Brianda despertó a las cinco de la mañana por el ruido incesante de la vibración del teléfono móvil sobre su mesilla de noche. En un primer momento ella creyó que era su teléfono, pero después vio que no podía estar más equivocada.
Era el teléfono de Oliver y la llamada no podía ser más desafortunada: Raquel.
Había hecho otras dieciocho llamadas, pero, dado que tanto Oliver como Brianda habían quedado exaustos por su noche de pasión, él no lo había escuchado vibrar en la mesilla antes ni ella tampoco.
Un tanto molesta, Brianda despertó a Oliver con un pellizco en la mejilla. Éste, que no entendía nada, la miró con incredulidad.
"¿Qué ha pasado para que esté así?" se preguntaba a sí mismo mentalmente, tratando de entender. No le dio tiempo a preguntar, ya que nuevamente entró otra llamada y Brianda le tiró el teléfono encima.
Oliver arrugó el entrecejo, pues él no tenía ni idea de por qué le estaba llamando a esa hora aquella loca mujer.
-Brianda te juro que no entiendo qué hace llamándome a esta hora -dijo tratando de explicarse.
Pero la rubia estaba lejos de dejarle hablar.
-Vamos, responde a tu amante. Total, nunca ha salido de esa posición, ¿o sí? -espetó Brianda visiblemente enfadada.
-No, yo no he tenido nada que ver con ella desde que tuve aquel desliz hace años y no hubo un solo día que no me arrepintiera. Tienes que creerme, Brianda. -Oliver hablaba en tono de súplica.
Brianda no se pronunció al respecto, pero cuando entró otra llamada nuevamente, decidió contestarla ella misma.
Al descolgar, ni siquiera pudo hablar, pues Raquel ya hubo tomado las riendas de la conversación.
-¡Oliver, hasta ahora me contestas!, ¿Dónde te crees que puedes meterte? ¡He venido a buscarte a tu casa y Rosi me ha dicho que no estabas! ¡Espero que tu explicación sea coherente! -la voz chillona de Raquel mezclada con sus gritos hizo que no fuera necesario poner el altavoz, Oliver pudo escuchar todo.
El hombre se disponía a responder cuando Brianda se le adelantó, dejándolo helado.
-Oliver está en su casa, con su esposa y su hija. ¿Quién te crees tú que eres para llamar a mi marido a esta hora y reclamarle? ¡Te recuerdo que la señora Anderson soy yo! -la ira y el enojo eran claramente percibidos tanto por Raquel al otro lado de la línea como por Oliver que estaba sentado en la cama al costado izquierdo de Brianda.
-Si vuelves a llamar a mi marido a esta hora, no tendré piedad de ti, Raquel. ¡Respeta a los maridos ajenos! -sin más, Brianda colgó.
Le devolvió el teléfono a Oliver y se acostó nuevamente, dejándolo con la palabra en la boca.
"¡Maldita mujer! Pero que ni crea que voy a dejarle a Oliver nuevamente. ¡Si quieres guerra, la tendrás, Raquel!" pensó Brianda para sí teniendo claro que no dejaría que esta vez nadie arruinase su matrimonio.
Detrás suya, Oliver no pudo evitar sonreír. ¡Al fin había sacado su mujer las uñas!.
Y no sabía que tan bueno o malo era eso, pero al menos ya sabía que ella lucharía por él así como él lo haría por ella.
Se acostó nuevamente y la abrazó desde atrás, besando su nuca después y quedándose ambos dormidos al instante de nuevo.
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Por la mañana, Milagros corrió a la habitación de su madre y no pudo evitar gritar emocionada al ver a su padre dormido al lado.
Saltó sobre ambos en la cama, despertándoles entre risas.
Brianda miraba a Oliver haciendo cosquillas a la pequeña y supo que las cosas estaban como debían estar.
Unos minutos después, Shara llegó por la pequeña para bañarla y alistarla para el colegio. Brianda y Oliver aprovecharon también para bañarse y, cuando Brianda se estaba maquillando, Oliver le hizo saber que no tenía ropa limpia que ponerse. Brianda señaló al armario y, cuando Oliver lo abrió, encontró su ropa.
Miró incrédulo a su esposa y ella se rió, divertida.
-La otra vez pensé en perdonarte, pero apareciste con Raquel y cambié de opinión. -explicó ella.
Oliver asintió, dándose cuenta de cuán grande fue su metedura de pata aquel día.
Se vistió con un traje gris claro y una camisa azul claro. Luego ambos bajaron a desayunar y Milagros estaba esperándoles emocionada.
-Papá, mamá, ¿Me váis a llevar los dos al colegio?, ¡Hoy puedo ser una niña normal! ¡Como Adriana! -la niña prácticamente saltaba en la silla mientras tomaba sus cereales con leche.
Brianda se sintió todavía más culpable al oír esto y canceló su junta de socios para darle gusto a su hija. Se lo debía.
-Si es tu deseo, entonces mamá y yo te llevaremos -confirmó Oliver a su hija.
Ella saltó al cuello de su padre, con una sonrisa enorme que ambos compartían.
-Yo no estoy deacuerdo, niña. Siempre la llevamos nosotros -dijo Shara.
-No estoy para discusiones, Shara. Ya has oído al señor. -Brianda fue muy clara y eso molestó más aún a su ama de llaves.
Por alguna razón, Shara detestaba a Oliver y en su cabeza empezó a maquinar la forma de sacarle nuevamente de la vida de su jefa...
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Cuando Éramos Tú Y Yo
FanfictionBrianda era una chica normal, marcada por el pasado. Un accidente cambió su vida. No solo perdió sus recuerdos, sino algo más grande, de lo que ella no es consciente... Pero un buen día, como por arte de magia, Oliver Anderson aparece en su vida par...