Capítulo 13

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"¿No hay cerradura que se te resista, Estel?" –preguntó Legolas cuando la puerta de las mazmorras se abrió después de que el hombre pasara casi media hora intentando abrirla.

El montaraz se limitó a sonreír y se secó la frente.

"Solo una. La de la habitación de mi padre. Se puso hecho una furia cuando se enteró de que podía forzar la cerradura de la habitación de Arwen."

Legolas puso los ojos en blanco.

"Este es el mejor cierre que encontré, pero supongo que tendré que buscar uno mejor, ya que éste no funciona."

"¡Pero si funcionara no habríamos podido salir de aquí!" –protestó Aragorn.

Legolas abrió la puerta del todo y se giró hacia sus guerreros.

"Solo quiero que vengan cinco conmigo. Los demás esperarán aquí a la señal."

Cayel estaba recostado en la gran cama de Thranduil con las manos detrás de la cabeza, sonriendo de placer

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Cayel estaba recostado en la gran cama de Thranduil con las manos detrás de la cabeza, sonriendo de placer. Bonita cama. Bonita habitación. ¡Debería haber hecho esto hace milenios! Pero entonces dejó de sonreír al acordarse de su familia. Sus hijos no estaban de acuerdo con él. No les gusta lo que he hecho. ¡¿Cómo se atreven?! ¡Lo hice por ellos! ¡¡Todo por ellos!! Muy bien. Tengo mucho tiempo para convencerlos...

Alguien tocó en la puerta y luego un guerrero de Redwood entró a toda prisa.

"¡Mi señor! ¡Tienes que ir al patio enseguida!"

Cayel se enderezó de golpe.

"¡¿Qué ocurre?!"

"¡El príncipe... está... está vivo! ¡Está en el patio ahora mismo con un montaraz y varios guerreros del Bosque Negro!"

Cayel se quedó atónito.

"¿Qué acabas de decir?"

"¡El príncipe Legolas está vivo! ¡Y te está llamando!"

Cayel no podía creerlo. Hirviendo de furia, salió de la habitación en dirección al patio del palacio. ¡¡¿Cómo puede estar vivo ese mocoso?!! Se detuvo al principio de las escaleras que llevaban al patio y vio, furioso y atónito, al príncipe del Bosque Negro flanqueado por sus compañeros. Ya había varios elfos de Redwood muertos en el suelo, apuñalados por las sanguinolentas espadas que llevaban. Los guerreros de Redwood los rodeaban, preparados para el ataque, pero la pequeña tropa parecía ignorarlos.

"Bien, bien. El principito ha vuelto –se burló Cayel. Entonces vio la herida del cuello de Legolas y no pudo evitar reírse-. ¿Lo disfrutaste? El ahorcamiento, quiero decir."

Legolas permaneció en calma mientras lo miraba a los ojos.

"Fue muy... instructivo. ¿De qué va todo esto, Cayel? ¿Por qué nos has traicionado? ¿Por qué mataste a mi padre?"

Tormenta en el ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora