4. it's a dinner date then

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Al día siguiente, Louis despertó al rededor de las diez de la mañana, ya que era sábado y no tenía nada por hacer. A paso de tortuga, se levantó de su cama y fue hasta su baño a hacer sus necesidades y cepillar sus dientes. Preparó una taza de té y dos sandwiches de pollo para el desayuno. Todo era bastante común y tranquilo, como todos su sábados hasta que recordó sus planes para esa noche y le cayeron encima como un balde de agua fría.

Tomó su celular y vio que tenía dos mensajes de texto. Uno de parte de su mejor amigo y el otro era de Harry.

El de Zayn era sólo una imagen de una hamburguesa más grande que su cabeza con un "De lo que te pierdes".

Luego abrió el de Harry.

Harry: ¿Sigue en pié lo de hoy?

Louis: Por supuesto.

Harry, aún en la comodidad de su cama, sonrió al ver la respuesta de Louis. Ya quería que fuera la hora de ir a buscarlo.

—¿Pá, ya despertaste? —la voz de Dylan se escuchó al otro lado de la puerta.

—Pasa Dy —dijo con voz ronca y el niño abrió la puerta de su habitación, entró rascándose los ojos aún y subió a la cama de su padre, dándole un abrazo de oso, haciéndolo reír. —¿Qué quieres desayunar hoy? —Harry preguntó aún sin romper el abrazo.

—Waffles —dijo con una sonrisa.

—¿Seguro? ¿No prefieres panqueques? —preguntó de nuevo y Dylan negó con su cabeza.

—Nop, quiero waffles.

—Bien, serán waffles. Pero déjame dormir otro rato más —dijo cerrando sus ojos una vez más y apretando más a Dylan en el abrazo.

Y eran esos momentos, en los que tenía a su pequeño y más adorado tesoro entre sus brazos, los que Harry más amaba. Dylan era lo mejor que le había pasado en su vida, y no importaba si su carrera dejaba de avanzar, si sus fans dejaban de apoyarlo, no importaba nada de eso si tenía a Dylan a su lado. Nada se comparaba a la felicidad que sentía cada vez que lo veía sonreír, el orgullo que sintió cuando dijo su primera palabra, cuando dio sus primeros pasos, cuando obtuvo su primer sticker en forma de estrella en el kinder, o cuando comenzó a jugar fútbol, y cuando descubrió que también podía cantar. Para él, Dylan era su mayor orgullo, era un hijo perfecto según él, y siempre haría lo posible por darle lo mejor, por hacerlo feliz.

Ambos se quedaron dormidos de nuevo hasta que, media hora después, el ringtone del celular de Harry los despertó. Sin abrir los ojos, el dueño del celular pasó su mano por la cama en busca del dispositivo, hasta que lo encontró y desvió la llamada. Luego vería de quién se trataba.

—Vamos por esos waffles morsita —sacudió los rizos de Dylan para que se levantara y fuera a cepillar sus dientes al igual que él.

Los dos bajaron las escaleras y entraron a la cocina, Dylan se sentó en una de las sillas altas del mesón donde siempre desayunaban mientras Harry preparaba su té y la mezcla para los waffles.

—Dylan, ¿puedes abrir dos bananas por favor?

—Voy. —hizo lo que su padre le pidió y puso ambas sobre un plato, en el que Harry comenzó a picarlas después de vaciar la mezcla en la wafflera. Mientras hacía esto, el menor preguntó: —¿Llegarás tarde hoy?

—No lo creo, a media noche tal vez. Lux te ayudará a hacer las tareas. Cuando llegue ya tienes que estar en la cama, ¿ok? —Dylan asintió y la wafflera sonó indicando que ya estaba listo el desayuno. Harry puso cada uno en un plato y puso trozos de banana sobre ambos y trozos de fresa sólo sobre el suyo ya que a Dylan no le gustaba la fresa.

Soccer Trainer (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora