Capítulo 3

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Todos los Olímpicos observaban atentamente a la diosa caminar con nerviosismo por todo el salón,su figura titulaba cambiando a su forma Romana que apesar de ser la misma había gran diferencia en cuanto al carácter.

La chica murmuraba cosas que ninguno de los dioses entendía,o bueno casi nada,sólo entendían algunas palabras como,"cetro","robar","seguro".

Finalmente la diosa se tranquilizo​ y se sentó,los dioses la observaron atentamente buscando una explicación.

—Mi cetro,mi símbolo de poder ha sido robado— todos quedaron estupefactos,su cetro era aún más poderoso que el rayo de Zeus,el Tridente de Poseídon y el Yelmo de Hades juntos,aquel que poseyera el cetro podría doblegar la voluntad de la diosa y hacer con ella lo que quisiera,inclusive atacar el Olimpo.

Si caía en manos equivocadas sería el fin de la era de los dioses.

—Enviare a un grupo de semidioses a buscarlo— sin decir nada más la diosa desaparecio dejando a tres dioses temerosos,el resto sólo se mantenían tranquilos.

Esos tres dioses no sabían lo que les esperaba.










Todos comían tranquilamenteme era un día único ya que no había peleas, de pronto una luz verde azulada iluminó el lugar y después la diosa apareció ante ellos.

—Semidioses,mi cetro el símbolo de mi poder ha desaparecido y requiero de su ayuda para encontrarlo,Joshua hijo mío tú serás quien liderará la misión — el aludido dió un paso al frente,su joven hermana se colocó a su lado

—Ire con el— su madre le sonrió con ternura,sus amicos,primos y casi hermanos hicieron lo mismo todos hirian a la misión sin importar el precio

—Bien echo mis héroes,deben apresurarse a encontrarlo si mi cetro cae en manos equivocadas será el fin del Olimpo— la diosa desprecio no sin antes obsequiarles mochilas con todos los objetos que requerirían,todos se apresuraron a desayunar​ y partieron bajo la atenta mirada de más de tres mil semidioses y legados.

Dos semidioses observaron con malicia a los siete jóvenes partir ese sería su fin o eso creían ellos no contaban con que ellos habían sido entrenados por los mismos dioses y poseían poderes que solo habían mejorado con el tiempo.

La hija Atenea odiaba tanto a Andrea que haría cualquier cosa para que sufriera, Andrea era la culpable de que su madre ya no la llamara su hija preferida,era la culpable de que sus hermanos  la odiaran,y sobre todo era la culpable de que sus hijos aquellos a los que amaba la aborrecíeran y odiaran,porque si ella había tenido hijos con Iván y había traicionado al Olimpo si que los dioses se hubiesen percatado de esto.

Iván era otro caso,el estaba atento a cada movimiento de Andrea porque sabía que ella podrá undirlo,ella era la única que podría hacer que Zeus lo enviase al Tártaro y no hiba a perder todo lo que había logrado por una maldita diosa resentida.
Su señora tenía que estar tras el robo del cetro.













Un chico se movía entre las sombras intentado no ser captado por la arpías,sus movimientos eran silenciosos y rápidos y estaba tan concentrado en ello que no se percató de que alguien lo habia seguido.

—Señora— la mujer salió de entre las sombras dejando al descubierto su rostro —¿Usted robo el cetro de Andrea?

—La maldita lo esconde tan bien bien que........

Las palabras quedaron en el aire al ser atravezada por una flecha completamente negra,la mujer grito de dolor al sentir su alma ser desgarrada,dos flechas más la atravesarme y una más atraviezl al chico.

Los Príncipes Del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora