Genial, simplemente, ge-ni-al. Juvia se decía internamente. Estaba atrapada en la maldita caja de metal con Gray-sama nuevamente. ¿Por qué tenía que estar ocurriendo esto cuándo Juvia tiene que mantener DIS-TAN-CIA? ¿Por qué cuando no existía nada que le impidiese a Juvia viol… abrazar a Gray-sama no pasaba?
Mientras la peli-azul mantenía su discusión interna, Gray chocó sus manos al recordar que había olvidado mencionarle algo importante a Lucy. Podía decírselo la próxima vez que se encontraran o llamarla por teléfono pero, tenía que terminar de probar los nuevos arreglos del juego y eso se tomaría mínimo todo el día encerrado en la sala de prueba. Si tuviese una forma de hacerle llegar el mensaje…
— Maldita sea mi suerte. — Juvia susurró lo suficientemente alto como para que Gray la escuchase y la idea de utilizar a la peli-azul como mensajera le vino a la cabeza.
La pregunta ahora era ¿cómo? Sonará poco creíble, pero el Fullbuster se sentía raro con el reciente e imprevisto cambio de actitud de la Lockser; tanta “libertad” se le estaba haciendo paradójica. Durante las últimas tres semanas solo sabía de ella por verla en los descansos y en las reuniones.
— Juvia, — La llamó rascándose el cuello un poco nervioso, normalmente no se sentiría así hacia su acosadora personal pero la situación ya no era la usual. — ¿Puedes decirle a Lucy que Lyon está de vuelta en la ciudad y piensa dar una fiesta?
La peli-azul asintió en trance a la vez que las puertas se abrían, permitiendo a Gray dejarla sola, a ella, una caja de metal y su fiesta; porque sí, eso es lo que hacía cada vez que el pelinegro le dirigía la palabra desde aquella noche.
Finalmente llegó a su piso pero la Lockser seguía por las nubes, hora mismo pudiese aparecer un dragón que ella ni cuenta se daría.— Igneel… — una voz se alzó sobre el ruido — ¿Qué te trae por aquí viejo amigo?
Juvia siguió de largo, ignorando la entrada de cierto magnate empresarial al despacho de Laxus, hasta llegar a su asiento y recibir un golpe contra la realidad, literalmente.
— ¡Maldita sea, Lucy-san!— Se quejó ya de vuelta en su sitio— ¿Por qué tienes que ser tan agresiva?
— Lo siento, lo siento, solo… ¡estoy emocionada!
Juvia la miró sin entender— y queriendo devolverle el golpe contra el escritorio—. Su amiga seguía dando vueltas en la silla, como niña pequeña, provocando que la peli-azul comenzara a hacer funcionar su cerebro en busca de respuesta.
Fue cuando su pantalla se prendió y vio la fecha que se dio cuenta del motivo de su felicidad.
— Hoy es viernes… — Suspiró, su amiga seguiría siendo adolescente hasta que tuviera hijos… mejor, bisnietos. — Por cierto, Gray-sama me dio un mensaje para ti.
Lucy elevó una ceja. — ¿Gray decidió comenzar un conversación contigo?
Juvia asintió, aumentando la felicidad interna de su amiga, quien la cogió de manos sonriendo.— Eso es muestra de que nuestro plan está marchando bien. — Soltó una carcajada. Su amiga no mostraba la misma emoción. — ¿Por qué no estás feliz?
— Porque fue solo para dejarme un recado para ti, si no se le hubiese olvidado decírtelo tal vez ni notase que estaba también en el elevador… — Dijo sin ánimos.
— Juvia, relájate, sabes lo idiota que es Gray. — La reconfortó. — Además, qué tenía que decirme.
— Que un tal Lyon piensa dar una fiesta y que estás invitada.
La Heartfilia se quedó callada unos segundos, sorprendiendo a su amiga, quien esperaba un mega-súper grito por su parte ya que mencionarle la palabra fiesta a Lucy un viernes solo traía sordera.
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Misión: Gruvia
FanfictionLuego del mayor de los rechazos por parte de Gray, Juvia decide llorar sus penas en los hombros del alcohol. Cuando llega a Quentin's Bar se encuentra con Lucy quien, luego de escuchar sus angustias, le propone un plan: poner distancia entre ellos...