Capítulo 8

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Y, de alguna manera, sus hijos y él, se encontraban en el lujoso auto de Seto Kaiba, algo que, a pesar del tiempo le parecía extraño pues, recordaba que el castaño usualmente era transportado o bien por limusinas o bien andaba en helicóptero o alguna de sus máquinas voladoras.

Debido al hecho de que, por un lado, a su persona no le gustaba en demasía ir en auto y que, por otro, solía sacar a pasear a sus pequeños en su carriola sin mayor problema, el auto de segunda mano que había comprado hace unos meses únicamente para situaciones de emergencia, se encontraba guardado en el garaje de su departamento aún así, eso no quería decir que no lo hubiese equipado con todo lo que consernia a sus hijos, los asientos para bebés, pañalera de emergencia, entre muchas otras cosas. Lo que lo hacía compararlo con el auto en el que estaban, yendo a quien sabe a donde Seto los estuviese llevando, y lo incómodo que resultaba tanto la situación como el ambiente, aunque, realmente a él no le importa demasiado el ambiente, esta centrado en acomodar de alguna manera a sus bebés en su regazo en el estrecho espacio de la cabina del auto deportivo, de esos que sólo tienen asientos delanteros, y sin meditarlo, voltea a ver con reproche al castaño, el cual tiene su vista fija en la autopista.

Por otro lado, quizás no había sido demasiado buena idea el traer un auto de dos cabinas para llevar a Yugi y a los gemelos a donde tenía planeado, bueno, ya estaba hecho y en su poder no había algo que pudiese hacer, más que rogar al cielo porque llegasen rápido y sin ninguna complicación.

Quizás Yugi podría malinterpretar el suspiro de alivio que había dado al reconocer que ya estaban cerca de llegar a su destino, pero vamos, nunca había sido una persona a la que le importase mucho lo que pensara la gente de sus expresiones, a pesar de eso, sabía que no podía seguir con su actitud arrogante, no después de todo lo que ha pasado con Yugi, si quería siquiera tener una oportunidad de recuperar a sus hijos y el amor del chico de cabello tricolor.

Porque aunque pareciese extraño que palabras como esas proviniesen de sus pensamientos, había tenido un año para pensar, para reflexionar sobre lo que estaba haciendo con su vida, para cuestionarse el rumbo que tomaría sabiendo que en algún lugar del mundo tenía un hijo junto a la persona con la que menos espero entablar ese tipo de relación, pero ahí estaban y ese mismo día unas horas antes de que Yugi llegase a recoger a los niños, se había enterado que no solo tenía un hijo, sino dos. No es que él fuese de las personas que se dejan atar únicamente por tener un hijo, no, quizás si Yugi no le importase tanto como se había dado cuenta que le importaba en todo ese tiempo que no estuvo a su lado, no se hubiese tomado ni siquiera la molestia de buscarlo.

Había reflexionado mucho, había cambiado demasiado para su gusto en ese tiempo en el que estuvieron separados. Su hermano, Mokuba se lo había dicho, era hora de dejar de jugar al gato y al ratón, era hora de pensar y actuar como los adultos que eran ya, como padres de aquellos niños que tenían y aclarar todo lo que no se dijeron hace un año por ser tan inmaduros.

Quizás antes de Yugi, a la única persona que había admitido amar era Atem. Y Atem era su primer amor y quizás por su partida había caído tan bajo, como confundir a Yugi con Atem, pero estaba seguro ahora de la diferencia entre ambos, en algún instante quizás había pensado que Yugi era débil, pero en la situación actual en la que se encontraban, el chico de cabello tricolor le había demostrado que era más fuerte de lo que él pensaba.

Y aquello le gustaba más que nada, la fortaleza que había demostrado al irse para que él fuera "feliz", esa misma fortaleza que había demostrado al alejarse de su lado y criar a sus hijos solo durante un año entero. Y aquel pensamiento era el que le había motivado a estar en ese lugar, en ese instante ese día, porque sabía, que no sería fácil que el menor le perdonara. Pero quería ser parte de ellos, él quería ver a sus hijos crecer, ser parte de su vida. Darles lo que él no tuvo, el cariño de un padre, junto a Yugi.

—Seto! —la exclamación del chico de ojos violetas le saco de sus pensamientos ensoñadores pues había aparcado en modo automático el auto y estaban ambos sentados sin hacer nada mientras que ambos bebés jugaban un poco entre ellos —Cosas de bebés— se dijo mentalmente y le ofreció una mirada de disculpa al menor antes de bajar del puesto del conductor y abrirle la puerta para que los tres pudiesen salir—.

Habían llegado a una especie de mirador (no soy de Estados Unidos así que estoy inventando el escenario de acuerdo a lo que va a pasar) tenía una manta extendida en el piso de pasto y la sombra del árbol les cubría perfectamente del sol del crepúsculo, con un gesto Seto le indicó que podían pasar al lugar y él los siguió detrás.

Colocó a ambos infantes sobre la manta dejando que los pequeños gatearan de aquí para allá mientras el menor se sentaba en un costado de la manta y el castaño al otro extremo. Pasaron un buen rato sin decir o hacer mayor cosa, la verdad es que Seto no sabía como empezar y Yugi no quería hablar, es más ni siquiera lo miraba.

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Haiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! 

Ya se, ya se, lamento no haber actualizado antes, he tenido algunos problemas con mi imaginación y pues me costó mucho escribir este cap :'v 
Así que les pido porfavor, denle amor y ternura(?) okno pero espero que les guste y recuerden que el siguiente episodio será un recuerdo..

También será un especial zukulemtho por los 1k de lecturas :'v vaya, como ha progresado, bueno, y volviendo a la pregunta de siempre al final de los caps... Qué creen que vaya a pasar? Seto le dirá todo a Yugi y este le creerá? O se hará el difícil para hacerle sufrir un poco? Ustedes que dicen?

Dejenme sus opiniones en los comentarios y no se olviden de votar ^^ 

Los jamoneo con quesito :3 Gracias por seguir esta historia!! :D

Deshielando tu corazón (Rivalshipping) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora