Nota de la autora:
¡Buenas! Como cada viernes aquí tenéis el capítulo correspondiente. ¡Qué lo disfrutéis!
Me había marcado como objetivo ganar hoy.
Sí o sí.
Por Ella.
Para dedicarle la medalla a ella.
Oro, oro, oro era en lo único que podía pensar.
Llegó el momento de montarme en la canoa y respiré hondo mientras que me colocaba en la posición de salida.
Oro, oro, oro para Ella, para poder ser campeón olímpico.
Hice una buena salida, me coloqué no muy lejos del primero, pero empecé a perder fuerza en el medio de la prueba, pero el final era mi fuerte y comencé a remontar, estaba tercero, en un momento pasé a ser segundo y... ¡primero! Crucé la meta primero.
Miré el marcador para ver las posiciones porque no me lo creía, pero sí, salía primero.
Era oro, era campeón olímpico.
Comencé a llorar y miré a la grada donde estaba Ella y estaba llorando también.
Narra Ella:
-¡Vamos, Marcus!- Grité nada más comenzar la prueba.
Marcus comenzó a remontar al final, tercero, segundo y... ¡primero!
¡No me lo creo! ¡Es campeón olímpico!
Me abracé a mi madre y comencé a llorar.
Cuando me giré, ahí estaba él, llorando, mirándome y siendo campeón olímpico.
Nos quedamos un rato mirándonos.
Te amo, Marcus, te amo dije para mis adentros.
Él se bajó de su canoa y corrió hacia donde estaba.
Me besó, no me aparté de él, era lo que quería, más tarde hablaríamos de lo nuestro.
Fue a recibir su medalla de campeón mientras que yo le miraba orgullosa.
El himno de España sonó y Marcus lo escuchó orgulloso.
Narra Marcus:
Campeón olímpico, palabras mayores, no soy capaz de creérmelo aún.
Después de recibir la medalla, me acerqué nuevamente a las gradas.
Saludé a mis padres y a mi hermana Leila, estaban felices, me abracé a ellos fuertemente y acabamos todos llorando.
Me acerqué nuevamente donde estaba Ella y fue ella quien me besó.
-Te quiero.- Susurré.
-Yo también, Marcus, pero sobre esto hablaremos más tarde. Disfruta ahora como campeón.
¿Cuándo vamos a hablar?
Le mandé un mensaje a Ella al día siguiente. Ya no tenía que competir más y quería hablar con ella.
¿Ya no tienes que competir?
No
Entonces voy a la villa olímpica
Te espero fuera para que no haya
ningún problema
Pasados unos veinte minutos, la vi llegar.
Estaba radiante, preciosa, no cabía duda de que estos meses le habían sentado maravillosamente bien.
-¡Hey!- Saludó ella.
Y es que se la veía mucha más contenta.
Nunca la había visto caminar con tanta seguridad en sí misma.
-Hola.- Sonreí y le di dos besos.
-¿Vamos dentro?
-Creo que será mejor disfrutar de esta ciudad y no pasarnos el día encerrados en una villa.
-Tienes razón.- Sonrío ella.
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Eras tú
RomanceHistoria sobre Marcus y Ella. Era necesario escribir una historia así.