4. La Previa

46 4 0
                                    


*Nuestro reflejo,

es la verdad de nuestros actos,

refleja lo que somos,

no lo que queremos ser.

Frente a él somos auténticos,

y nos damos cuenta de cómo somos verdaderamente.

Me encontraba en el baño de mi habitación, mirándome en el espejo. Había dormido tres horas más de lo que dormía habitualmente. En casa mi madre solía despertarme siempre temprano cuando cocinaba, para que la ayude o por el ruido que hacía, pero aquí era distinto. Nadie me llamaba a tomar desayuno o a ayudar, cada uno simplemente hacia sus cosas, y mis tíos estaban colapsados de trabajo. Lo notaba porque anoche se veían muy cansados en la cena.

No tenía ganas de vestirme, así que simplemente me puse una bata que encontré en el baño y baje a prepararme algo para desayunar, pero cuando entro en la cocina me encuentro con mi persona favorita (sarcasmo)

- Anoche no te vi llegar, ¿Adónde te metiste? Mis padres estaban preocupados, me mandaron a buscarte.

Y esa era la razón de por qué quería tanto a mi primo, siempre tan afectuoso.

- ¿Cómo amaneciste? Yo bien, ¿Y tú?, Así se inicia una conversación normal, digo llendo hacia el refrigerador y me dispongo a ver su contenido.

- Bueno, bueno, parece que la primita indefensa que eras ha cambiado. Contesta sonriendo

- Bueno, si todos esperasen a que los fueran a buscar, como ayer, no habría humanidad. Respondo riéndome.

- Bueno, tu desaparición no tendría mucha importancia para la humanidad, de todos modos.

Y ahí estábamos de nuevo, como en la infancia.

- Escucha, vendrán unos amigos, tu solo no molestes ¿Okey? Mis padres no están y vamos a hacer una previa en casa, si quieres después te podemos llevar a la fiesta, es de Susan, pero no creo que le afecte que vallas.

- Okey, ¿Tus padres vendrán a almorzar? Respondo mientras me como una tostado y saco un yogurt.

- No, casi nunca vienen a almorzar a casa los sábados. Pero mis amigos y yo cocinaremos algo.

- Está bien, si quieren los ayudo.

- No creo que sea necesario, responde y con eso se va de la cocina y sube las escaleras.

Que pesado, quizá yo lo avergonzaba, o simplemente no se llevaba bien conmigo, pero no era justificación para tratarme así. Pero yo ya sabía que era un desubicado sin remedio, y a veces es mejor tener la paz que tener la razón, por eso no hice más comentarios.

El día transcurrió lento. Ordene todas mis pertenencias en lo que sería mi nueva habitación durante todo el verano y proseguí a asearme bien y ponerme un vestido blanco que tenia del verano pasado. Me encantaba ese vestido porque era sin espalda y tenía un poco de encaje. Al terminar vi la hora, ya era la una, y muchos ruidos extraños provenían de la cocina, así comencé a bajar, para ver qué pasaba.

Al llegar a la cocina vi a tres individuos extraños, sus rostros no los había visto nunca antes en mi vida, a excepción de uno, que no alcanzaba a verle el rostro porque estaba de espaldas, pero todos eran bastante apuestos, definitivamente eran los amigos de mi primo, solo que él no estaba en la cocina, y se enojaría si hablaba con uno de ellos sin su permiso, pero tenía que hacerlo.

Un verano de locosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora