02. kick their ass!

402 51 9
                                    

Pasaron los días hasta que llegó aquél importante partido de Dylan, quien se encontraba en la puerta de su casa con su balón en mano gritando hacia las escaleras en un intento de lograr que su papá se apresurara.

—¡Papá vamos a llegar tarde! —gritó con todas su fuerzas.

—¡Ya voy, ya voy! —anunció el mayor bajando por las escaleras de la manera más rápida posible.

—Tú no eres mi papá, eres mi mamá.

Hablando de mamá, Dylan no tenía una, por supuesto. O sí. Hace ocho años, cuando Harry había terminado apenas la gira para promocionar su segundo álbum y estaba comprometido con Jackson Wells, ambos tomaron la decisión de tener un hijo. Y aunque les gustaba la idea de adoptar, prefirieron alquilar un vientre. La semilla de Harry fue la que insertaron en aquella mujer, por eso su hijo era casi idéntico a él. Nueve meses después, el pequeño Dylan estaba en sus brazos y los de su prometido. Sin embargo, un año después la relación entre Jackson y Harry dejó de funcionar, por lo que terminaron por acuerdo mutuo y ya que aún no estaban casados, decidieron que Dylan viviría con Harry y Jackson lo visitaría y compartirían tanto tiempo como Dylan quisiera. Luego resultó ser que Jackson y Mónica, la mujer que había alquilado su vientre para tener a Dylan habían comenzado una relación. Un total enredo. Muy tristemente, Jackson y Mónica sufrieron un accidente automovilístico que acabó con la vida de ambos. Todo aquello ocurrió cuando Dylan era aún muy pequeño para entender ese tipo de cosas. Aún así, estaba al tanto de todo, pero al no tener muchos recuerdos, por no decir que ninguno, no se sentía mal por eso.
Era un niño completamente feliz y Harry se encargara de que siempre fuera así.

—¡¿Por qué te detienes?! ¡Tenemos que estar en la cancha antes de las cinco y son las cuatro y cincuenta! —Dylan estaba entrando en crisis cuando su padre se detuvo unas calles luego de salir de su edificio. Harry rió por la histeria de su hijo.

—Cálmate campeón, Niall y Nick querían ir a verte y me pidieron que pasara por ellos.

—¡Pero ellos tienen su propio auto!

—Si te sigues estresando así vas a tener tu cabeza llena de canas antes de los véinte. Ahí vienen —Harry señaló por la ventana a los dos hombres que salían de la mansión frente a ellos.

—¿Qué hay DyDy? ¿Listo para patear traseros? —saludó Nick con ese apodo que Dylan odiaba, revolviendole el cabello.

—¡No me llames así! —el niño gritó con furia.

—Uy, gruñón como el papá en sus días. —comentó Niall.

—¿Ya nos podemos ir? —preguntó Dylan irritado.

—Aún faltan... —Harry comenzó a decir cuando su hijo lo interrumpió.

—¡¿Ahora somos autobús?!

Niall y Nick largaron una carcajada.

—Alex y Kate —el menor en aquél auto empalideció por unos segundos para luego convertirse en un tomate al escuchar ese nombre.

Harry rió y encendió de nuevo el auto —No es cierto, ellas nos verán en la cancha.

Los cinco minutos restantes de camino Dylan no hacía nada más que mirarse en el espejo del retrovisor tratando de acomodar sus rizos mientras los tres hombres le hacían bromas que él ignoraba. A decir verdad, ellos parecían hermanos, pero no se sabía quienes eran los mayores y quién era el menor por sus actitudes.

—¿Dónde están, dónde están? —preguntó Dylan con un tono demasiado emocionado una vez estuvieron en el campo.

—Allá —dijo Nick señalando a una mujer castaña y bastante hermosa cerca de los treinta, Alex, junto a una niña realmente parecida a ella que se encontraba comiendo un algodón de azúcar, Kate. Ambas sentadas en la primera fila de las tribunas, junto a tres asientos más vacíos.

Soccer Trainer (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora