Recuerdo 1: San Valentín

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(Advertencia: Este capítulo es un simple recuerdo, no es el tiempo que sucede la historia)

14 de Febrero, Mansión Kaiba, 10h00. Recuerdo Yugi.

Durante toda su estancia en la mansión Kaiba, Seto no había sido una persona de lo más cariñosa ni afectiva, de modo que ese día no esperaba realmente nada especial por parte del otro. Es más, realmente su plan para ese día era ir a comprar ropa unisex para su bebé y para si mismo, ropa de embarazo, puesto que todas sus camisetas eran ajustadas y sus pantalones también. El médico le había dicho que eso no era bueno para el desarrollo de su bebé por lo que, ya terminando el primer trimestre de embarazo debía comenzar a usar algo más holgado.

Con auténtica pereza, se estiró entre las sábanas y se froto los ojos con su mano en puño, se sentó en su lugar, estiró su mano, en busca de su rompecabezas del Milenio, el cual, debería estar en la mesita de noche a lado de su cama, sin embargo, en lugar del objeto triangular su mano encontró algo distinto.
Cuando volteó a ver que era, se encontró con algo que realmente no esperaba. Una bandeja, con lo que a simple vista parecía un delicioso desayuno. Se le hizo agua la boca con sólo verlo, pero contuvo las ganas de babear sobre el mismo y arruinar el detalle.

*^*^*^*^*

Suspiro contento cuando el bebé dejó de protestarle por su comida matutina. Aunque aún se preguntaba quien había sido el autor de aquel gesto, a su parecer, muy atento.

No quería hacerse falsas ilusiones con Seto, quizás, y a lo mejor, aún guardaba una pequeña esperanza en lo más profundo de su alma, —que el castaño mostrase aunque sea un poco de afecto por su persona— negó con la cabeza rápidamente, debía pensar en cosas más productivas —no era una quinceañera enamorada— se dijo y se dispuso a cambiarse. O esa era la idea porque un toc toc en su puerta le hizo cambiar de idea, ir primero a atender a quien sea que estuviese fuera de su habitación.

—Esto le manda el joven Kaiba —fue lo que le dijo una de las doncellas de la mansión apenas abrió la puerta de su habitación, entregandole a su vez, una pequeña tarjeta doblada—.

—Gracias, puedes retirarte —fue su respuesta antes de recibir una reverencia por parte de la chica para después retirarse y que pudiera cerrar la puerta de su habitación nuevamente—.

Con curiosidad se volvio a sentar en la cama, el pequeño papel entre sus manos, preguntándose, ¿Qué había en su interior y a qué joven Kaiba se refería la doncella? Habían dos jóvenes con aquel apellido en la mansión. Suspiró, desdoblando el papel suavemente, leyendo lo que había dentro.

Nos vemos en el jardín trasero a las 11h30.
S.

Al terminar de leer supo quien era, aunque le parecía extraño, un pequeño sentimiento de esperanza se instaló en su pecho, trato de controlarse, aunque con las hormonas al 1000% no estaba seguro de poder hacerlo correctamente.

Se alistó, se puso lo mejor que tenía y que aún le quedaba, que además no apretaba su ya poco notable vientre de casi cuatro meses y salió de su habitación con dirección al lugar acordado.

(Háganse una idea de como va vestido el nene con esto 7u7r)

Cuando llegó al lugar, se encontró una mesa de bonito decorado, la típica que tiene dos platos en cada extremo y una botella de champagne en una fuente de hielo en el medio, cliché pero bonito.

Antes de que pudiera tomar asiento, frente a su rostro apareció una rosa roja, que era sostenida por una larga mano que reconocería en donde sea, sintió también una mano rodear su cintura, pegándole al cuerpo que era, notablemente más alto que el suyo, pero de alguna manera aquello le gustaba.

—Sé que no es mucho pero... —la frase quedó inconclusa mientras tomaba la rosa entre sus manos—.

—No importa, está bien, Seto —de alguna forma estaba sonriendo de manera genuina, como pocas veces lo había hecho en toda su estancia en la mansión Kaiba—.

*^*^*^*^*^*^*^*

Su día, si bien no había sido espectacular, quedaría grabado en su memoria por un largo tiempo.
Sintió como su cintura era rodeada por los largos brazos y su espalda chocaba contra el firme pecho del contrario.

El aliento del más alto chocaba contra la piel desnuda de su cuello y eso hacia que un escalofrío recorriera su espina vertebral haciéndole estremecerse entre los brazos ajenos.

Lo siento... —escuchó en su oído, la voz de Seto era ronca y casi imperceptible—.

Por qué?

Quiso preguntar, sin embargo, muchas, demasiadas cosas, de hecho, pasaron por su mente, razones por las cuales Seto le pidiese disculpas. Se removió entre aquellos brazos con cuidado de no romper el contacto pues lo necesitaba.
Alzó su mirada y la clavó en la azulina del contrario, haciendo que sus ojos se conectaran.
—Está bien —fue lo que susurró antes de ser interrumpido por un par de labios que atraparon los suyos en un suave contacto—.

Recuerdo de Seto

Suaves, dulces, y quizás podría decir más de los labios de Yugi, si se ponía a comparar el contacto entre Atem y Yugi, era como comparar la pasión y la dulzura.
Cada uno tenía lo suyo, sin embargo, curiosamente quien llevaba a su hijo dentro era Yugi y no Atem, es verdad que había amado al faraón y quizás aún lo seguía haciendo, pero el trato de Yugi hacía su persona le confundía.

Cómo podia soportar todo lo que le había hecho y aún así amarlo? Mantenerse a su lado? No se sentía merecedor de aquel chico, porque sí, hace tiempo que dejaron de ser niños.

Desde su relación fallida con el faraón —quizás no había sido el mejor de sus momentos— pero algo en su pecho se encendía ahora, cada vez que estaba con Yugi, y tenía miedo, sí, él, el gran Seto Kaiba, tenía miedo de arruinar todo de nuevo, de perder a Yugi y no sólo a él, si no a su hijo también en el proceso.

Él no quería ser como su padrastro, de eso estaba seguro, se había prometido que cuando fuera padre, su hijo no viviría lo que tuvieron que vivir Mokuba y él con su padrastro. Claro que hay una gran diferencia entre decirlo y hacerlo, solo había que mirarlo, ahí estaba, arruinandolo todo con Yugi, alejándose cuando tenía la oportunidad frente, entre sus manos, de formar una familia.

Continuó con el beso, abrazando al menor, apretándolo contra su cuerpo, sintiendo el leve bulto en el vientre del más chico, sabiendo que ahí descansaba su hijo por ahora.

*^*^*^*^*^*^*^*

Ambos recostados en la cama amplia del dormitorio de Yugi, mirándose a los ojos. Simplemente abrazados y sintiendo el calor del otro.

Ese había sido su 14 de Febrero. El primero y el último en algún tiempo.

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-le vuelven a pegar por no actualizar rapido(?)-

Gomen!!!! Planeaba publicar esto como el especial de San Valentin pero ya se me paso la fecha :v

Pero los recompenso pues esto contiene un pequeño spoiler de lo que se viene 7u7r

Espero que les guste :3 y nos vemos en el siguiente cap ^^)//

Deshielando tu corazón (Rivalshipping) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora