lo devolví, sin pensarlo. Nuestros labios se unieron de nuevo, y sé que él se sorprendió, pero dejó de importarle. Lo noté cuando sentí su mano en mi cintura y el calor en la habitación.
—————
Cuando desperté estaba dormida en el pecho de Diego, pero él estaba despierto, y mamá había entrado a decirle que ya era tarde y tenía que irse, pero sin asustarse, porque no pasó nada más que unos cuantos besos, y mamá ni se imagina todo lo qué pasó en la tarde.
Cuando mi madre se fue apenas nos dijimos unas cuantas frases, no fue incómodo, pero fue un poco raro todo, luego él se fue. Ahora estoy armando unas maletas, hoy es sábado, así que mañana por la noche me tendré que subir al avión. Aunque no quiera.
Siento que tocan tres veces la puerta.
-¿Quién?
-Tommy.
Voy corriendo a la puerta, cuándo la abro me abraza muy fuerte, y vuelvo a llorar. Si hoy no muero de tristeza, muero de deshidratación.
-No quiero que te vayas.
-Tampoco quiero irme. Pero ya no puedo hacer nada.
Nos quedamos varios minutos llorando abrazados.
-¿Por qué lloran abrazados? -Esa vocecita, aguda, irritante, pero que amo tanto.
Nos separamos y agarré de la manito a Margot y la senté en mi regazo sobre mi cama.
-¿Mamá habló contigo?
-¿Sobre qué?
-Sobre mi
-No ¿Por qué? -Sus ojitos me miran esperando una respuesta buena.
-Mira Gotty.
-QUE NO ME DIGAS GOTTY .
-Bueno... Gotty- Me miró amenazandome con la mirada -Yo me voy a ir... a Londres. Tengo que ir a estudiar ¿Si?
-¿Te cambiaste de insituto? ¿Al que queda a una hora de casa?
-No mi amor -Dije acariciandole el pelo. -Es más lejos, ya no dormiré acá en casa, pero te voy a llamar todas las semanas, y te voy a mandar muchas fotos. -Apenas dije que no iba a dormir en casa comenzó a llorar -No llores, yo siempre estoy contigo, a pesar de que no esté en casa ¿Si? -Asintió levemente con la cabeza mientras se sacaba las lágrimas.
————-

BUENOOO, HE VUELTOOO.
Fue mucho tiempo, lo sé. Pero en estas vacaciones me pondré al día.

¿Internado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora