Capítulo 12: Asesino perfecto.

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Capítulo 12 :

Asesino Perfecto.

La piedad era algo que el poco tenía, la maldita  humana, a quien le había tenido misericordia escapó, mientras él estaba débil.

¿Como pudo hacerme eso?

Acaso tan mal la había tratado, le habia tenido consideración y pensó inclusive en darle algunas comodidades, ya que la tendría para el, pues aunque le fuese difícil admitir se había acostumbrado a ella.

Esa ingrata, débil y sucia humana. Se atrevía a irse y dejarlo atrás, así cómo si nada.

El imponente yokai se miro al espejo y vio su reflejo, su rostro se veía consternado, enfadado. Golpeó el espejo haciendo que este se rompiera en cientos de pedazos.

Salió de aquella habitación con su armadura puesta, llamó a algunos guardias y les dió la orden de buscar por cielo y tierra a la joven sacerdotisa.

— Cuando te encuentre sabras lo que es vivir un infierno ingrata sacerdotisa. — Decía amarrando su cabello en una coleta.— Nadie abandona a Sesshomaru Taisho.

Los soldados habían emprendido la búsqueda de aquella muchacha, algunos había ido al bosque y otros a las aldeas yokai de las afuera.

Kagome descansaba muy tranquilamente sobre el pecho de el joven yokai cerca de la aldea de la anciana Kaede. Pues habían emprendido un largo viaje para llegar ahí.

La joven se sentía en paz, después de tanto tiempo al fin podía estar en paz. Pero su felicidad no duraría mucho tiempo.

Aquél par de jovenes estaban descansado tranquilamente cuando aquél chico se percató de el ruido de unos caballos a la lejanía. Despertó a la muchacha para moverse de ahí, cuando escuchó la voz de uno de los guardias.

Narradora.

— Por aquí, la mujer está por aquí.

El joven se apresuró a sacar a Kagome de ahí. Kagome no entendía que pasaba en ese lugar, la joven se sentía abrumada y asustada. Ambos jovenes corrían.

La única escapatoria era llegar al pozo traga huesos, Kagome y Derek corrían escapando de aquellos guardias, Sesshomaru apareció al frente de ellos justo antes de llegar al pozo.

Kagome sintió miedo. Derek la miro y se colocó al frente de ella, el la protegería, no dejaría que Sesshomaru le tocara ni un pelo a su amada.

— Que lindo verlos a ambos juntos. — Decía el peliblanco.

— Pero no estabas inconciente, me aseguré de que te dieran un veneno potente. — Decia el pelinegro.

— Asi que fuiste tú, crees que si cualquier veneno pudiera matarme sería el señor de el oeste, no es así niño, te falta mucho por aprender, solo te digo que la responsable de darmelo ya ha espiado su pecado. — Sonrió mostrando la cabeza de Cynthia.

Kagome no pudo más que gritar desesperadamente.

— ¡Cynthia, no! ¡Eres un animal! ¡Una bestia! — Decia la joven alterada. — ¡¿Como pudiste?! Era mi amiga.

— Asi que tu amiga. — reía con la cabeza en sus mano. — Aquí tienes. — la lanzó a los pies de Kagome.

— Maldito. — Decia el pelinegro.

— ¿Que castigo les debería dar? — Decia riendo maniaticamente.

Sesshomaru se acercaba lentamente y amenazantemente al par de jóvenes, el joven pelinegro miro a la chica y luego hacía el frente y sacó su espada para luchar contra el gran demonio.

El joven se enfrentó a Sesshomaru para entretenerlo y le grito a Kagome que huyera que no se quedara para ahí sin hacer nada.

La joven se acercó al pozo, pero no pudo evitar mirar hacía atras la pelea de ambos yokais, pero para su desgracia Sesshomaru le llevaba ventaja al joven y en ese momento pudo apreciar como clavaba la espada en el pecho de Derek y luego la guardaba para acercarse a ella.

La joven miró al pozo y luego al Yokai que rápidamente se acercaba y entro en el pozo, pero alguien la había sujetado por el kimono, miro aterrada y era Sesshomaru quien la sostenía, el pozo seguía brillando intensamente y Sesshomaru la sostenía.

— No te me escaparas tan fácilmente.

— ¡Déjame!

La joven se revolvió y logró safarse.

— ¡Kagome! — Grito el peliblanco.

La joven atravesaba el tunel de el tiempo, no podía creer que ya su pesadilla había acabado, al fin se habia librado de ese yokai de horribles sentimientos.

Una vez cruzado ese pozo, subió las escaleras y al salir se dejó caer de rodillas y lloró con inmensa tristeza.

No quería volver a la época feudal, ni tampoco verle la cara a ese yokai estupido.

El abuelo había salido al escuchar el llanto y al ver a su nieta no pudo hacer mas que llamar a su hija e ir a ver a su nieta, Kagome lo abrazó y se calmó en sus brazos había anehlado tanto verlos al ver a su madre se abalanzó sobre ella y beso sus mejillas. Al fin estaba en casa, ya no habría más sufrimiento, ni castigos, estaba en casa.

Su Prisionera [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora