Capítulo 1

1K 41 7
                                    

—¿Puedo sentarme aquí?

Moreno, alto, delgado, muy atractivo a simple vista. Tomó asiento frente a mí, la tenue luz del bar iluminó sus masculinas y serias facciones, sus comisuras elevándose en una sonrisa ante mi respuesta:

—Si ya te has sentado, ¿para qué preguntas?—respondí en tono frío.

—Soy Zayn, ¿tu?

Bebí un sorbo de mi botella de Heineken, llevaba rato allí pensando, y la botella aún estaba a medias.

—Audrey.

—¿Audrey qué?—preguntó, girando uno de los aros que llevaba en la oreja izquierda.

—¿Por qué no te vas a otra mesa? Ve a jugar al pool o algo, no te quiero aquí.

El rió, pero yo no encontraba ninguna gracia en mis palabras. 
 
Siempre me molestaba con todos cuando me preguntaban tantas cosas, y más desconocidos.

—¿Eres mayor de edad?—cuestionó, cuando me vio bebiendo cerveza.

—No, tengo diescisiete.—A ver si con eso dejaba de molestarme. Pero no, se quedó ahí observandome con esos ojos marrones y brillantes clavados en mí.

—No deberías beber, muñeca.

—¿Y tu crees que a alguien de aquí le importa?

—Yo tengo diecinueve—contestó haciendo caso omiso a mi rechazo.

—¿Alguien te lo preguntó?—Miré por la ventana sucia a mi lado que daba al callejón, un hombre de treintitantos sujetaba una caja de vino en el aire mientras cantaba a los gritos junto a un basurero que parecía no haber recibido visitas del servicio de recolección en años. Cuando terminó su performance me saludó y guiñó un ojo. Me volví con una mueca de asco hacia Zayn, que seguía ahí sentado mirandome. Ignoré el hecho de que este se había robado mi Heineken y ahora bebía de ella como si nada, y me privé de levantarme y abofetearlo por el solo hecho de que no quería llamar la atención de todos los borrachos degenerados—¿Sigues aquí? Deja de mirarme, estúpido.

Sería un delito decir que ese chico carecía de belleza. La verdad era que se veía muy guapo con esa mirada fija y brillante, con esas pestañas como abanicos negros que se movían con la gracia y sensualidad de una mariposa al batir sus alas cuando pestañeaba; cuando apoyaba esos carnosos y besables labios en mi botella, cuando se relamía el exceso de cerveza y me observaba mientras lo hacía. Y su pelo se veía tan suave a pesar de la pobre iluminación del bar, que al mismo tiempo ensombrecía sus facciones duras y..."Estúpida, es uno de esos galanes rebeldes que buscan alguna perra para pasar la noche", me dijo mi voz interior.

—Para tu información, tu también me estás mirando, nena. No hagas tan obvio que te atrae esto—indicó, señalando su rostro. Nos quedamos en silencio, él me observaba, esperando a que le respondiera con mi típico tono cortante. Terminé complaciéndolo.

—No me atraes, para nada. Solo siento ganas de abofetearte.—contesté, inspeccionando mis uñas despintadas.

—Veo que tienes un carácter bastante...

—¿Irritante?

—No, no irritante. Un carácter bastante malo, como yo—sonrió de oreja a oreja, como si eso tuviera que aterrarme.

—No me das miedo, ¿sabes? No me da miedo hablar con un idiota pandillero que cree que conseguirá algo conmigo—le espeté, elevando el tono un poco más de lo que pensaba.

Otra grave carcajada fue soltada como respuesta.

—No quiero nada contigo, muñeca. Si quisiera sexo llamaría a una puta y ya—respondió con una risita que en un chico normal sonaría afeminada, pero que en Zayn era sensual.—¿Por qué ese carácter?—Otra vez con su interrogatorio policial.

Unconditionally- Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora