Capítulo 9

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Nota de la autora:

¡Buenas! Hoy es viernes por lo que toca capítulo de esta historia. ¡Qué lo disfrutéis!

Y así es como me imagino a Ella:

Y así es como me imagino a Ella:

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Por la noche noté unos pasos en mi habitación y me asusté.

Estaba preparado para pegarle a un puñetazo a cualquiera que se hubiera colado en la casa de Ella. Pero resultó ser ella.

-Marcus...- Susurró.

Apenas la escuché.

-Dime Ella.- No susurré, usé el tono de voz que utilizaba normalmente.

-¿Puedo... puedo...?

-¿Puedes qué?

Estaba algo extrañado porque Ella hubiese venido a mi cuarto de esta manera.

-¿Puedo... solo... acostarme un rato?

-¿Aquí? ¿Conmigo?

Aunque estaba oscuro, la vi asentir por la escasa luz de la luna que entraba a través del cristal de la ventana.

-Claro.- Sonreí.

-No quiero molestar, solo, que no puedo dormir.

-Está bien, ven aquí, Ella.

Levanté la mano y le indiqué que podía meterse conmigo en la cama.

Era una situación realmente extraña.

Narra Ella:

No pude resistirme. Tenía que dormir con Marcus. Mi corazón me lo pedía y aunque mi cabeza me indicaba que quizás esto no era lo adecuado, no le hice caso y me guie por mi corazón.

Me acurruqué a su lado. No quería incomodar así que intenté no tocarle, pero fue él quien lo hizo.

Me atrajo hacia a él ya que hizo que apoyase mi cabeza en su pecho.

-Duérmete, Ella. Mañana será otro día.- Su voz parecía bastante tranquila.

Y me dio un beso en la frente.

Ahora sí que no podía dormir teniendo a un Marcus tan cariñoso a mi lado.

Narra Marcus:

Ella me miraba con sus bonitos ojos, dios, no podía resistirme. No sonrías, no sonrías. Y sonríe. ¿Por qué tenías que hacer eso?

-Ella... Yo...

Puso un dedo en mis labios y no me dejó continuar.

-Por favor, no digas que esto está mal.

-No lo haré, solo si tú crees que esto no está mal.

-No lo está.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

-¿Dónde ha quedado la Ella tímida?

-No lo sé.- Río ella.- Pero esta Ella tampoco está mal.

-No, para nada.- Reí.

Agarré su cintura y ella estaba prácticamente encima de mí.

Un solo movimiento y la distancia que nos separaba quedaría reducida. Iba a ser yo... Pero ella se adelantó.

Un beso lento, bastante pausado, pero con muchos sentimientos. Amor, cariño, algo de pasión, dulzura...

-Ella...

-No digas nada, Marcus. Solo quiero, solo quiero seguir.

La coloqué encima de mí.

Nuestras intimidades se rozaban.

Nuestra ropa voló de un momento a otro.

-¿Preparada?- Cuestioné. A lo que ella asintió.

Ella ahora se encontraba recostada en la cama y yo estaba encima de ella.

Entré en ella, soltó un gemido, yo solté otro. El placer nos inundó y nos perdimos en la noche mientras que la luna ilumina la escena en la que ambos nos estábamos dando placer.


-¿Lo habías hecho antes?- Pregunté.

-Sí, pero no tiene importancia con quién. ¿Y tú?

-Sí, lo mismo digo.- Reí.

-Lo que importa es con quién lo has hecho ahora.- Sonrió ella.

-Tienes toda la razón.

Acaricié su cabeza despacio y besé lentamente sus labios.

-Gracias, Ella.

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora