capitulo V

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Ya en el gran salón Lady Violeta encontró a Lady Carol...

-Carol amiga, no te perdono tanto abandono, un año sin tu compañía, sabes que te odio- decía con una pose sobre actuada lady Violeta.

-Mi querida amiga nadie siente tanto abandono  mas que yo- decía Lady Carol- espero no alejarme jamás de aquí, por cierto te presento a mi primo Alan.

Mi lady un gran placer conocerla- Alan observó de pies a cabeza a Lady Violeta y sus ojos centellaron y disculpándose se retiró.

-De donde sacaste a ese primo, y porque nunca me lo presentaste? -decía Violeta sin dejar de mirar a Alan mientras este se alejaba

Una larga historia-decía lady Carol

Soy toda oídos, vamos salgamos para conversar- salieron del salón principal y se sentaron en una pequeña terraza

-Veras –empezó a decir Lady Carol- lo conocí en el último baile aquí en Londres, él fue el caballero que me saco ese día –bajo la cabeza y sintió otra vez ese dolor que parecía que nunca desaparecía- es el sobrino de mi tía Antonet, recuerdas? La mejor amiga de mi madre.

-Amiga , como lamente la actitud de mi hermano, no sabes cuantas veces le he peleado esa acción , es un verdadero estúpido y patán,  sabes que vendrá verdad- suspiro- y no quiero que te lastime , eres mi mejor amiga , mi hermana del alma y te juro que si hoy te lastima lo mato, aunque Nathan me matara a mí por hacerle heredar el titulo. –sonrió-

Seguro te mataría- estuvo de acuerdo Carol- pero descuida nadie matara a nadie, tu hermano y yo tenemos vidas muy lejanas y opuestas, solo que yo no lo sabía, pero ya aprendí la lección, además si esta en este baile entre tantas damas lindas no creo que nos topemos.

Damas lindas! Alguien dijo Damas lindas- Se acercó Nathan y saludo a las jóvenes

No veo más damas lindas que las presente en este momento- dijo Nathan- y lo mejor es que para mí solo las tengo, porque espero un baile  con mi Desconocida- picándole el ojo a lady Carol- y tu hermanita bailas conmigo para que ninguna loca madre casamentera se me acerque- hablo y gesticulo escalofríos.

-Sera el segundo baile mi amigo, desde que salimos de Francia he querido bailar con mi prima- Decía Alan llevándose a Lady Carol al medio del salón.

En un lado del salón estaba Noah , se había percatado que las parejas se reunían en el gran salón e instintivamente comenzó a buscar un vestido azul, por aquí , por allá, ni siquiera al lado de sus hermanos que se dirigían al baile estaba lady cosita con su inconfundible color azul en sus vestidos, siempre la ubicaba, le gustaba bailar con ella de primera , así podía ver las próximas bellezas en las cuales fijarse durante la noche, o así era hace un año...

De pronto observo un esbelto cuello conjuntamente con un exquisito vestido turquesa, y pensó, lo elegante y bello que se veía, entonces la vio, y la volvió a ver, si era ella su lady cosita, bueno esa mujer que allí estaba era todo menos cosita, su cabello preciosamente arreglado, su manera tan armónica de bailar, nunca se había parado para verla bailando, en realidad nunca la había visto más que cuando ella se acercaba, y allí estaba bailando, pero un momento , quien era el imbécil que la guiaba...

El baile avanzaba y lady Carol , se dejaba llevar por la música, de pronto allí estaba lo había visto fugazmente y sintió como su corazón se paró, reunió todo su valor para seguir bailando como si nada , aunque su corazón amenazaba con salir por su boca.

Al terminar la pieza, se disculpó y salió hacia el corredor, necesitaba meterse en algún baño, le temblaban las piernas y no quería que le fallaran allí mismo.

Ya en la habitación, lloro un rato y se lavó la cara, una vez que se recuperó, espero a que la música estuviera en la mitad para salir, estaba segura que todos estarían viendo a las bailarines, y podría escapar al jardín.

Al salir tropezó, con un cuerpo musculoso y casi se cae cuando sintió que unas manos la tomaban , era Noah, estaba allí viéndola con una profundidad tal cual como el mar que acababa de cruzar ,trato de disculparse

Oh, disculpa- hizo una reverencia y quiso salir a un lado, pero él no se lo permitió.

Señorita  Meller,  no sabía que estaba en Londres-había dicho sin soltarla.

En realidad no tendría por qué saberlo Duque Clayton – como pudo se escabulló y lo dejo allí parado.

Qué diablos... porque no se quedó a saludarlo, tenían un año sin verse por el amor de Dios, acaso no merecía un saludo, un hola como estas gracias por no dejarme caer, a por cierto te felicito ya eres Duque...

CUANDO TE AMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora