Habilidades y Debilidades

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Vulpécula regresaba a casa en un paso lento y constante, pensando en que tipo de entrenamiento sometería a su rubia dueña, tan absorta estaba en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que ya estaba en la puerta del departamento, entro con cautela para evitar que Lucy se despertara pero para su sorpresa Lucy la estaba esperando.

― Bienvenida― dijo la rubia con una sonrisa ― ¿Cómo te fue en tu pequeño paseo?

Vulpécula estaba con sentimientos encontrados, no esperaba que Lucy se encontrara despierta esperándola después de semejante desgaste mágico, físico y mental.

― Bien, fue interesante― dijo manteniendo su indiferencia hacia Lucy.

― Me alegro, pensé que como no quieres regresar al mundo de los espíritus te puse un futón en la sala para que duermas cómoda y cualquier cosa puedes tocar mi puerta, aunque preferiría que fueras al mundo de los espíritus para que no desgastes mucho tu magia― comentaba mientras le enseñaba el lugar donde estaba situado el futón.

― Pensé que estarías durmiendo― le recriminó Vulpécula.

Lucy sonrió y volteo a verla.

― Sí, dormí un rato pero me desperté y decidí esperarte para enseñarte donde ibas a dormir... también tengo una pregunta que hacerte.

― Bien ¿Qué es?

― Esta vez quiero la respuesta completa― dijo la maga celestial cruzándose de brazos.

― Ya te había dicho que era porque estaba vinculada a la magia celestial― respondió en seguida sabiendo de antemano la pregunta que le iba a hacer su dueña.

― Esa respuesta es muy ambigua, sé que hay algo que me estas ocultando― recrimino molesta.

― ¿Para qué lo quieres saber? ― Contrataco Vulpécula.

― Porque quiero saber más de mamá, tanto su lado bueno como también su lado malo si es que tenía uno―respondí elevando mi voz.

― ¡OYE VECINA, DEJA DE HACER TANTO ALBOROTO! ― advirtió el inquilino de al lado.

El silencio reino en el departamento pero ni Lucy ni Vulpécula apartaban la mirada, era como si estuvieran peleando con la mirada, el silencio duro alrededor de cinco minutos hasta que Lucy hablo.

― Dime la verdad, ahora― ordeno endureciendo su expresión.

Vulpécula frunció más el ceño pero cedió ante la petición.

― Muy bien, pero para empezar no es como piensas, Layla-sama no tiene ningún lado oscuro, esa puerta fue creada con el propósito de traer a esta época a ciertas personas, Anna quien fue mi creadora abrió la puerta hace 400 años y Layla solo se dedicó a abrirla de este lado, eso es todo, fue una misión que se le dio y ella la cumplió.

― ¿Eso es todo? ―pregunto desconcertada.

― Si, es lo que sé.

―Pero...

―Escucha Lucy, no sé qué es lo que quieras saber en realidad, pero lo único que tienes que saber es que Layla-sama fue una excelente amiga, madre, esposa y dueña, es la persona a quien más respeto y cariño le he tenido... además tampoco se muchas cosas como crees; si eso es todo sería mejor que vayas a dormir, mañana te voy a levantar muy temprano para empezar con el entrenamiento― dijo empujándola directo a su cuarto.

― Muy bien como tú digas― dijo dirigiéndose obedientemente a su cama― Vulpécula sé que no te gusta pero deberías volver al mundo de los espíritus para reponer fuerzas también.

No Me Quedaré AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora