Capítulo 17

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El día había empezado de una forma ya normal para el dueño de la Corporación Kaiba, y, a su consideración, una de las formas más hermosas para despertar era justamente esa. Para el castaño de ojos azules, la primera imagen de la mañana era perfecta desde hace algún tiempo. Algunas veces se preguntaba como podía llegar a ser tan afortunado, pero luego recordaba que tanto él como el chico de ojos amatistas habían sufrido ya lo suficiente a lo largo de sus vidas.

El movimiento a su lado le hizo salir de sus cavilaciones sobre sus vidas, a sus ojos no había nada más hermoso que la piel blanquecina del menor llena de marcas rojas y moradas, lo que indicaba que unas eran más recientes que otras y que además, le pertenecía, para cualquiera que osara mirarlo de una forma no inocente o con intenciones secundarias.

Unos bellos ojos amatistas le recibieron, adormilados aún, algo que inconscientemente le hizo sonreír, cada vez que sus miradas se conectaban, una paz inexplicable le inundaba. Lo que le provocó pensar que cada momento de angustia, cada momento de desesperación por no saber lo que ocurriría con Yugi, cada momento de impaciencia y expectación por dar con él, había valido totalmente la pena si en ese preciso instante podía tenerlo entre sus brazos.

Claro que para Yugi era casi igual en aquel sentido, pero ese "casi" se debía a que en ciertas ocasiones creía que se trataba de un sueño y temía que en cualquier momento despertaría y se daría cuenta que aquello no era más que el producto de su imaginación. Sinceramente, algo así le destrozaría horriblemente el alma.

Ambos se sonrieron y se quedaron unos momentos más recostados, simplemente disfrutando de la presencia del otro hasta que el llanto en una de las cunas a lado de su cama demandó su completa atención.
La sonrisa de disculpa en el rostro del oji amatista hizo que se resignase a que ya debian estar incorporados en su rutina diaria.

Saludo a su pequeño retoño cuando su pareja lo acercó a la cama y se lo pasó para ir a buscar al gemelo de este pues no tardaría en despertar y clamar atención también.
Una de las cosas de las que nunca se cansaba era ver como Yugi alimentaba a sus hijos, y no es que le causara algún tipo de reacción de índole sexual, más bien, era como fascinación de observar como el pequeño cuerpo de su pareja se había adaptado muy bien a sus hijos.

Tomo a Ryo cuando Yugi se lo pasó y le sacó los gases antes de levantarse de la cama, claro que no sin antes darle un beso en los labios a su pareja y a Haku, el cual se alimentaba de su madre.

—Iré a ver que hay de desayuno —le informó a Yugi, sin quitar la sonrisa de sus labios, llevándose a su hijo consigo para que el menor pudiese alimentar al otro bebé con tranquilidad—.

No podía quejarse de su mañana, la compañía de Yugi, tanto como la de sus hijos le llenaban de un sentimiento que creía perdido hace mucho.

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Lastimosamente, el día no era tan bueno para otras personas, en especial, para cierta castaña que al pasar del tiempo, parecía que cada vez más se llenaba de resentimiento con respecto a su recién aparecido mejor amigo.

Si, Tea no se había considerado nunca una persona rencorosa ni mucho menos, sin embargo, dicen que hay una primera vez para todo, y para ella, su desgracia con respecto a Atem y Yugi había empezado desde ese torneo en Ciudad Batallas.

Seto Kaiba.

Ese era el origen de todos sus problemas amorosos, porque no le había bastado con arrebatarle el amor de Atem, sino que ahora resultaba que Yugi había tenido hijos con él.
¿Cuándo? ¿cómo? ¿Por qué?

¿Qué tenía él que no tuviera ella? Porque estaba segura de tener un bonito cuerpo y un muy bonito aspecto físico, además de ser una amiga incondicional para todos. Entonces, ¿Por qué Yugi no la había elegido a ella en lugar de al desabrido y gruñón propietario de Kaiba Corp.?
No lo sabía, enserio que no, pero de algo si estaba segura, aquello no iba a quedarse así, se vengaría, claro que lo haría. Ella mismo se encargaría de hundir a Seto Kaiba en la ruina, a él y a sus engendros, por haberle arrebatado a sus dos grandes amores.

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Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al antiguo rey de los duelos, un escalofrío que no tenía nada que ver con que la puerta estuviera abierta y entrase una pequeña corriente de aire.

Volteó a ver a su hijo cuando este término de sacar los gases de su sistema después de haberse alimentado.

Decidiendo restarle importancia, se levantó de su cama con cuidado de no hacerlo mal por la criatura, bajó directamente hacia la cocina, buscando al castaño de ojos azules, el cual estaba aún con su otro hijo.
Cuando los encontraron, se apresuraron a seguirlos, empezando un pequeño juego que hacía a los menores de la familia reír como si no hubiera mañana.

Debían disfrutar, un gran peligro les acechaba y pronto deberían centrarse en eso.

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Haaaaaaiii!!
He aquí la tan esperada continuación :'u

Ya que la pregunta que hice el cap anterior no fue respondida tanto como en capítulos anteriores, tarde mucho en decidirme que hacer con Yugi.

Esa fue una de las razones, la otra fue que no tenía inspiración, es más acabo de volver a escribir este cap, ya que los borradores no me gustaron para nada, lo he escrito como unas 3 veces ya sin mentirles, les pido una enorme disculpa por la tardanza.

Por el momento, escribo esto medio zombie, si he escrito algo mal o hay algo que no cuadre, haganmelo saber en los comentarios si? Porfavor. Espero que les haya gustado el cap y nos vemos en el próximo!

Deshielando tu corazón (Rivalshipping) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora