Capítulo 19

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Para todos los presentes era un poco alucinante ver al faraón ahí, sobretodo porque la actitud recordada hacía la castaña no solía ser tan frívola, pero había que entender también que el momento lo ameritaba.

—Almas gemelas? —fue el susurro en respuesta a las palabras de Atem que le dió a Tea—.

—En efecto, las almas gemelas son aquellas que llevan atado el hilo rojo del destino en su dedo meñique —decidió esta vez explicar Seth, que era respaldado por los asentimientos del faraón—. Este hilo no pueden verlo comúnmente los humanos, debes tener una vista muy buena para poder hacerlo, sin embargo, ahí está, y se encarga de juntar a aquellas personas que están destinadas a estar juntas —finalizó el castaño su explicación sin dar momento a que la chica pudiera replicar siquiera—.

Sin embargo, todas aquellas explicaciones carecían de sentido para ella, a pesar de haber vivido muchas aventuras y cosas extraordinarias, se negaba a creer que realmente hubiera sido vencida por aquel castaño. No lo entendía, se consideraba alguien agradable a la vista y de buenos sentimientos, pero tanto Yami como Yugi habían elegido a esos tontos desabridos por encima de ella. Se sentía impotente y tan frustrada.

—Es mejor que te vayas Tea —esa era la voz de Yugi, levantó la vista pues la había clavado en el suelo cuando escuchaba las palabras de Atem—. Vete, ahora que aún puedes —su tono era severo y la mirada de desconfianza y decepción que le dedicaba aquel que amaba le dolía demasiado, ahora la estaba echando—.

Sabía que ya nada tenía que hacer ahí, no era bienvenida, no después de haber hecho lo que hizo y de decir lo que dijo. Sin embargo, no iba a dejar que la humillaran más. Simplemente, sacudió su cabeza y alejándose del lugar sin darles la espalda a los presentes hasta chocar contra la puerta y abrirla para salir corriendo sin saber bien a dónde iría.

Al ver aquello, los cuatro presentes pudieron dar un suspiro de alivio, aquello era una amenaza menos por el momento, sin embargo, Seto no se encontraba satisfecho sólo con eso, debía asegurarse de que aquella mujer no iba a volver a querer hacerles daño.

Antes de cualquier cosa, activó su intercomunicador y ordenó a su hermano que su equipo de seguridad diera caza a la muchacha, no iba a permitir a nadie ser una amenaza para su familia, siempre había sido así y lo seguiría siendo, sobretodo ahora que sus hijos eran pequeños.

—Atem —la voz del menor aún siendo sujetado por uno de sus brazos le sacó de su concentración en dar órdenes—.

Y es que no era para menos, el faraón y Seth podrían haberlos ayudado pero ahora parecía que fueran a juzgarlos por haber hecho algo malo, o al menos eso dejaba ver la expresión de Atem, por lo que no se le hacía raro que la voz de su pequeño hubiera temblado.

—Yugi —la respuesta devuelta no fue precisamente la más amigable—.

Aunque ciertamente, Seth lo único que hizo fue girar los ojos pues no podía creer que su esposo aún pensara en jugar con la pareja cuando sabía que no tenían demasiado tiempo.

—Ha pasado tiempo, compañero —el tono frío hizo estremecer a Yugi, no era como él lo recordaba, más bien, parecía como si Atem estuviera enojado con él por algo, por lo que únicamente atinó a asentir y a apretar la mano de Seto cuando este lo tomó de la mano al notar su miedo—. Debo admitir que no me esperaba esto —la forma en la que habló hizo que a ambos se les helara la sangre, no podía ser, verdad?—.

—Ejem... Atem —Seth llamó la atención de su pareja en un tono severo, mandándole una mirada severa pues no había tiempo para juegos—. Termina ya.

—Nunca me dejas divertirme! —exclamó el faraón que había desviado su atención de la pareja frente a ambos para dedicársela a su esposo. Volteando luego para volver a mirar a ambos chicos y relajar su postura y expresión—. Lo siento Yugi, no quería asustarte pero debieron haber visto sus caras! —una carcajada limpia salió de sus labios lo cual confundió aún más a Seto y a Yugi—.

Deshielando tu corazón (Rivalshipping) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora