La Empresa Dreyar se encontraba más movida que de costumbre. La salida al mercado de Lost Dragon se encontraba a solo dos meses, lo que provocaba revuelos, cambios de guion repentinos y mucho, mucho, ruido.
— Pienso que deberíamos hacer un nuevo cambio en la historia.
— ¡¿De nuevo?! — La rubia encargada dio un estrepitoso golpe en la mesa. — No pienso volver a cambiarla, ¡es la décimo quinta vez en lo que llevamos de quincena! ¿Qué te hace pensar que no es lo suficientemente buena, Gray?
— Es solo que los demás personajes aparte del protagonista, su gato y su novia, son puro relleno, planos, sin historia. — Argumentó Gray, el beta tester de la empresa. — Si queremos que el juego se venda, y que lo haga bien, más que personajes necesitamos personas, no simples actores planos de una obra.
La rubia refunfuñó y aceptó sentándose otra vez en su asiento. — Bien, haré el cambio. ¡Pero será el último!
— Bien, por otra parte, hay veces que el juego tiene pequeños bugs y no te permite hacer nada, fue realmente complicado vencer al demonio de la flauta con esos errores.
— Mi equipo se encargará de ello. — Erza aseguró tomando nota de los momentos de errores.
— Por último, — esta vez se dirigió a la peli-azul. — el juego pierde calidad en los lugares oscuros, se ve poco y no te permite hacer mucho, aun con una antorcha en la mano.
La Lockser asintió con la cabeza. De cierto modo parecía feliz, era la primera vez que hablaba con Gray desde aquel día en el ascensor dos semanas atrás. Mantener la distancia del chico se volvía bastante sencillo cuando se enterraba en el trabajo.
— ¿Eso es todo, Gray? — El nombrado confirmó con un gesto y tomó asiento cuidando de no arrugar su bata. Laxus se levantó y dio órdenes con un tono fuerte, obligando a todos a correr a cumplirlas.
Las dos chicas volvieron a sus lugares de trabajo, cargadas de él y en espera de más. La primera en dejar caerse sobre la silla fue Lucy, quien rápidamente se puso sus audífonos y comenzó a darle vida a las marionetas; la peli-azul tardó un poco más en caer del cielo. ¿Causa? Gray Fullbuster, quién si no. Sentía como si sus ojos todavía estuvieran en ella y su ronca voz continuara hablándole.
El sueño no duró lo suficiente al verse interrumpido por un regaño de Laxus a algún pobre desamparado.Lamentablemente, el jefe de la empresa no era el único con el estrés y la furia de punta; todos y cada uno de los encargados del nuevo juego se encontraban de la misma forma. Dreyar se jugaba mucho en este proyecto, y no podía fallar. Lost Dragon era el ticket a la fama mundial, así como a la vergüenza.
***— Los hombros me pesan, no me siento los pies y creo que mi cerebro se quemó al tener que pensar tantas historias de fondo. — La Heartfilia se quejó mientras se dejaba caer en uno de los asientos del vacío bus.
Eran casi las diez de la noche y ellas acababan de salir del trabajo, lo único que se les pasaba por la cabeza era un baño caliente y la suavidad de sus almohadas. El viaje a casa se había ido en un pestañazo, así como el tiempo de Lucy en la ducha, lo que nos deja con una peli-azul repasando su día en la bañera.
Podrá sonar repetitivo pero, ella seguía sintiendo los ojos caídos del amor de su vida puestos en ella, seguía sintiendo como solo sus labios se movían para hablarle. Sí, queridos lectores, Juvia Lockser se encontraba en trance Gray-sama.
Solo habían pasado tres semanas y ella no sabía cómo había logrado sobrevivir sin saltar a sus brazos, se estaba conformando con verlo a escondidas (stalkearlo); pero una necesidad de rozarlo siquiera aumentaba con cada segundo del día.
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Misión: Gruvia
FanfictionLuego del mayor de los rechazos por parte de Gray, Juvia decide llorar sus penas en los hombros del alcohol. Cuando llega a Quentin's Bar se encuentra con Lucy quien, luego de escuchar sus angustias, le propone un plan: poner distancia entre ellos...