Capítulo 13: Tenemos que hablar.

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Capítulo 13 .

Tenemos que hablar.


Kagome

— Que bueno que despertaste Kagome.

— ¿S-sesshomaru?

— No debiste escapar. — Me miro seriamente y se acercó a mí.

— Retrocede.

— No, no lo haré. No puedo alejarme de ti, entiende. Tu eres lo único que me da razones para querer vivir, la que me saca de la soledad, se que no fuí el mejor, pero quiero cambiar.

— Sesshomaru, ¿de que mierda? me hablas.

— Aome tú eres mi vida, te necesito conmigo.

— ¡Callate! ¡No quiero oirte!

El sonido de la puerta la trajo de él mundo de los sueños, aquella joven de cabello castaño miro a su alrededor encontrándose con su sntigua habitación, estaba en casa. Al fin estaba en casa.

Nunca había sentido tanta satisfacción en estar en casa, la joven no pudo evitarlo y abrió la ventana de su habitación y miró hacia afuera, saco la cabeza por la ventana y respiro el aire profundamente, al fin estaba en Tokio de nuevo. Vio la silueta de cierto peliplata al frente de ella.

Se calló de espalda golpendo su trasero con el suelo, grito alto y volvió a mira a la ventana no había nada su madre había subido corriendo al escucharla gritar y la miró seriamente.

— ¿Pasa algo? — Cuestionó.

— No, tranquila mamá.

La joven realizó sus rutinas como de costumbre antes de irse a la época feudal y aún se sentía triste por la muerte de Cynthia y Derek, pero no podía darse el lujo de ponerse triste o tendría que contarle toda la historia a su madre. Tenía que volver a tomar clases como de costumbre, preparó su mochila y tomó su bicicleta para salir rumbo a la escuela, no sabía por qué pero se sentía extrañamente vigilada. No le dió mucha importancia y siguió su camino tranquilamente.

Tenía bastante tiempo que no iba a su escuela. Las clases transcurrían pacíficamente, sin contar que fue el foco de atención de sus amigos pues había durado mucho tiempo sin ir a la escuela, cosa que la incómodo un poquito, había llegado la clase de deporte y les tocaba correr por la pista de entrenamiento de atletismo, todos iban corriendo Kagome no iba ni muy adelante ni muy atrás, hasta que de un momento a otro siente como su cuerpo comienza a parpitar completamente, se detiene y se inclina un poco todo se oye distorsionado, las voces de sus compañeros se escuchan a lo lejos y las cosas se van viendo distorsionadas, la joven mira hacia el cielo el sol se veía extrañó, cuando de pronto la oscuridad la envolvía y dejo de escuchar las voces.

★★★★

Se escuchaba un ruido agudo incesante, abrió los ojos lentamente, su madre estaba a su lado y su abuelo también, su hermano no lo estaba pues estas eran horas de clase.

— Kagome, tenemos que hablar. — Pronunció du madre.

— Mmm... — Decía esta perezosamente.

— ¿Por qué no nos dijiste que estabas embarazada Kagome? — Había escuchado bien, no podía ser cierto aquello, su madre le está jugando una mala broma.

— No estoy embarazada. Y ¿Donde estoy?

La joven se meneó en la cama inquieta eso no podía ser verdad, no lo creía.

Su madre le mostró unos análisis y una ecografía donde en efecto había un bebé en su vientre. Un bebé de ese inhumano demonio.  ¿Que debería hacer?
No sabía que hacer y si el niño al ser un híbrido salía con las características de su tío Inuyasha, sería el foco de atención en Tokio, no era una opción tener a ese bebé pues no sabía de que forma vendría, por lo menos en la ecografía no se veía claramente la forma de el bebé pues apenas estaba recién formandose.

La joven miró a su madre asustada. — No puedo tener este niño.

— ¿Cómo que no?

— No mamá, este niño no es normal. No podría tenerlo aunque quisiera.

— No puedes arrebatar una vida, estas pensando bien lo que dices Kagome. Como puedes decir esas cosas y más pensarlas. Dale la oportunidad de vivir.

— ¡No puedo!

— ¡Claro que puedes!

— Mama... Entiende que no puedo este niño es un demonio.

— No es ningún demonio, es tu hijo.

— Claro que lo es, ¡Su padre es un demonio!

— ¿De que hablas? No me digas que es hijo de Inuyasha, si es así ¿Por qué regresaste?

— No sabía que estaba embarazada y además este niño no es de Inuyasha, si no de su hermano mayor.

Su madre la miro desaprobatoriamente. — No puedo creer que hayas hecho eso.

— No fue mi elección, no lo hice queriendo. — Lágrimas bajaban de sus ojos. — Este niño no es fruto de amor Mamá, este niño es fruto de mi dolor y mi desesperación, este niño es hijo de un demonio, no puedo tenerlo.

— Ya está ahí, lo que haya hecho su padre no tiene que ver con como va a ser ese pequeño.

— Pero... — Su madre la interrumpió.

— Es hijo, dale la oportunidad, piensalo bien. Tomate unos días y luego si sigues pensando así, pues te apoyaré en tu decisión.

El doctor entró luego de eso y le recetó unas pastillas a Kagome y le dió de alta. La familia se fue a casa.

★★★

Kagome miraba por su ventana al cielo estrellado, no podía creer que en este momento llevaba al hijo de ese maldito en su vientre, no podía creerlo. Pensaba que se había liberado de todo lazo con él, pero no era así. La luna brillaba más que antes y la joven miro su aún plano vientre, en verdad no podía creerlo.

Su Prisionera [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora