Capítulo 5

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Nota de la autora:

¡Buenas! Sé que el viernes no subí, pero es que estoy preparando la selectividad y estoy algo ocupada, pero hoy os traigo el capítulo que debería haber subido el viernes.



Debido a nuestra quedada en la tarde, había conseguido el teléfono de Ella y eso me hacía feliz. Podría hablar con ella cuando me apeteciese y no tendría que esperar a que viniese por las mañanas al pantano como me estaba pasando los días anteriores.

Habíamos quedado en una terraza de Madrid, ambos conocíamos el restaurante y tenía unas bonitas vistas a la Plaza Mayor y como yo no era demasiado famoso, no me reconocerían. Tenía que aprovechar ahora al ser un desconocido para la mayoría de los españoles.

Vi a Ella aparecer con un vestido bastante fresquito. Estábamos ya en primavera y los rayos del sol comenzaban a apretar, el verano estaba cerca y el tiempo nos lo indicaba.

Su vestido era de flores y le sentaba muy bien. Hizo que me fijase aún más en su bonito cuerpo lleno de curvas. 

Narra Ella:

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Narra Ella:

Llegué a la terraza donde me había citado con Marcus y en el momento en el que me vio una sonrisa se dibujó en su rostro. Me gustaba cuando sonreía de forma relajada. 

Nos dimos dos besos para saludarnos y la poca barba que tenía rozó mi barbilla haciéndome cosquillas, pero fue una sensación agradable tenerle tan cerca

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Nos dimos dos besos para saludarnos y la poca barba que tenía rozó mi barbilla haciéndome cosquillas, pero fue una sensación agradable tenerle tan cerca. Nunca nos habíamos dado dos besos, ni siquiera al despedirnos después de pasar un rato charlando en el pantano. Preferíamos un estrechón de manos o un ligero y rápido abrazo.

-Estás muy guapa.- Dijo Marcus sonriendo de nuevo y provocando una extraña sensación en mi estómago.

-Muchas gracias.- Logré decir.

Mis mejillas ya estaban completamente rojas y notaba como el calor me subía por todo el rostro.

-¿Qué tal el día?- Me preguntó.

-Bien, no ha sido tan duro porque no he tenido que estudiar.

Me senté en la silla relajándome por primera vez en todo el día.

-¿Y el tuyo?- Pregunté un instante después.

-El mío sí que ha sido duro. Entrenar siempre es duro.

Se notaba en su cara el cansancio, pero aun así se veía atractivo y radiante.

-Queda poco para cumplir tu sueño, solo un último empujón.

-Sí, solo quedan dos años para vivir esos juegos, ya han pasado dos y el tiempo de espera es menor.

-Y cada vez será menos y el esfuerzo valdrá la pena cuando te veas clasificado para los Juegos en Río.

-Sí, realmente valdrá la pena.

Pasamos la tarde hablando de cualquier cosa, eso era lo mejor de estar con Marcus. Podíamos hablar de lo que quisiéramos sin tener una mala cara de la otra persona y sin tener ninguna falta de respeto.

-Me lo he pasado muy bien, tenemos que repetir.

-Por supuesto, Ella.

Marcus me acompañó hasta casa y se asombró al ver que era una casa alejada del resto y al borde del bosque. No estaba metida en el bosque, pero sí que este rodea la casa.

 No estaba metida en el bosque, pero sí que este rodea la casa

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-¿Y por qué vivís aquí?

-Mi madre y yo queríamos alejarnos de todo, escaparnos de todo lo que nos persigue.

-¿Puedo saber de qué huíais? ¿Estáis en peligro?

Él se empezó a alterar y posé mi mano en su hombro, era bastante alto para mí, pero aun así estirándome llegaba.

-No estamos en peligro, de verdad. Solo que algo nos dañó lo suficiente para que nos alejáramos del mundo. Y tienes suerte de que te deje formar parte de mi vida porque pocas personas están en ella.

Narra Marcus:

Las palabras de Ella me llegaron al corazón. Ella había sufrido bastante y tenía miedo de algo, pero me había permitido entrar en su vida y ser su amigo.

-Me alegro de que estéis a salvo.- Me rasqué el cuello pensando que decir.- Si necesitas algo, bueno, tienes mi teléfono... Llámame, envíame un mensaje, estaré para ti.

-Es muy amable de tu parte, Marcus.- Ella sonrió y le di dos besos impulsivamente.

-¿Mañana irás al pantano?

Tenía muchas ganas de saberlo.

-Por supuesto y podré estar un rato más porque no tengo que ir a clase. Mañana me tomaré el día de descanso, si quieres podemos pasarlo juntos.

-Sí, me encantaría. Podemos salir a pasear después de mi entrenamiento y puedes verlo completo si quieres.- Sonreí.

-¡Genial!- Exclamó ella.- Era la primera vez que la veía tan contenta.


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