"Ella tomo el camino de la izquierda, él se fue por el de la derecha, pero olvidaron que este mundo es redondo."
La mayor parte del sábado me lo pase acostada, solo baje una vez a buscar comida, porque ya no soportaba más el hambre, a pesar de que mi flojera había tratado de impedírmelo. Fue como si me hubiera pasado el día completo durmiendo.
Amanecí al día siguiente con la disposición de tomar desayuno ya vestida, y como era día domingo me encontré a mis tíos en la cocina tomando desayuno con bata. Eso me llamo la atención, ya que ellos siempre eran muy formales, y yo nunca los había visto antes en pijama.
La mañana transcurrió rápido, tome desayuno con mis tíos y un somnoliento Ian que no hacía más que quejarse por la prospera salida familiar a la playa que mis tíos habían organizado para esta tarde. Y es que Ian había tratado de todas las formas de zafarse de la tarde familiar, pero nada le había funcionado, y aun peor, para su disgusto, yo le había insistido en formar parte. Porque claro, no quería aburrirme sola toda la tarde, y además yo no iba a estar aburrida, mientras él salía por quién sabe dónde, eso habría sido injusto.
Por lo demás me encontraba tranquila, porque no había salido ningún tema impertinente en las conversaciones. Y mi cerebro estaba lo bastante ocupado tratando de encontrar un look apropiado para un día de playa con mis tíos. Y cuando digo playa, me refiero al lago de Mychigan, el cual queda al lado de la casa de mis tíos. Así que sin duda no era una gran salida ni nada por el estilo, pero igual quería verme bien, porque como ya me había dicho Fred, la playa y la disco parecían ser los puntos de encuentros sociales para la juventud de Mychigan, y si iba a encontrarme o quien sabe conocer a alguien, quería estar decente.
Al final me decidí por un traje de baño entero color negro y encima me puse un pareo desteñido con tonalidades que variaban del azul al blanco. Todo eso con unas sandalias con un poco de taco, y por supuesto mis infaltables gafas, mi sombrero y un bolso para la playa aeropostale. Me sentía como toda una chica fashion. Pero ese sentimiento solo me duro hasta ver a mi tía, que iba de punta en blanco, casi parecía que asistiría a un matrimonio. Me sentí como una basura al lado de ella. Pero bueno, si iba a ser una basura, por lo menos tenía que ser una basura con actitud, así que tome todas mis cosas y me subí al auto.
Cuando llegue a la playa, me sorprendió mi tía sentándome en la arena, en un sitio que para mi juicio era bueno para poner las toallas.
- Samanta por dios, ¿hija mía que haces? Nosotros tenemos apartado un reservado con sillones y todo. Levántate ya de la arena que nos harás pasar vergüenza.
Impactada me levante y seguí a mi tía, mientras a lo lejos divisaba a Fred jugando voleibol de playa con todas sus amigas. Cuando llegamos al reservado, resultó ser un lugar tan exclusivo, que solo estábamos nosotros. Pasado un rato estaba muy aburrida y lo único que quería era escabullirme a jugar un poco de voleibol de playa. Así que mientras Ian parecía dormir en la arena, y mis tíos tomaban sol, salí del sector con el pretexto de ir al baño. Ese nunca fallaba.
A lo lejos comencé a divisar la cancha de voleibol, cuando de repente una ráfaga de viento hace que se me vuele en sombrero, pero no hacia la arena, sino hacia el lago. Así que comencé a sacarme mi pareo, mis gafas y mis sandalias lo más rápido posible, cuando del agua emerge un chico y mi sombrero choca en su pecho. Aquí es cuando me pregunto ¿Quién es mi héroe?
No me asombre al descubrir que mi héroe era nada más ni nada menos que Cristian Hamilton. Quien tras tomar mi sombrero había observado hacia la playa haciendo que nuestras miradas conecten. Comenzó a sonreír socarronamente, y como no, sus sonrisas se pegan y yo había sido su víctima.
Le hice señas con la intención de que se acercara a la playa para que me devolviera mi sombrero, y tomándose mil años para llegar a la orilla, por fin llego. Pero solo hasta donde el agua le llegaba a la cintura.
- Pero mira a quien tenemos aquí, por fin despierta la bella durmiente.
- Jajá, dirás la zombi durmiente. Y si, estuve en coma todo un día por los efectos del alcohol. Respondo sin poder sacarle los ojos de encima.
Es que si, lo admito, se veía demasiado bien con su bañador color verde agua, su bronceado y el pelo mojado. Parecía sacado de la portada de una revista Playboy. Pero que hacia pensando en eso dioooos.
- ¿Sam? ¿Estás bien? Escuche de fondo la voz de Chris
- Si si, disculpa estaba pensando. ¿En que estábamos? A sí, dame mi sombrero por favor.
- Si crees que te lo voy a dar así como así estas soñando, ven al agua a buscarlo. Contesta con tono pícaro.
- ¿Qué? Aun no lograba comprender
- Lo que has oído, metete al agua conmigo.
- Pero ¿Te has vuelto loco? Lance la pregunta al aire sin esperar respuesta.
- Si, loco por ti.
- Ya, Cris, enserio, déjate de jueguitos y devuélveme el sombrero por favor. Yo no era de las que se convencen fácilmente.
- No es ningún jueguito, hablo muy enserio. De hecho, por cada minuto que pase sumergiré más tu sombrero en el agua, a partir de ahora corre el tiempo.
¿Que? No lo podía creer, mi único sombrero blanco Armani, que era de mi madre, me mataría si se lo devolvía en mal estado. Sin pensármelo dos veces me tire al agua. Y de tanto apuro me caí completita de cara. Me habría quedado sumergida de la pura vergüenza todo el día.
Pero cuando emergí distinguí claramente la risa de cris. Enojada me tire encima, y lo hundí completamente en el agua. Sin darme cuenta, me tomo por la cintura e hizo que le rodeara con las piernas la suya. Nos quedamos en silencio. Yo seguía enojada, mientras que él tenía una gran sonrisa en el rostro.
- ¿Ves? Así quería que estuviéramos, añade
- Tú... crees que así te funcionan las cosas con todas las chicas, pero te equivocas, respondo, esto no va a funcionar conmigo.
Y dicho eso desenredo las piernas de su cintura, le quito el sombrero de las manos y comienzo a caminar hacia la orilla.
- ¿Adónde vas? Pregunta.
- A jugar voleibol, respondo.
- A claro, allá está el payaso ese que tanto te gusta.
- ¿Para que necesito a un payaso si tengo a un mago en frente mío que atrapa sombreros voladores? Contraataco.
- Exacto. Y puedo hacerlos desaparecer también asi que no hagas que me enoje.
Dicho eso ya me había alejado lo suficiente como para oír algo más, me dirigía rumbo a la cancha de voleibol que estaba llena de espectadores. Me pregunto quién sería el jugador estrella.

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Un verano de locos
Novela JuvenilLa vida de una adolescente puede ser difícil, y mucho mas cuando la vida te juega malas pasadas, pero lo que no sabemos es que las malas pasadas pueden terminar siendo buenas, en especial si quien es parte de ellas quiere formar parte de tu vida ¿Se...