Capítulo 7

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Kyle
-Su nombre es May- me confesó Celia.
May...Tres letras, tan solo tres letras, que al juntarlas causaban en mi todo un universo de emociones. Sentí como si el mundo empezará a dar vueltas a una velocidad de vértigo, como mi estomago empezaba a revolverse y como millones de recuerdos cruzaban mi mente. Me tumbé en la cama, cerré los ojos y... Oscuridad.
Estaba yo rodeado de cientos de kilómetros de oscuridad, de vacío. Pero entonces, una luz me cegó, no sabía de donde provenía, pero cuando cesó, vi que el escenario en el que estaba había cambiado. Me encontraba en un parque, con olor a hierba fresca, ese olor característico que a todos nos gusta tras la lluvia. Los árboles habían perdido sus hojas, y el aire era helado. Giré sobre mí, buscando el motivo que me habría llevado hasta allí. Y entonces lo vi, May se acercaba hacia mi corriendo con una enorme sonrisa en el rostro y los brazos estirados dispuestos a envolverme en un cálido abrazo. Yo no pude reprimir la sonrisa y estire los brazos también, para recibirla con cariño y dejar que nuestros cuerpos de fundiese en aquel acto de amor. Pero, paso algo de lo que no me había fijado, su rumbo cambio, por que no era a mi a quien dirigía el abrazo, sino que se abalanzó sobre un muchacho de cabello marrón recogido en una coleta y con cuerpo atlético. Le envolvió en sus brazos, y luego, el ambiente se caldeo y empezaron a regalarse besos y caricias. Yo quería gritar, preguntar quién era aquel y pedir explicaciones sobre lo que estaba sucediendo, pero de mi voz no salía ni una palabra, quise correr hacia ellos e interrumpir su momento pero no podía moverme, ¿por qué narices ocurría eso? Y entonces lo entendí, solo hizo falta ver como la chica levantaba la cabeza y miraba con horror en mi dirección. Giré la cabeza para ver qué había tras de mí que tanto horror hubiera causado a la muchacha, y entonces me vi a mi, a un pasado yo. Mi pelo estaba alborotado como de costumbre, pero no tenía cicatricen, ni heridas. Vestía unos vaqueros negros y una camiseta de BMTH. Los ojos se me veían realmente verdes y brillantes, quizás fuera por el efecto que causaban las lágrimas que se habían acumulado ahí y ahora salían, mi expresión era un auténtico gesto de dolor. Entonces, entendí todo, me encontraba encerrado en un recuerdo, reviviendo aquel momento clave, que sería uno de los que habían causado mi muerte.
-Kyle, déjame explicártelo- dijo May en un sollozo.
-Creo que está todo muy claro- chilló mi antiguo yo y salió corriendo tratando de ocultar las lágrimas que ya no podía detener por más tiempo. Cerré los ojos y al abrirlos me encontraba de nuevo en la habitación de Celia.
-Kyle,¿ se puede saber por qué no me contestabas ni has sido capaz siquiera de abrir los ojos hasta ahora?- me dijo con un tono de preocupación y enfado.
Yo no la contesté, simplemete hice lo que más necesitaba en esos momentos, llorar. No tuve vergüenza, tan solo quería descargarme, y empecé a dejar que el agua saliera de mis ojos y que mi cuerpo se sacudiera con algún que otro temblor. Celia se quedó petrificada al lado mío, mirándome, sin saber que hacer o decir, este llanto al parecer no entraba en sus planes. Finalmente, optó por envolverme con sus cálidos brazos y ofrecerme su hombro para llorar. Y yo, agradecido lo acepté, apoyé mi cabeza en ella y lloré. Perdí la noción del tiempo, así que no sabría bien cuánto estuvimos ahí, abrazados, sin hablar, por que hay momentos como este en los que las palabras sobran. Cuando al fin los grifos de mis ojos se secaron, me separé de Celia y me senté recto en la cama.
-Kyle...-Dijo ella en un susurro- ¿Qué ocurre?
-Ella... Lo he recordado.
-¿Qué has recordado?
-Que ella fue una de las razones por las que me suicide.
-Cuentame la historia Kyle, hagamos juntos este rompecabezas- me dijo ella convencida, yo pensaba que se asustaría al escuchar mis palabras pero no, ella seguía allí firme, sin inmutarse.
-La pedí salir un 20 de junio, yo estaba completamente enamorado de ella. No recuerdo cuántas horas pude pasar frente al espejo, pensando que decirla para que accediera a ir al cine conmigo. Finalmente me armé de valor y aquel último día de clase la pedí salir. Sorprendentemente aceptó. A los tres días fuimos a ver la película que ella eligió, donde ella eligió y después cenamos lo que ella eligió, a mi no me importaba que fuese ella quien decidiera todo, tan solo vivir esos momentos en su compañía para mi era suficiente. Ese mismo día la pedí ser mi novia, y su respuesta fue un dulce beso, mi primer beso. Pasamos casi todo el verano juntos, en septiembre tuvimos nuestras crisis pero conseguimos superarlas. Pero lo bueno siempre acaba, y así ocurrió esta vez: fui a buscarla al parque para darla una sorpresa, ese día hacíamos ya cinco meses, pero al llegar vi la imagen más horrible que podía haber visto, se estaba besando con otro chico. Yo no sabía que estaba ocurriendo, me pellizque esperando que solo fuera una pesadilla, pero no desperté. May me vio y trato de explicármelo, pero yo salí corriendo de ahí, pues quería conservar algo de orgullo y sabía que si me veía llorar, habría perdido toda mi dignidad. Esa misma tarde, trate de poner punto final a mi vida.
-Kyle... Yo-yo, no tenía ni idea, lo siento, ¿estás bien?- me dijo Celia con una voz tristona pero cálida.
-Si, no importa, aunque estoy seguro de una cosa, y es que ella no tiene toda la culpa de que me tirara, estoy seguro que de hubo más razones.
-Kyle, te prometo que te ayudaré a encontrarlas. Prometo ayudarte a descubrir tu pasado.

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