28 de Septiembre de 1998-Racoon City.
Leon y Jessica se dirigían hacia la comisaría donde habían quedado con Claire y Kevin cuando de repente la muchacha paró en seco.
-¿Qué ocurre?-
-¡La armería Kendo!-exclamó la chica.
-¿Armería?¿Está por aquí cerca?.-preguntó el chico.
-Sí, mi padre solía llevarme, a él le gustaba mucho la caza y era un buen cliente de ese lugar.-la chica tiró del brazo de Leon.-Ven, sígueme.-le dijo la chica.
La armería estaba en la calle paralela en un callejón sin salida. Tenía las luces del cartel y de la puerta encendida pero no parecía que hubiese nadie dentro. La puerta estaba abierta, así que Leon decidió entrar primero por si dentro al igual que en Emmy's había algún que otro ciudadano infectado.
-¡Quietos!-gritó un hombre apuntándoles con una escopeta.
-¡No disparé!-dije Leon levantando las manos. Jessica hizo lo mismo segundos después.-Somos humanos, no estamos infectados o quiera dios que sea que tienen esas personas.-continuó el joven.
-Perdón, dijo el hombre. Pensé que erais uno de ellos.-dijo en tono amable dejando la escopeta bajo el mostrador.
Jessica, observó al hombre, hacía mucho que no iba a aquel sitio y la verdad es que recordaba al dueño mucho más joven de lo que ahora parecía. Obviamente él ni se acordaba de ella, era una cría cuando su padre la llevaba allí.
-¿Qué ha pasado en la ciudad?-preguntó Leon, mientras el hombre salía tras el mostrador dirigiéndose hacia ellos.
-No tengo ni idea. Cuando me di cuenta de que algo estaba mal la ciudad estaba llena de zombies.-
-¿Zombies?-preguntó el joven.
Jessica se encontraba tras él, agarrada y asomando un poco la cabeza como si Leon fuese su escudo protector. Al escuchar aquella palabra al igual que Leon reaccionó, aunque ella simplemente apretó con fuerza los brazos del joven y agudizó los oídos a la espera de la respuesta del hombre.
-Sí, zombies, personas que resucitan tras su muerte.-explicó el hombre.
-¿Y a qué se debe eso?-preguntó ahora la chica con tono curioso.
-Ni idea.-respondió el hombre.
-Nos dirigimos a la comisaría.-dijo Leon. -¿Quiere venir con nosotros?-preguntó amablemente.
-No joven, me quedaré cuidando mi negocio.-el hombre volvió hacia el mostrador.-Podéis coger armas y munición si es que la necesitáis.-
Leon sonrió amablemente y se acercó al mostrador llevando a Jessica pegada a él.-Nos haría un gran favor. Estamos algo escasos de munición.-dijo enseñándole que en el revólver le quedaba una única bala.
-Serviros vosotros mismos.-anunció el hombre.
Jessica soltó los brazos de Leon ya algo más relajada.-Coge esa escopeta Jess, su munición son las cajas de color verde.-le ordenó el muchacho. Jessica obedeció sin rechistar mientras el joven cogía algo de munición para su pistola y para el revolver y otra pistola más para la joven.
-Muchas gracias señor.-dijo el chico amablemente.-¿De verdad no quiere acompañarnos?-preguntó nuevamente el chico.
-No, no os preocupéis por mí.-dijo el hombre acercándose nuevamente a ellos.- Por esta puerta llegaréis antes a la comisaría.-dijo señalándoles una puerta a su izquierda.
-¡Gracias nuevamente!.-dijo Leon. Jessica sonrió y asintió con la cabeza dándole las gracias con ese gesto al señor.
-De nada agente, tened cuidado.-