11. La situación en los ojos de Cris

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*Como una flor en nuestro jardín

- Proverbio árabe

Chris pov

Cuando me resigne a esperar a Sam y pasó más de media hora, supe que no aparecería, así que me rendí al panorama típico de un fin de semana: ir a a la disco. Habría sido mejor ir con Sam, pero parece que no había podido despegarse de ese payaso y no me daba volver a su habitación y encontrarme en otra situación incómoda. Así que iba pasarlo de largo y no existía lugar mejor.

Apenas entré, me encontré con la peor vista de todas. Sam en un sillón con su estúpido amigo sonriendo. Tan bien se la pasaba que ni se había dado cuenta de mi presencia o me ignoraba, y la segunda alternativa sin duda era peor. Comenzaba a pensar que era de esas que jugaba a los dos bandos. Y si era de esas no quería tener nada que ver con ella. Mejor no tener problemas. Pero por otro lado no me lo creía. La conocía poco, pero algo me decía que la conocía de antes, y cada vez estaba más cerca de descubrirlo.

De repente se paró y se dirigió fugaz al baño. Ese era mi momento para no levantar sospechas y hablar con ella para ver qué pasaba sin que el borracho de Fred se pusiera como una tuba. Cuando por fin me la encuentro en la fila para ir al baño.

- ¿Qué haces? Le pregunto tratando de parecer calmado viendo lo borracha que estaba.

- Lo que quiero, responde sonriendo. Y eso fue la gota que colmó el vaso. Aparecía por aquí de la nada mientras se supone que yo estaría esperándola en el patio de su casa y más encima respondía así. Si ella se tomaba esa libertad yo también lo haría. Entonces respondo

- Bueno, entonces yo también hare lo que quiera.

Dicho eso me dirigí a la pista de baile y en menos de un dos por tres, me encontraba bailando con una chica muy parecida a Sam, pero no tan atractiva como ella. Sabía que eso hacia enfadar a las mujeres, y en especial a las retadoras.

Pasados dos minutos la vi. Sabía que no dejaría de lado la apuesta. Y estaba con Fred, bailando, pegados. Que mala combinación. Sin embargo ella parecía no percatarse de nada. Solo disfrutaba. Ni siquiera notaba mi mirada que seguía atentamente todos sus movimientos. Solo se reía y sonreía. Parecía feliz.  

Un verano de locosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora