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Cuando la puerta se abre, Gerard ya sabe que su hermano está ahí parado, esperándole con los brazos cruzados y una cara demasiado seria.

Y si, lo comprueba segundos después al alzar la mirada.

- Hola Mikey- Alza una mano moviendo los dedos de un lado a otro mientras sonríe ampliamente. Su otra mano está ocupada por varias bolsas del súper mercado.

- Hili miiki- Imita el rubio haciendo una cara agria.- Me vas a explicar en este momento por qué tardaste cinco horas en inscribir a Bandit e ir al súper?- Gerard chorrea su sonrisa y suspira. Ve la hora. Ya pasan de las seis de la tarde, y solo quiere darse un baño para luego ver a su princesa e ir a dormir. Ya mañana vería con que entretenerse y luego al día después de ese, inventarle algo a su hermano para que cuidara de Bandit pues el vería a su Frank.

El problema recaía en, claro, estúpido Gerard; se regaña mentalmente.

Sabe que es imposible engañar, al menos para él, a Mikey Way.

- Yo... Bueno...- Empieza a balbucear cosas sin sentido, viendo a su hermano acercarse a él, escuchándole más atento a lo que en verdad quiere decir entre sus incoherencias.

- Ya!- le grita.- Para ahí, retrocede a donde dices blah vi a Frank blah lo seguí.- Gerard abre la boca y busca una salida desviando la mirada a varios puntos de la habitación.

- Y Ray?...

- No metas a mi macho en esto. Qué mierda hiciste!?- Gerard respinga bajando la mirada con algo de remordimiento. Se muerde el labio escuchando un suspiro cansado de Mikey.- Vamos. Tuve que llamarle a Kristin para pedirle más tiempo por qué cree que sigues en depresión.

- Lo siento.

- No te disculpes. Mejor dime que fue lo que pasó, ahora!- Expresa sin paciencia. El pelirrojo se mueve de un lado a otro pasando de largo al rubio para llevar las bolsas de compra a la mesa de la cocina. Suspira y voltea viendo entonces a Mikey tras suyo, recargado en el umbral.

- Fui a inscribir a Bandit, vi a Frank, le seguí. No pude resistirme Mikey... No era yo!

- Si... Si. Está bien continúa.- Le dice con tranquilidad. Gerard asiente.

- Luego su esposa me vio.

- Qué!?- El grito es tal que no tardan en escuchar una voz desde la segunda planta perteneciente a Ray.

- Calma, déjame terminar, si?- Sus ojos se incendian y aprieta los puños con fuerza. Solo puede ladear el rostro.- Ella me vio, si. Pero cuando Frank lo hizo enseguida le inventó algo para sacarme de ahí. Condujo hasta un parque y ahí... Hablamos un poco.

- De qué exactamente?- Gruñó entre dientes.

- Qué está pasando?- Interrumpe el moreno bajando apenas.

- Ahora no Toro.- Espeta el rubio.

- Amm... Yo le pedí perdón Mikey, enserio. Le dije que le amaba y que por eso entendía que fuera la ultima vez que nos veíamos. Tal como tú me aconsejaste.- Le aclara. Michael aprieta los labios y relaja los músculos.- Entonces él me dijo que igual me ama... Me besó...- Confiesa. Y no evita que una tonta sonrisa surque sus labios. Está más que feliz. Mikey lo ve, Ray lo ve.- M-me dijo que lo vea en un sitio... Este...- Saca enseguida su celular mostrándole la dirección a su hermano.- En dos días.- Termina.

Los ojos del rubio se pasean por la dirección y luego ve a su pareja. Este se encoge de hombros y le sonríe.

Ya sabe, y aunque le aconseje, sabe que ese rubio suyo ya cayó. Ama tanto a su hermano, que es capaz de todo por él.

Enfermiza Obsesión. ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora