Nota de la autora:
¡Buenas! Hoy es viernes por lo que toca capítulo de esta historia. ¡Qué lo disfrutéis!
Y así es como me imagino a Ella:
Por la noche noté unos pasos en mi habitación y me asusté.
Estaba preparado para pegarle a un puñetazo a cualquiera que se hubiera colado en la casa de Ella. Pero resultó ser ella.
-Marcus...- Susurró.
Apenas la escuché.
-Dime Ella.- No susurré, usé el tono de voz que utilizaba normalmente.
-¿Puedo... puedo...?
-¿Puedes qué?
Estaba algo extrañado porque Ella hubiese venido a mi cuarto de esta manera.
-¿Puedo... solo... acostarme un rato?
-¿Aquí? ¿Conmigo?
Aunque estaba oscuro, la vi asentir por la escasa luz de la luna que entraba a través del cristal de la ventana.
-Claro.- Sonreí.
-No quiero molestar, solo, que no puedo dormir.
-Está bien, ven aquí, Ella.
Levanté la mano y le indiqué que podía meterse conmigo en la cama.
Era una situación realmente extraña.
Narra Ella:
No pude resistirme. Tenía que dormir con Marcus. Mi corazón me lo pedía y aunque mi cabeza me indicaba que quizás esto no era lo adecuado, no le hice caso y me guie por mi corazón.
Me acurruqué a su lado. No quería incomodar así que intenté no tocarle, pero fue él quien lo hizo.
Me atrajo hacia a él ya que hizo que apoyase mi cabeza en su pecho.
-Duérmete, Ella. Mañana será otro día.- Su voz parecía bastante tranquila.
Y me dio un beso en la frente.
Ahora sí que no podía dormir teniendo a un Marcus tan cariñoso a mi lado.
Narra Marcus:
Ella me miraba con sus bonitos ojos, dios, no podía resistirme. No sonrías, no sonrías. Y sonríe. ¿Por qué tenías que hacer eso?
-Ella... Yo...
Puso un dedo en mis labios y no me dejó continuar.
-Por favor, no digas que esto está mal.
-No lo haré, solo si tú crees que esto no está mal.
-No lo está.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro.
-¿Dónde ha quedado la Ella tímida?
-No lo sé.- Río ella.- Pero esta Ella tampoco está mal.
-No, para nada.- Reí.
Agarré su cintura y ella estaba prácticamente encima de mí.
Un solo movimiento y la distancia que nos separaba quedaría reducida. Iba a ser yo... Pero ella se adelantó.
Un beso lento, bastante pausado, pero con muchos sentimientos. Amor, cariño, algo de pasión, dulzura...
-Ella...
-No digas nada, Marcus. Solo quiero, solo quiero seguir.
La coloqué encima de mí.
Nuestras intimidades se rozaban.
Nuestra ropa voló de un momento a otro.
-¿Preparada?- Cuestioné. A lo que ella asintió.
Ella ahora se encontraba recostada en la cama y yo estaba encima de ella.
Entré en ella, soltó un gemido, yo solté otro. El placer nos inundó y nos perdimos en la noche mientras que la luna ilumina la escena en la que ambos nos estábamos dando placer.
-¿Lo habías hecho antes?- Pregunté.
-Sí, pero no tiene importancia con quién. ¿Y tú?
-Sí, lo mismo digo.- Reí.
-Lo que importa es con quién lo has hecho ahora.- Sonrió ella.
-Tienes toda la razón.
Acaricié su cabeza despacio y besé lentamente sus labios.
-Gracias, Ella.
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Eras tú
RomanceHistoria sobre Marcus y Ella. Era necesario escribir una historia así.