Tu presencia

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Fue un triste amanecer, sin tu cuerpo acariciando las sabanas ni la marca de tu cabeza en mi almohada

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Fue un triste amanecer, sin tu cuerpo acariciando las sabanas ni la marca de tu cabeza en mi almohada.

Un atardecer decadente, con tu risa ausente, tu fantasma caminando en la sala, mientas las cortinas se movían con la brisa que entraba por la ventana mientras caían mis lágrimas

El anochecer fue peor, tu aroma me había abandonado, el silencio de la noche se burlaba de mi dolor, la soledad pretenciosa se mostraba en todo su esplendor.

El tic tac del reloj me llevo a la madrugada, entonces murió mi esperanza, puse boca abajo la foto en mi buró.

Y dormí, o eso intenté, hasta que llegó el amanecer, para repetir todo otra vez.

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