El guapo abogado ojiverde, Harry Styles tiene las ideas muy claras y además tiene un sueño muy altruista, el cual le traerá sorpresas inesperadas y también muy agradables, aunque inevitablemente también mucho sufrimiento.
Louis Tomlinson por el cont...
Louis no quería irse, quería quedarse allí para siempre con Harry.
Los dos tumbados y abrazados en el sofá y Harry ahora debajo de él, quién dormía plácidamente pues se había quedado dormido, después de besarse y acariciarse hasta que les dolieron los labios.
Escuchar la respiración del abogado era una hermosa melodía para él pero el deber lo llamaba, por lo que recordó que había dejado a Thomas solo en la cafetería y seguro que no podría con todo.
Tras suspirar con resignación, este dio un beso corto en la boca a Harry, luego se levantó y finalmente se fue.
Cuando llegó a la cafetería, minutos después, ésta estaba hasta los topes y un más que atareado Thomas volaba de un lado para el otro sin descanso, atendiendo las demandas de los clientes.
Louis le sonrió en señal de conformidad y enseguida se puso el delantal para atender también.
El ojiazul sonreía mucho, estaba muy contento, incluso sus clientes lo notaron, por lo que comenzaron a preguntarle a que era debido su gran sonrisa y el brillo que tenía en sus ojos.
Louis se moría por decírselo pues era demasiado increíble pero no podía hacerlo, ya que debía silenciar su boca, aunque su corazón no cesara de bailarle en el pecho.
(...)
Harry se despertó y vio que estaba solo en el sofá, entonces por un momento creyó que lo había soñado todo, pero no, era real y Louis lo amaba.
Tembloroso se tocó los labios, los cuales aún estaban sensibles de haber besado hasta quedar exhausto.
Esbozó una sonrisa y a continuación miró su teléfono pero no había mensajes.
—Seguro habrá ido de nuevo a la cafetería.
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Nuevamente se dejó caer en el sofá y volvió a dormirse, mientras en su mente se recreaba una y otra vez, la maravillosa hora que habían pasado juntos.
Poco antes de cerrar la cafetería, este decidió levantarse e ir en busca de Louis pues no quería dejarlo solo, ya que era peligroso.
El abogado se sentó en la barra y un más que tímido y sonriente ojiazul, le puso un café entonces le guiñó un ojo y le correspondió con otra gran sonrisa.
Deseosos de volver a sentirse, estos esperaron a que los últimos clientes se fuesen, para así quedarse solos para poder besarse y tocarse nuevamente.
Harry no le quitaba el ojo de encima a Louis, lo desnudaba con la mirada y el barman disfrutaba con la cara de vicioso que ponía, era tan jodidamente sexy.
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