-¡Te odio James!- Le dio una golpiza en la cara- ¡Eres un maldi'to!
El pobre James no entendía por qué Gabby lo había golpeado tan solo por entrar al salón. Pensó que tal vez era por no haberla llamado más, pero estaba muy equivocado, aquello solo había sido una sabia jugada de la morena para salvarles el pellejo a sus amigos.
-Ven.
__________ aprovechó la distracción para llevar a Kendall a la ventana, pasándose ella primero y luego obligandolo a él ha hacerlo, ya que era obvio que cuando aquel show acabara todas las miradas recaerían en el espectáculo anterior.
-¿Por qué hiciste eso?
-¿Qué cosa? ¿Sacarte por la ventana o por agarrarte eso?
-Lo segundo.
-Fue sin querer, con la velocidad a la que venía no pude parar mi mano a tiempo. Yo solo quería agarrarte de la cintura.
-De acuerdo- Besó su frente.
-Amor, tu cosito se me está enterrando en el estómago.
-Lo siento- Se alejó apenado.
-¿Por qué lo tienes así?
-¿Te refieres a por qué lo tengo erecto?- Ella asintió- Bueno, aparte de dolerme ando muy sencible... con cualquier roce me prendo.
-¿Te duele mucho?
-No tanto, para hoy en la noche ya estará bien- La apegó a su cuerpo.
-¿Intentas decirme algo?- Alzó la ceja.
-No sé tú pero yo quiero tenrminar a fondo lo de anoche.
-Pues lo lamento pero no se podrá ni hoy, ni mañana, ni pasado y tal vez el día siguiente a ese.
-¿Por qué no?
-Hoy me llegó Andrés.
-¿Quién?
-Me llego el periodo.
-Ah.
-Lo siento.
-No importa- Hizo una mueca.
-Tenemos muchos pero muchos días para repetirlo- Susurró en su oido- No seas impaciente.
-Amor ¿Sabes quién puede andar con jeans?
-¿Jeans?
-Sí- Se separó de ella- Con estos pantalones de tela tan delgada pasaré vergüenzas todo el día.
-¿Y si no vamos a la escuela?
-¿Cómo?
-Ya estamos fuera, podríamos ir otro lugar.
-¿Cómo cual?
-A buscarte pantalones- Rió ella.
- Vamos a mi casa a buscar ropa.
-Ok ¿Te quedarás en mi casa otra vez?
-Solo si tú quieres y si tu padre acepta.
-Mamá le contó lo del anillo, y cuando me pregunto en donde habías dormido anoche le dije que en mi cama.
-¿Qué te dijo?
-Me alegro por ti amor.
-¿De verdad?- Soltó una risita.
-Sí. Todos nos ven como si ya prácticamente estubiesemos casados.
-Amor... ¿Qué tan extraño sería si te digo que quiero ir de compras?
