"Familia"

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—Ella es mi madre —solté sin razonar las consecuencias de aquello.

Los ojos azules de Ben se centraron en mi totalmente escandalizados, se acercó a la puerta dejando entrar apenas un halo de luz para cerciorarse de que su entrometido padrastro no estaba rondando cerca. Hasta ahora me agradaba pasar tiempo con Ben cuidando a Harper y Finley, al parecer al señor Lockwood no le agradaba del todo tenerme casi como una huésped en su casa, pero él no podía detenerme.

Ben se había quedado en silencio luego de cerrar la puerta de nuevo.

Tal vez darle la noticia de esa manera no había sido lo correcto, pero necesitaba su ayuda.

—No entiendo —agregó una vez sentado en el suelo con uno de los animales de felpa en el suelo.

—No estoy segura de cómo sucedió, únicamente estoy segura de ser su hija, tú y yo somos hermanos.

Hecho la cabeza hacia atrás con un suspiro sin agregar nada por el momento.

—Quiero tu ayuda Ben —me atreví a pronunciar con apenas un par de minutos en segundos.

Tal vez él y yo compartíamos ciertas cosas, yo era la única chica de familia y él era el único chico, ambos estábamos en el medio de la familia.

—No entiendo.

—Papá no puede quedarse en el país, debemos irnos, no estoy segura a dónde... pero es un lugar muy lejos y podré volver a ver a...

— ¿Mi madre?

—Tambien es mi madre, quiero pasar tiempo, tanto como no pude hacerlo antes.

— ¿Tú quieres quedarte? —me cuestiono con la voz temblando.

—Quiero estar con ella tanto como ustedes.

—Escucha Paris, debes pensar con cuidado.

—Ya no necesito pensar.

La cabeza me había dolido luego de saber sobre la notícia, ella era mi.madre y yo deseaba estar a su lado, necesitaba recuperar el tiempo perdido sin ella, tenía tanto derecho como ellos a reclamar su tiempo.

—No es tan simple como piensas, ni siquiera sabemos si ellos han hablado sobre esto, puede parecer fácil decirlo,  es difícil actuar.

—Por favor.

—Quiero apoyarte en esto, realmente lo deseo, no obstante, este asunto no es como ir de fin de semana y volver.

Me quedé en silencio, sin argumentos, palabras o pensamientos y con las ganas de volver a estar entre sus brazos por un largo tiempo, ella era mi madre, apenas podía creerlo, tenía una madre a quien le gustaba estar cerca de mí, a quien mi padre amaba profundamente.

—Paris —se levantó del lugar en donde se encontraba y se acercó con cuidado hasta donde me encontraba, me acarició el cabello y me dió un beso en la frente—. Lo siento, también te entiendo...

—No —le interrumpí—. Tú no puedes entenderlo, pasaste cada día de tu niñez junto a tu madre, ella se encontraba a tu lado cada noche cuando la oscuridad te asustaba. Amo a mi padre, lo amo con toda mi alma, pero cuando él no estaba ella tampoco estaba ahí, cuando tuve miedo de quedarme sola —traté de contener un sollozo—, ella no pudo estar ahí, ahora quiero estar entre sus brazos como si los monstruos del armario pudieran asustarme de nuevo.

Coloque una de mis manos sobre mis labios, me miro directo a los ojos, nunca me habían parecido tan familiares como en esos momentos.

—Amo a mi padre, lo amo con toda mi alma, lo juro, pero cuando él no estaba ella me hizo mucha falta, no quiero sentir ese vacío de nuevo —una lágrima resbaló por mi mejilla, la limpió con delicadeza para luego abrazarme.

Ese era mi hermano, como Prince, como Riley, Blanket, Harper y Finley. Todos éramos parte de una familia divida en dos partes por los juegos del destino.

—Intentaré ayudarte, lo prometo.

Ese susurró logró eliminar la neblina sobre mis pensamientos, una ligera sonrisa se dibujo en mi rostro.

—Han llegado por ti —La voz áspera de Lockwood impregnó el aire de animosidad.

El cuerpo de Ben se puso rígido, yo aún no tenía manera de enfrentarme a él, me sorprendía su odio por mi familia, ni siquiera nos conocía, pero aún así nos miraba con desprecio desde el primer instante.

—Te veré después —le dije a Ben terminando el abrazo.

—Iré a visitarte mañana, a las niñas les encantará salir de casa.

Lockwood soltó un suspiro impregnado de molestia para obligándome a salir de su amado hogar, Ben me dió un beso en la frente para acompañarme hasta el umbral de la puerta principal en donde se encontraba uno de los guarda espaldas esperando por mí.

—Ve con cuidado —gritó Lockwood mientras me acercaba a la puerta del automóvil diciendo adiós con la mano. intenté sonreírle sin poder lograr nada lejos de una mueca de extrañeza.

Una vez dentro del vehículo la sonrisa de los hombre al frente le quitaron la tensión a mis mejillas por el comentario del esposo de mi madre, el último de los hombres subió abroche mi cinturón de seguridad, nos pusimos en marchar alejándonos rápidamente de esa hermosa casa blanca en donde las rosas marchitas anunciaban la guerra dentro de los muros y las puertas no eran suficientes para alejarse de quien no se deseaba tener cerca. La carretera me pareció tan desconocida como el lugar en donde estaba durmiendo, debía acostumbrarme a eso, al parecer nunca más podría volver a mi hogar.

—Paris, agacha la cabeza —susurro quien estaba sentado en el lugar de copiloto—, sujetarse fuerte del cinturón y no te sueltes por ningún motivo.

Prácticamente estaba susurrando, sus palabras me causaron un dolor intenso en el estómago, obedecí sus órdenes sin pedir explicaciones, me quedé en silencio mirando mis zapatos y esperando a entender cuál verá la razón de estar ocultandome. Escuché un estruendo, el hombre a mi lado cubrió mis oídos haciendo presión en mi cabeza, podía escuchar mi respiración irregular cubriendo los demás ruidos a mi alrededor, no comprendía nada, únicamente nos veía dar vueltas sin control, me golpeé la cabeza contra el metal del techo, fracmentos de vidrios pasaban frente a mi rostro mientras pude mantener los ojos abiertos.

Había soltado el cinturón de seguridad, no podía saber en dónde me encontraba y tampoco veía nada lejos de esas luces brillantes, ¿Qué había sucedido? ¿Cómo había sucedido?

—¡Paris! —los escuché llamarme pero... no estaba segura de si aquello era verdad o un simple sueño. 

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora