The Arrival.

Capitulo 29: Ser como soy. (FLASHBACK)

CONNOR
Me desperté a las 12 del día. Ultimamente no sabia que hacer, todo mi día era rutina. Una rutina que no cambiaba. Tampoco podía sacarme a Anna de la cabeza. Ya habían pasado 6 meses desde que se fue y no había sabido nada de ella. Adam se fue de la ciudad con Lily, por lo que a ellos ya no los veía. Kim y John se separaron por lo que era incomodo juntarse con los dos, ademas nunca tuve un vinculo muy cercano a ellos dos. Emma se mudó a Nueva York por alguna extraña razón. Dani y Ezra también se separaron y ambos fueron por sus respectivos caminos. Dani se fue a estudiar a una escuela de música en Inglaterra, mientras que Ezra se mudó a las afueras de España y comenzó una banda que era "exitosa".

Era el único que quedaba en España tal como se graduó. Era el único que todavía no sabia que hacer o que estudiar, y para mas, estaba solo.

Salí de la casa de mis padres y caminé hacia el restaurante de comida rápida al que siempre iba. Me senté en la misma mesa que todos los días y pedí la misma comida que todos los días. La mesera me dio un vaso de agua como todos los días y se fue. Nada cambiaba en mi rutina, claro, hasta este día.

-Disculpa, ¿Puedo preguntarte algo de la forma menos psicopata posible?-dijo un chico de cabello castaño claro.

Lo miré extrañado.

-Veras.-dijo mientras se sentaba en frente mío.-No pude evitar notar que vienes todos los días, a la misma hora, te sientas en el mismo asiento y pides lo mismo cada día.

Lo miré extrañado.

-Lo sé, extraño. Pero cuando llegas a una ciudad nueva, conoces lugares nuevos y comienzas a observar. Observar no solo a tu alrededor sino también a las personas que lo rodean. Y tu, resultas ser una de esas personas.

-¿Una de esas personas?-dije jugando con la servilleta

-Pues si. Pude notar que todos aquí siguen una rutina. Una rutina que no cambia ni por lo mas mínimo. Observa.-dijo moviendo su cabeza.-Ese chico de allá, se va a arreglar la corbata, luego mirará su reloj y se irá.

Miré hacia donde estaba el chico y lo vi hacer todo lo que había dicho.

-Tienes mucho tiempo libre.

-Nueva ciudad, mudanza, se genera bastante tiempo libre.-ambos reímos.-Disculpa, soy Brandon.-dijo alzando su mano.

-Connor.-le estreché la mano.

-Mira, te propongo un trato. ¿Por que no salimos de aquí, saltamos tu rutina y hacemos algo que sea entretenido?

Me burlé.

-¿Que? ¿No lo ves posible?

-No. Yo no soy así, yo soy mas...

-¿De la rutina?-tomó un sorbo de mi agua.-Si, lo supuse.

-¿Que significa eso?

Empujó el vaso de agua hacia mi.-Que eres igual a los demás.-se levantó de la mesa lentamente.

-Yo no soy igual a los demás.

-Demuéstralo.-dijo girándose.-Sal de esa rutina y se alguien. Rompe tu rutina cada día, y serás un poco mas feliz cada día. Te lo aseguro. Te esperaré afuera 10 minutos si es que cambias de opinión.-dijo saliendo del restaurante.

Yo no lo dudé en ningún momento. Me levanté y le seguí. Me subí a su coche y comenzó a manejar.

-¿Adonde vamos?-dije

-Tranquilo, al menos ya hiciste un avance.

-¿Que?

-Te levantaste de ese asiento y te subiste al coche de un extraño.-dijo riendo.

Reí nerviosamente.

-Tu me acompañarás por ahí.

Comenzó a manejar y después de horas recorrimos la mayoría de Madrid. Al día siguiente, recorrimos mas lejos, y el día siguiente, y el día después de ese, y el día después de ese. No me había divertido así en años. Corrimos por todos lados, saltamos, recorrimos en coche e incluso volamos.  

Pasaron los días, meses y Brandon ya era mi mejor amigo. Hacíamos todo juntos, incluyendo salir a buscar chicas.

La amistad de Brandon y yo nunca se había puesto a prueba, porque quizá, nunca fue necesario. Hasta ese día. Llegué a casa de Brandon.

-¿Está Brandon?-pregunté

Su padre me hizo una seña de que no sabía. Brandon vivía con su padre, ya que su madre murió cuando Brandon nació. El padre de Brandon nunca fue cercano a él. Si supiera, diría que ni siquiera lo quería. La única razón por lo que lo mantenía era porque le prometio a su madre que cuidaría de Brandon hasta que Brandon muriera. El único que se preocupaba de Brandon era su abuelo. Su abuela lo cuidaba hasta que ella falleció.

Subí las escaleras y vi la habitación de Brandon, cerrada. Me acerqué y toqué.

-¿Brandon?

-Marco te dije que no quiero nada.-Marco era el padre de Brandon.

-Soy Connor.-dije.-Te he estado llamando.

Se escuchó un golpe de cosas y como le quitaban el cerrojo a la puerta. En un segundo apareció Brandon. Tenia los ojos rojos y me miraba atentamente.

-¿Que haces aquí?

-Pues vine a verte.-dije

-¿Por que?

-¿Como que por que? No contestabas mis llamadas.

-Si tu papa no contesta las llamadas, ¿lo iras a ver al trabajo?-dijo

-No.

-¿Y por que vienes a verme a mi entonces?

-Porque eres mi amigo, y me preocupas.

-¿Te preocupo?

-¿Que clase de pregunta es esa? Claro que me preocupas.

Brandon frunció el ceño.

-¿Que?-dije

-Ningún amigo que he tenido se ha preocupado de la forma en que tu lo haces.-dijo invitándome a su cuarto.

-¿De la forma que lo hago yo?

-Si, hasta el punto de venir aquí, porque no estoy contestando el teléfono.-dijo cerrando la puerta.

Entré al cuarto de Brandon y pude ver que tenia muchas frases. Pero solo una me llamo la atención.

-Mi abuelo me lo decía cada día. La acabo de colocar.-dijo al notar que veía la frase.

-¿Por que?

Brandon se sentó en su cama.

-Por mi abuelo, falleció Connor.-dijo.-Falleció y no pude ni despedirme. Porque el idiota de abajo, pensó que no era necesario.-dijo mientras pateaba el piso.

-Hey, tío, tranquilo.-dije

Brandon comenzó a llorar. Me acerqué a el y le puse un brazo encima. Brandon me miró extraño, no estaba acostumbrado a recibir afecto. Pero después de un rato se relajó y lo aceptó.

Desde ese día, Brandon y yo decidimos todo juntos. Hablamos de mudarnos. Conseguimos trabajo con su tío en su ferretería y conseguimos dinero.

Con el tiempo, Brandon comenzó a ser mas alegre, era como si su tristeza se hubiera esfumado para no volver. Y ahí me di cuenta, el abuelo de Brandon tenia razón. Nada dura para siempre, ni la tristeza. Solo eres tu el que puede hacer que se acerque el fin o se aleje.