Capítulo 7

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Al llegar al jardín de infantes, esperaron a que fuese la hora de salida para poder retirar a los gemelos, a Yugi lo conocían ya, así que apenas la maestra encargada lo vió, le llevó a ambos nenes para que pudieran retirarse por ese día con su madre —a pesar que desconocía al chico a lado de este— le felicitó por tan buen comportamiento de ambas criaturitas, Yugi le agradeció antes de retirarse junto a Mokuba.

Cuando llegaron a la vivienda actual del de cabello tricolor, Mokuba realmente no se asombraba de lo bien que podían vivir los tres sin la ayuda de su hermano, sin embargo, eso no quería decir que quizás sería aún mejor que los cinco convivieran como la familia que debían ser.

No le gustaba estar de metido en los problemas de esos dos pero, no quería tener que viajar tan lejos solo de vez en cuando para poder ver a sus sobrinos, si se lo preguntaban, era posible que respondiese que le gustaba más la idea de que Yugi y los gemelos viviesen de nuevo en Japón, en la mansión Kaiba, así como fue durante ese corto período de tiempo en el que Yugi, apenas sabiendo de su embarazo los acompañaba.

Suspiró, sacudiendo su cabeza, no podía darse el lujo de pensar en el pasado siendo que tenía mejores cosas por las cuales preocuparse. Su tonto hermano mayor, por ejemplo.

Yugi, ajeno a los pensamientos del menor, colocó a sus hijos en el corral que se encontraba ahí, en la sala de estar, para poder ir a preparar la cena, para ellos y su invitado.

—Mokuba —le llamó, haciendo que el menor saliese de sus pensamientos para prestarle atención a las palabras del antiguo rey de los duelos—. Te parece si los cuidas en lo que yo preparo la cena? —cuestiona, esperando una afirmativa pues necesitaba pensar en lo que había ocurrido ese día con Seto—.

—C... Claro... —tartamudeo un poco pues se sentía un poco nervioso y emocionado, no sabía mucho sobre bebés y en ese aspecto agradecía que sus sobrinos ya no fueran tan pequeños pues no sabría como tratarlos—.

—Gracias —le sonrió dejando su abrigo en el perchero, doblando las mangas del suéter que traía puesto, caminando con dirección a la cocina—.

Una vez allí procedió a buscar los ingredientes que utilizaría para la cena y se dispuso a cocinar. Aquel día había sido muy extraño, empezando por lo de Seto ¿Cómo había dado con él? Esa era la pregunta más importante. ¿Sabría ya sobre la existencia de sus hijos? Si era así, no quisiera ni pensar que era lo que podría suceder después porque, diablos, se había mudado a ese país para no volver a toparselo en el resto de su vida.

Por otro lado, una parte muy mínima de si mismo estaba feliz, pues aún después de tanto tiempo, su corazón seguía reaccionando a él. Y quién podría evitarlo? siendo sus hijos tan parecidos a su padre que no cabía duda alguna de que fueran hijos de Seto Kaiba o al menos algún pariente, y quizás si le preguntaba a Mokuba, él  podría confirmarlo. Desde que nacieron sus hijos, se había dado cuenta, quizás Haku, su hijo menor, tenía cierto parecido más a si mismo que a su padre pero, sus ojos azules lo delataban. Ryo, su hijo mayor, era el que más se parecía a Seto, por su cabello castaño y su piel nívea ¿Quién lo diría?

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Después de preparar la cena, todo había transcurrido normal, hasta que por obvias razones Mokuba debía irse o Seto comenzaría a buscarlo y ya suficiente había sido verlo una vez en ese día. Las cosas habían cambiado, para bien o para mal, él ya no era el mismo Yugi que se había enamorado perdidamente de Seto Kaiba, no, podría decirse que la "maternidad" le había afectado, y claro, no iba a negar que realmente, desde que nacieron sus pequeños, era una persona distinta.

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La semana, después del pequeño incidente con Seto, había transcurrido, podría decirse de forma normal, o eso quería pensar, pero desde hace algunos días se sentía observado, como si alguien lo vigilara y hoy no era la excepción.
 
Caminó rápido para evitarse cualquier posible problema, pues aún debía ir a retirar a sus niños al jardín.

Realmente, esperaba toparse con cualquier cosa, menos con la escena que lo recibió cuando llegó al pequeño establecimiento. Como cosa rara, había llegado un poco tarde por andar vigilando que todo estuviera bien pero, aquello... aquello, no tenía precio.

—Señor Muto —lo recibió la profesora que aunque parecía un poco incomoda, se veía realmente feliz mirando la escena. ¿Quizás ella también lo veía desde su punto de vista?—. El señor Kaiba dijo que iba a esperarlo, y que quería ver a los niños —Yugi la interrumpió con un movimiento de su mano, frunciendo un poco el ceño, recordando que aun si Kaiba estaba en todo su derecho, no podía hacer lo que él quisiera y menos si se trataba de sus retoños—.

—¿Qué haces aquí, Kaiba? —su tono había sonado seco y un poco cortante, demasiado serio quizás, pero debía serlo—.

—Quise conocer a mis hijos —fue la respuesta que recibió de parte del más alto, porque sí, a pesar del tiempo, Yugi aún no podía igualar la estatura de Seto Kaiba, por más sorprendente que fuese, el embarazo le había hecho crecer—.

—Disculpa? —mantenía su tono seco—. ¿Quién te asegura que son tus hijos? —fue lo único que pudo preguntar pues no quería que las cosas sucedieran así, si Seto lo había buscado quería decir que quizás había cambiado, pero primero quería descubrir cuales eran sus intenciones para con su persona antes de que se acercase a sus hijos, aunque parecería como si el destino estuviese en su contra—.

—Yugi, no puedes negarlo aunque quisieras —la sonrisa burlona que le dedicó le hizo morderse el labio inferior, aguantando las ganas de golpearlo solo porque podría herir a sus bebés en el camino—.

—Qué es lo que buscas? Qué pretendes con esto, Kaiba? —terminó por suspirar, rindiéndose por aquel momento pues estaban causando una escena en plena entrada del jardín de niños y aunque hubiese ya pocos niños, igual estaban mirando—.

—Quiero hablar contigo —respondió firme y decidido, se notaba en su mirada, y a quien podría engañar? Kaiba siempre había sido así, todo lo que quería lo conseguía—.

—Está bien —terminó por aceptar al final de cuentas, resignado, de alguna manera, ambos niños en los brazos del castaño comenzaron a removerse inquietos, como si no les gustase ver a su mami con aquella expresión, porque solo había que ver la cara del mas pequeño para darse cuenta que no quería estar con Seto y mucho menos hablar con él, aún no se sentía listo para ello—.

El primero en empezar a llorar fue Haku, y ya que Seto no tenía experiencia con bebés, no le toco de otra más que entregarle al niño a su madre, aunque momentos después le siguió Ryo, quién, al igual que su hermano terminó en brazos de su madre.

Ninguno de los dos habló, solo con la mirada, Seto le indicó a Yugi que lo siguiera, y para evitar conflictos, este lo hizo, de mala gana pero lo hizo.

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Haiiiii!! Al fin actualización, lamento la demora, culparía a mis estudios pero realmente no sabía como rayos desarrollar bien este capitulo, aun así espero que les guste y recuerden que habrá un capitulo más antes de que haya un recuerdo.

Les recuerdo también, que aquellos capítulos que dicen "Recuerdo" son memorias que sucedieron en lo que Yugi estuvo en la mansión Kaiba, mucho antes de que se fuera.

Mientras tanto, si les gusto dejenme su estrellita y diganme en los comentarios que es lo que quieren que pase en el proximo cap?
Son Yugi y Seto.. hablando de...?

Deshielando tu corazón (Rivalshipping) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora