Velada perfecta

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Narra Guillermo.

Comenzamos a conversar mientras comíamos, Samuel sujetaba mi mano, estaba siendo una tarde increíble, rodeada de amigos, playa, un atardecer precioso.

—Chavales, con vuestro permiso, entraré al agua. —Alex se levantó de su lugar, quitó su camisa y corrió al mar. Rubén, quien no quiso quedarse atrás persiguió al bajito, tirando su playera antes de tocar el agua.

—Par de tontos. —reí cuando vi como el rubio se había abalanzado sobre el pequeño, sumergiendo ambos cuerpos. —¿Qué haces? —Samuel me cargó. —¡Ni se te ocurra De Luque! —me ignoró y corrió al agua. —¡Mierda! —el mar estaba helado, al golpear mi cuerpo causo un escalofrío, erizando mi piel. —¡Esta helada tío!

—¡Frank, Mangel, venga tíos! —Alex sobre los hombros del alto animaba a los chicos. —¡Hagamos una pelea! A ver quien cae primero. —los mencionados se miraron.

—Vais a perder. —Frank corrió con Mangel hasta la orilla.

Jugamos hasta el anochecer, el atardecer había sido remplazado por la resplandeciente la luna, las risas y el mar golpeando las rocas eran una combinación perfecta, si tuviera 3 deseos uno de ellos sería revivir este día una y otra vez, me sentía extremadamente feliz, todo era tan mágico, tan perfecto. Cansados de haber estado horas en el agua fuimos a donde nuestra manta estaba.

—Es de los mejores días de mi vida, esta semana es la mejor. —Frank se sentó mirando al cielo. —Ya hasta los considero mis hermanos. —reímos todos.

—Lo mismo digo. —Mangel limpiaba sus lentes, aparentemente se salpicaron a pesar de dejarlos sobre su playera.

—Hagamos una fogata. —Rubén se levantó rápidamente de la arena. Le dije donde posiblemente habría madera para que la hiciera y me acomodé en los brazos de Samuel.

—Gracias por tanto chiqui, es el mejor cumpleaños, te amo. —besó mi cien.

—Mereces más.

—Te merezco a ti. —deje un ligero beso sobre sus labios.

—¡Boys! Ayúdenme con esto, pesa un huevo. —el rubio se veía apurado, entonces Mangel y Frank corrieron a socorrerlo. —Vosotros, —señaló a los que permanecimos sentados. —a otro lado, no merecen este fuego que con arduo esfuerzo prendimos.

—Te dejo la habitación con jacuzzi, para que Mangel y tú hagan lo que quieran, ¿puedo quedarme?

—Me parece bien Alex, ¿que ofreceréis vosotros. —nos miró achinando los ojos.

—No habrá ruidos extraños por la noche. —Samuel respondió riendo.

—¡Jesu' quedarse! —Rubén intentó persignar su frente, pero en un intento fallido lo dejó. —Me vale, ¿tú tía tiene marshmallows Guille?

—Puedes averiguarlo en la alacena. —yo que iba a saber, no vivía aquí.

—¿Gustas algo más? Todo lo hago yo, vosotros sois unos perezosos. —se quejó mientras caminaba de vuelta a la casa. Después de un rato volvió, diciendo que con fortuna encontró unos, aplastados por una sartén, pero ahí estaban. —Esta semana es de las mejores que ha vivido.—mirábamos la fogata, algunas chispas brincaban sobre la arena. —No sé que penséis vosotros, pero siento que nacimos para estar juntos, siento que sois los hermanos que nunca tuve. —cogió una ramita para quemarla.

—Os dais cuenta que todos somos hijos únicos, como dato curioso. —el de lentes aportó.

—¿Eso que Mangel?

—Aclaré que era un dato curioso Alejandro.

—Lo que en verdad deberíais tomar en cuenta es que tenemos 5 días de conocernos y ya nos unimos de esta forma, nos restan unas 14 horas como máximo y ya los extraño. —odiaba la realidad, odiaba que las palabras del moreno fuesen ciertas. —Chicos, ¿volveremos a vernos?

Hospedado| Fanfic WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora