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-¿Cómo?-pregunto girándome hacia él.

-Cierto, estabas dormida cuando llegamos.-sonríe divertido.

-¿Qué me he perdido?

-Anoche, te traje aquí mediante un viaje interdimensional.-me muestra la palma de su mano, cubierta por una venda- La sangre de uno por un viaje solo de ida para dos.-recita con una media sonrisa.

-No me lo creo, es imposible que estemos en otra dimensión. ¿Cómo un adolescente ha abierto un portal Interdimensional?

-Mediante magia, ¿de qué otra forma lo haría?

-La magia no es real, Black.-río- Es como los dragones o los pegasos.

-Siento decirte que son reales.-dice entre carcajadas.

-Dejé de creer en ello a los trece años.

-¿No decías cuando nos conocimos que querías ser maga?-recobra la compostura aclarándose la garganta.- Al menos eso me dijiste una y otra vez.

-¡Eso es mentira!-grito a la defensiva- ¡Nunca dije eso!

-Oh Black.-utiliza una voz de falsete- No sabes las ganas que tengo de ser maga, es mi sueño.

-Idiota.-musito.

Ríe de nuevo, esta vez con carcajadas graves. Ruedo los ojos esperando a que deje de reírse de mí.

-¿Has terminado?-le espeto al cabo de un rato.

-Sí, sí.-se seca una lágrima de forma teatral- El caso es, estamos en el Reino de la Gema Oscura.

-En el hipotético caso de que te creyera, que ese no es el caso, ¿qué hacemos aquí?

-Estás aquí por la reina Blanca.-se apoya en el marco de la puerta de forma despreocupada.

-¡Muerte a la sangre roja!-grito de forma irónica- ¿Dónde está el Sombrerero?

-No es la misma Reina Blanca que en El País de Las Maravillas.-pellizca el puente de su nariz- Esta reina no se parece en nada a ella. No es la joven mujer que conoce Alicia. Ella...

Se detiene para respirar hondo. Se acerca a mí y toma mi colgante entre sus dedos.

Mi colgante...

Ese mismo que llevo desde que tengo memoria, ese del que mi padre biológico me dijo que no me separara por nada del mundo.

Esa Gema de color negro apenas más grande que una lágrima. En ella, se puede apreciar un pequeño dragón con las alas encogidas. El colgante consiste en unos eslabones igualmente negros.

Alzo la mirada hacia él, mientras mira mi collar concentrado, frunciendo levemente el ceño y arrugando apenas la nariz.

Sonrío para mí misma al verle hacer esos gestos. Vale, puede que sea un poco idiota pero eso no deja de hacerle mono, quiero decir, llevo años viéndole en sueños, apreciando pequeños detalles en sus gestos. Entre ellos este que tengo delante, tiene la costumbre de arrugar la nariz cuando está concentrado y, para bien o para mal, le he visto concentrarse de esta forma varias veces. 

¿Qué? Me puedo permitir el lujo de mirarle más de la cuenta, al fin y al cabo en su momento pensaba que era solo el producto de mi imaginación (algo que tampoco me parece poco probable porque mi cerebro no sería capaz de crear a alguien tan humano como Black).

-¿Y bien? ¿Qué ha hecho ella?-le animo a seguir.

Respira hondo, observando aún la Gema de mi collar con una concentración ejemplar.

-¿Estás evitando contestarme, Black?

Acaricia la Gema con la yema de su dedo pulgar. Definitivamente esta evitando la respuesta, porque al parecer es más interesante mi estúpido collar que darme las respuestas que llevo buscando prácticamente toda mi vida. 

Cansada de que evite contestarme, aparto su mano de un golpe.

Me mira fijamente a los ojos antes de sonreír ladino y decir:

-¿Quieres saberlo? Bien, te lo contaré. Ella mató a tu madre.

Revelación (Las Crónicas Del Reino de La Gema Oscura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora