Cαpιτυlσ 47

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James no mentía, aquello era un paraiso para cualquier adolecente. Chicos y chicas bailando con poca ropa -incluso algunos sin ella-, la parte del altar se había convertido en un bar abierto, el espacio del coro como cabina de Dj. Era magnífico a la vista adolecente, aquellos cuadros y esculturas religiosas hacían esto aun más excitante, causando un morbo gigante en el que entraba. Sin duda lucía fantástico, lo que más resaltaban eran las murallas, habían puesto cajas de huevo para filtrar el sonido, pero había hecho arte sobre ellas... Graffitis expresando justamente la escencia del lugar, angeles y demonios retratados en un mismo mural en escenas un tanto perturbadoras para cualquier adulto o persona nueva en el lugar.

* Mis padres tendrían un ataque si vieran este lugar *

-Vámonos.

-¿Qué? ¿No te gusta?

-¿Cómo podría gustarme? ¿Acaso no ves que esto es una iglesia?- Gritó para que él pudiese oírme.

-Si, por eso puedes hacer lo que quieras y luego confesarte.

-Esto es lo más repugnante que he visto en mi vida. Llevame a casa.

-Hasta las 4 los chicos no se irán, y caminar no es una opción para mí.

-Entonces me iré sola.

-No- La agarró del brazo- A mí de mi primera también me sorprendió pero de hecho aquí me siento más seguro que en cualquier otro club, bar o lo que sea. 

-Esto es simplemente demente.

-Déjame mostrarte un poco, no puedes juzgar un libro por su portada.

-Está bien pero antes necesito beber algo.

-Vamos a la barra.

-¿No hay agua?- James estalló en risa.

-¿De qué te ries?

-No puedes beber agua en una fiesta.

-¿Por qué no? 

* Mi'erda. Es tan inocente que tengo unas ganas inmensas de corromperla * 

-¿Qué tal una bebida baja en alcohol?

-Bueno, necesito poner algo líquido en mi lengua.

James se rió en tanto la llevaba de la muñeca, sus pensamientos con aquel comentario eran sucios, pervertidos y bulgares, él simplemente encontraba imposible que ella hiciera lo que se estaba imaginando... Las apariencias engañan, James.

* De seguro está pensando en algo pervertido *

Sacó dos botellas de cerveza y le entregó una a _____________, esta se la tomó en cosa de segundos mientras que a James aun le quedaba más de la mitad.

-Veo que tenías sed.

-Muéstrame que hay aquí.

-No quiero asustarte así que solo tendrás que conformarte con oírlo e imaginartelo.

-Como quieras, solo dime- Su curiosidad la mataba.

-¿Ves allá arriba?- Apuntó una escalera que llevaba a una azotea.

-Sí.

-Allá arriba están los ángeles.

-No bromees conmigo.

-No bromeo, allí están aquellos hermosos ángeles.

-Déjate de bromas- Se cruzó de brazos.

-Te lo explicaré para que entiendas, al parecer no tienes una mente tan amplia como para comprender mis metáforas metafóricas- Bufó- Arriba hay literalmente ángeles, chicas vestidas de ángeles.

Mi Dulce TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora