7. Al descubierto

48 4 0
                                    


*I want you to know that is our time, you and me bleed the same light. – Selena Gomez & Zedd

Después de desayunar en la casa de cris, que por cierto, era muy buen cocinero, le dije que me iría caminando a la casa de mis tíos. Al principio se rehusaba a dejarme ir sola, y a pesar de que me gustaba la idea de que me acompañara, tenía que despejar mi mente. Por primera vez en mi vida no sabía lo que hacía. Solía tenerlo todo controlado, y sin hablar de las consecuencias. Sabía que si es que pasara algo en el verano, quedaría ahí, porque vivíamos en lugares diferentes, y entonces él lo superaría todo y pasaría a ser una más de su lista. Y no, no quería eso. Eso sin contar lo que él sienta, porque las cosas que me había dicho esta mañana, podían ser solo palabras bonitas. Y no soportaría ser otra de esas tontas que caen a la primera, además, a pesar de no tener experiencia, ya sabía de casos así por experiencias ajenas.

Así que llegando a casa de mis tíos ya había decidido que esto sería un pequeño error del pasado, y si cris resultaba simpático podríamos ser amigos, pero había algo en su forma de ser que me incitaba a confiar en él. Si me preguntaran que, diría su mirada. Era su forma de mirarme. No me intimidaba, simplemente era como si me analizara de una forma muy profunda. Quizá por eso me gustaba, es que al ser tan callado llegaba a ser misterioso, pero no para mí. Porque si el me descifraba, yo también lo descifraba a él, es que eran sus ojos los que lo delataban, y solo bastaría con confirmar alguna de mis hipótesis para saber si las demás eran verdaderas.

Entonces llegue a casa, y adivinen quien es la primera persona con la que me pillo, mi primo favorito. Quien al verme entrar me mira con expresión seria, siendo que la que debería estar enojada seria yo, ya que lo más posible es que me hubiera abandonado por su rubiecita, y si había sido así, no me quedaría callada.

-Por lo visto al fin apareces, dice mi primo

- Lo dice el que me dejo abandonada, respondo a regañadientes.

- La que debería estar enojada aquí debería ser yo, contrataco.

- Bueno, por lo visto conseguiste a alguien que te trajera, responde.

- Era eso, o morir congelada, a la espera de que me fueras a buscar, y eso no habría pasado, conociéndote. Lo miro de reojo, tenía una mirada inquisitiva.

- Bueno, y ya que entramos en confianza, ¿Quién es el afortunado? Pregunta mirándome fijamente.

¿Cómo se había dado cuenta? Maldito oráculo, o acaso llevaba una etiqueta pegada en algún lado que dijera "Acabo de estar con un chico" Por lo visto hasta aquí había llegado mi entrada desprevenida, pero aun podía cambiar mi posición.

- O afortunada, respondo mirándolo seriamente. En alguna parte leí que si una mentira se decía mirando a los ojos era más convincente, y no perdía nada en comprobar esa teoría.

- Samantha Wingster (o no, esto me sonaba a pelea, por lo visto ya me habían descubierto) reconocería esa camiseta de cris hasta en una tienda de artículos usados. Yo se la regale hace dos cumpleaños y es de nuestra banda favorita, así que ahora comienza a explicarme que hacías con él y porque no hiciste caso a lo que te dije.

- ¿Qué? Eso era lo único que salía de mi boca, estaba en shock, ni había entrado por la puerta y todo mi plan de entrar de encubierto se había ido por las nubes.

- Te dije que no te relacionaras con mis amigos, porque, si bien son mis amigos, no lo son para ti, te malinfluenciarían, y yo, lo que menos quiero es que te nos pegues como una lapa.

- ¿Disculpa? En primer lugar no me importa que sean tus amigos, ni si quiera me interesa relacionarme con ellos (excepto con uno) además, que peor influencia que tenerte a ti como primo, y a esa rubiecita de exhibición que tienes como tu novia vagando por la casa, y con respecto a lapas mejor pregúntale a tu novia, ella tiene bastante experiencia.

Eso bastó para terminar la conversación e irme a mi habitación para dormir un poco más. Ojala todo esto hubiera sido un simple sueño, pero hasta en los sueños tenia mala suerte.

Después de dormir un poco decido revisar mi teléfono. Tenía mensajes de un número desconocido, y cuando lo reviso me doy cuenta que eran de nada más ni nada menos que Fred. Cada segundo que pasaba con el me caía mejor, él era de esas personas que era tan simpáticas y risueñas con las que jamás te cansarías de reír, y sin importar lo que pase te caen bien. El definitivamente era especial, todo en él.

Entonces reviso detenidamente los mensajes, hasta que leo el ultimo, que decía así "Mira por tu ventana rapunzel" Entonces me asome y lo vi, me apresure para ponerme algo de ropa y ya estaba en el patio de la entrada de la casa de mis tíos.

- ¿Hace cuánto tiempo que estás ahí? Pregunto, ya que se encontraba sentado en el césped.

- Lo suficiente, sonríe, solo para ver salir a mi rapunzel, responde.

- JAJAJA que eres chistosito tú, en cualquier caso me vendría más la bella, y tus serias la bestia. Respondo.

- Naa, tu eres la rapunzel moderna, con ojos verde miel y pelo castaño, y yo soy una bestia fashion y sensual.

Ese comentario hizo que no pudiera parar de reír por lo menos por 20 segundos, aunque no daba tanta risa, era más la cara que había puesto, pensativo, como si eso fuera a pasar.

-Oye, ¿quieres entrar? Es que mi primo esta enojón hoy, y no quiero que se enfade. Aunque no era esa la razón principal por la que quería entrar, pero si una de mis razones, no quería que nadie me viera con Fred, sobre todo porque acababa de estar con Chris.

Ya estando adentro fuimos directo a la cocina, ya había pasado la hora de almorzar, eran como las 4, pero había que buscar provisiones y luego ir al fuerte, ósea mi pieza. Terminamos haciéndonos tallarines chinos con salsa blanca y llevando muchas galletas. Cuando ya habían pasado alrededor de 30 minutos y ya teníamos todo listo, armamos unas dos bandejas para llevar a mi pieza, entonces ciento que se abre la puerta principal, y se oyen muchas voces emerger. Oh no, debíamos apurarnos, así que le digo a Fred que dejemos todo así y nos apuremos en llevar las cosas.

Cuando por fin llegamos a mi habitación, la satisfacción que sentía fue perfecta, nadie nos había descubierto, por eso decidí hacer mi bailecito de victoria, lo que hace que Fred se ría y acto seguido estemos los dos muertos de risa. Pero ese fue justo en momento inesperado en que se abre la puerta de mi habitación de par en par. ¿Por qué será que cuando bajas la guardia por un segundo todo el plan fracasa? No había alcanzado a ponerle el pestillo a la puerta. Entonces alzo la vista y me encuentro con la última persona que pensé, podría pillarme, y estaba estupefacto. Acto seguido cierra la puerta de un portazo y todo queda en silencio. Como era de esperar había malpensado todo.

Un verano de locosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora