.8

913 134 90
                                    

Su rostro estaba tan serio, leyendo cada una de sus palabras dichas ante todo el mundo.

Había hecho una campaña para recuperar a Frank.

Había volanteado toda la ciudad y los periódicos llevaban sacando ese encabezado durante ya más de tres dias; así que Mikey fue a verle.

Ahora ambos tomaban café mientras el pelirrojo terminaba de leer todo el artículo.

Al final, presionó sus labios y miró a su hermano.

- Y como está Rowan?- Preguntó con una sonrisa ladina. El rubio relamió sus labios sin expresión asintiendo.

- Muy bien. Kristin me ha preguntado por ti. Quiere que vayas a conocerla de una vez.- Gerard asintió tomando tu taza de café para dar otro sorbo.

- Ya iré. La próxima semana vuelvo al trabajo y quiero asegurarme de que cuando vuelva, él siga aquí- Michael resopló poniéndose de pie para ir dejar la taza vacía en el lava platos, volteando a verle entonces con los brazos cruzados.

- Solo encadénale a la habitación que le corresponde. Deja de confiar así en las personas, va a apuñalarte por la espalda.- Afirmó. 

- Mikes... Eso no lo sabes!, él puede cambiar!, él puede amarme!- El rubio chasqueó la lengua caminando hasta él y tomándole del mentón para hacer que el mayor le mire, alzando el periódico a la vez.

- Cuando el vea esto, hará hasta lo imposible para salir de aquí y huir de ti. Acaso eso es lo que quieres!?- Sus verdes enseguida se llenaron de terror negando repetidamente mientras suspiraba bajito de alivio cuando el menor le soltó. - Lo querías para ti, ahora lo tienes. Lo querías enamorar, pero eso aún no es posible. Esta casado y tiene tres hijos, recuerda que no será fácil. Gerard, entiende que no puedes confiar plenamente en él, nunca. Te hará daño si se lo permites!- Le señaló su hermano.- No se lo permitas, por qué si lo hace, lo voy a matar.- Su rostro palideció negando enseguida y poniéndose de pie para así abrazar al rubio.

- Gracias Mikes... Enserio. Pero voy a estar bien. Él va a enamorarse de mí, ya lo verás. Promesa.- Aseguró. Entonces el cuerpo del menor se relajó enseguida dejando que el abrazo de su hermano le trajera tranquilidad, como siempre.

Él amaba a Gerard. Era su hermano mayor y lo amaba mucho.

Haría lo que sea por él, y solo quería confiar en sus palabras por qué si no, tendría que soportar la infelicidad en esos ojos esmeraldas cuando matase al tatuado.

Mikey se separó de él sonriéndole a medias y asintiendo.

- Me voy. Te cuidas y dile al enano que lo estaré vigilando.- Advirtió. Gerard soltó una risita asintiendo repetidamente mientras acompañaba al rubio a la puerta.

Cuando Mikey se fue, Gerard rió dando saltitos hacia la segunda planta, abriendo su habitación y encontrando al castaño con su guitarra favorita, tocando algunos acordes.

Cuando sus avellanas le vieron acercarse enseguida, paró de tocar y se dedicó a seguirle con la mirada.

Se sentó junto a él y sacó una llave de su bolsillo quitándole la cadena en el tobillo izquierdo.

- Ya se fue.- Rió espontáneo. Aunque a Frank ya no le molestaba tanto. Empezaba a acostumbrarse a aquella locura que venía de la mano al pelirrojo.

- Bien, por qué ya me entumí aquí. Apúrate.- El pelirrojo reía de nuevo ayudándole a pararse mientras con cuidado dejaba la guitarra en su funda y era jalado por el pelirrojo hacia la planta baja.

Vio que la luz que se colaba por la ventana ya era oscura; el reloj marcaba las nueve.

Se sentó en el sofá sin mucho ánimo, pues cada día que pasaba se sentía como un muñeco al que Gerard cuidaba más que una persona.

Enfermiza Obsesión. ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora