CAPITULO 5

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"Si, no dejaremos que recaiga"...

Eso le había dicho el rubio al médico cuando le dieron el alta a Katsudon ese mismo día, pero aparentemente era más fácil decirlo que hacerlo, porque ahí lo tenía al omega haciendo un berrinche silencioso mientras le tiraba cosas.

El alfa, quien enojándose nuevamente y sintiéndose impotente volvió a dejarse manejar por su temperamento, lo tomo por las muñecas y lo estampo de espalda contra la pared quedando cara a cara, aunque Yurio lo pasaba por unos centimetros

- ¿¡QUE MIERDA QUIERES QUE HAGA, EH!? NO PODEMOS IR A BUSCARLO A ESTA HORA, ¿PORQUE CARAJOS NO TRATAS DE ENTENDER?

El olor de ambos era amargo y pesado, dando a entender que estaban enojados. El menor no había tenido problema en entender que el pelinegro buscaba a Makkachin y que estaba preocupado por el can después de dos días sin él ni Victor, razón por la cual lo había detenido antes de irse, pero al decirle que irían a buscarlo por la mañana, el mayor se dejo controlar por su lobo quien exigía lo único que le quedaba de su alfa... y ahí estaban gracias a eso.
Cuando el rubio reaccionó de lo que estaba haciendo lo soltó recordando que tenía que tener cuidado con el tacto de otros alfas... aunque se extraño que el contrario ni se inmutara y siguiera igual de molesto.

Antes de que nada más pase, Otabek logró interferir y separarlos llevándose a Katsuki a la cocina mientras Yura entraba a su cuarto dando un portazo, "seguro después vendría llorando por como lo trato a Katsuki" pensaba el beta... suspiró y con mucho esfuerzo logró darle el calmante recetado al manojo de nervios que tenía delante.
No estaba seguro de qué había pasado pero el olor de ambos apestaba, era fuerte, amargo y repulsivo.
Después de un rato de silencio donde le rellenó el vaso un par de veces a Katsuki, Otabek sintió que el olor iba suavizándose al mismo tiempo que su mirada demostraba angustia.
Él sabía que una pérdida no es fácil, especialmente para un omega, también entendía que no tenía que meterse en las relaciones de los demás... pero si esos dos seguían así no iba a resultar nada bueno, especialmente cuando él se vaya de la casa y no tengan alguien que los separe.

Le extendió al mayor un vaso de agua, este asintió a modo de gracias y tomo el vaso. Otabek se rascó la nuca, iba a ser difícil hablar a alguien que solo te contesta con "si" o con "no" moviendo la cabeza...suspiró.

Sabes...Yura y tú son más parecidos de lo que creí – El aludido levanto la vista chocando con la del kazajo, todavía mostraba que estaba molesto.

Tomó uno de los hombros del omega con una mano apretándolo, pero este lo saco rápidamente, como si hubiera dado electricidad, el beta le resto importancia

No te culpes. – Sostuvo la mirada, el menor quería ver si a quien le hablaba le había entendido todo lo que quería decir con unas pocas palabras, no tuvo respuesta pero la mirada de Yuuri ya no demostraba enojo, seguiría hablando sabiendo que podría recibir un golpe, pero él estaba acostumbrado a Yura, asi que un Yuuri molesto no era tanto, ¿cierto?

- ¿tú crees que Victor querría verte así, o no? - al pronunciar el nombre el omega soltó un quejido, pero negó con la cabeza, agradecía al calmante porque no se descontrolo a pesar de demostrar dolor en sus ojos y aroma – entonces déjate ayudar, y se paciente con Yura, tiene sus cosas que mejorar, pero se preocupa a su manera y, al fin de cuentas, sufre por la misma perdida que tú.– quería decirle que su amigo estaba haciendo muchas cosas por él, pero conociendo lo fácil que puede sentirse como una carga Katsuki, prefirió no decirlo.

- Sería bueno que hablaran. - Como la pastilla hizo efecto del todo, Yuuri empezó a quedarse dormido sobre la mesa, Otabek lo ayudó a pararse y llegar al cuarto para que se recueste. Aún si el omega se quejaba por la electricidad que su roce le hacia sentir.

DESPUES DE ÉL [YUYUU - #DavaiAwards]Where stories live. Discover now