Cαpιτυlσ 4

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-No- Miró a su novia mientras ponía ambas manos sobre la mesa.

-¿Entonces por qué no te paras y vas a buscarme la sal?

-Porque no quiero- Dijo para darle tiempo a su novia de abrocharle los pantalones.

-Ve- Le ordenó su madre.

-No iré.

-Obedécele a tu madre y ve a buscar la sal- Exigió bastante molesto aquel hombre.

-Iré pero antes necesito saber una cosa…

-¿Qué?

-¿Cuál es la diferencia entre la sal y la paprika?

-¿A qué viene eso?

-A nada, solo es una duda existencial- Concluyó cuando su novia ya había acabado exitosamente su labor.

-La sal es más…

-Con permiso- Interrumpió y se levantó rumbo a la cocina.

________ sonrió y cruzó las piernas mientras trataba de no soltar una risotada a causa del accidente anterior. Kendall por su lado con una mano sobre el mesón de la cocina se reía solo mientras recordaba la anécdota de la mesa, estuvieron a punto de ser descubiertos pero aquel no literal encuentro con la muerte solo lo había excitado más…

-Ten- Dejó la sal frente a su hermana.

*Perra*

-Gracias- Sonrió.

*Cretino*

Los minutos posteriores fueron silenciosos para todos a excepción de Kendall y ______, quienes aún se reían cada vez que se miraban. El señor y la señora Schmidt los miraban extrañados pero a la vez enternecidos en cuanto Liz rodaba los ojos a blanco cada vez que oía una risotada proveniente de aquel par.

-Con permiso- La mujer retiró los últimos dos platos que quedaban en la mesa.

-Vamos- Kendall llevó a su novia al sofá.

Ambos se encontraban sentados sobre el extenso sillón con Liz haciendo zapping a su lado. Ninguno de los dos prestaba demasiada atención a la TV ya que estaban más enfocados en jugar con sus manos y sonreírse cada vez que sus miradas se encontraban.

-¿Y tus padres?- Susurró en el oído del rubio.

-De seguro deben estar rezando- Rió.

-¿O sea que no vendrán para acá?- Sonrió maliciosamente.

-No- Vio su lejos- Por lo menos no hasta quince minutos más para decirnos que apaguemos la televisión y nos vallamos a dormir.

-Tengo un idea- Musitó.

-Soy todo oídos…

-No sé tú pero quiero molestar a Liz.

-Lo que sea por fastidiarla.

-Más bien es… incomodarla.

-No entiendo.

-Tú solo tócame.

La muchacha se subió sobre las piernas de su novio y lo besó desesperada, él con fuerza apretó el trasero de esta y le quitó la camisa.

-Oh Kendall- Gimió lo suficientemente fuerte como para ser escuchada solo por Liz.

La rubia notó aquel ruido y se volteó a ver, abrió ligeramente la boca pero luego acabó concluyendo que eso no era nada más que una trampa, metió la mano en su bolsillo y sacó su teléfono, con el cual tomó algunas fotografías que en un futuro cercano podían llegar a serle bastante útiles.

Mi Dulce TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora