Decir que estaba nervioso e inseguro de su próximo paso no sería lo más certero; solo una puerta lo separaba de una posible escena traumaste o vergonzosa. Si bien los veinte y tantos tragos de tequila no le estaban permitiendo pensar 100% razonablemente, — además de tenerlo apoyado a la pared en busca de equilibrio— ¿qué haría si al entrar se los encontrase en plena acción? ¿Cómo explicaría qué hacía ahí?
— No, Lyon-sama, — Un gemido lo hizo enderezarse. — no creo que esto sea lo correcto… no…
Cerró sus puños con fuerza. No supo que le provocó más cólera, que gimiera o que lo hiciese nombrando su nombre como antes hacía con el suyo; porque —secretamente— amaba ser el único con el que usase el –sama.
— ¡Kya! — Esa fue la última gota que derramó la copa de la cordura de Gray.
El Fulbuster, hecho una furia, abrió la puerta a la mayor velocidad que su cuerpo semi-ebrio le permitió.
— ¿¡Qué diablos!? — Gritó desesperado.
Fue ahí cuando el pelinegro sintió, de un solo golpe, los represalias de sus incontables tragos de Tequila bajo las miradas de incomprensión de Lyon y Juvia. Apreció un mareo del infierno que lo hizo caer al suelo y ser —más aún— el centro de atención del cuarto.
— ¿Estás bien, Gray? — Su amigo fue a su encuentro.
— Sí, estoy… — Elevó la mirada del suelo, solo para encontrar a Lyon sin camisa y a Juvia mirándole bajo las sábanas. —bien.
Su respuesta entre dientes mostraba sus sentimientos verdaderos en su forma más pura y verídica. Queridos lectores, Gray Fullbuster se encontraba —oficialmente— celoso.
— ¿Qué te trajo por aquí?
— Buscaba el baño, — respondió un poco molesto, nunca antes había sentido tanta necesidad de golpear al que consideraba su mejor amigo. — el alcohol no va con el sentido de orientación.
— Ya ves… — Le ayudó a levantarse bajo la mirada nerviosa de la peli-azul.
¿Qué debía de hacer? Había visto los ojos y expresión de Gray al entrar y ver a su amigo sin camisa y a ella resguardada entre las sábanas; de seguro lo primero que pasó por la cabeza del pelinegro no fue que un idiota borracho le había derramado bebida en su top y que Lyon, amablemente, la había llevado a su habitación y dado su camisa hasta que se secara su prenda. Algo dentro de ella le decía que la culpable de este malentendido era cierta rubia que adoraba armar jaleos sin sentido, especialmente cuando lo que corría por sus venas era vodka en lugar de sangre pura.
— Juvia-chawn, Lyown… — Lucy, tan borracha como esperaba su amiga, hacía revoletear una botella sin abrir de Vodka apoyada al marco de la puerta. — ¿Quieren hip jugar hip a la bote…
Sin previo aviso, su cuerpo se deslizó hasta quedar recostada a la pared y terminar en un profundo sueño.
— Mira que serás… — Esta vez fue Juvia quien fue al encuentro de su mejor amiga y la llevó hasta la cama.
Verla en jeans hizo calmar de cierta forma a Gray, demostraba que había llegado a tiempo; pero que llevara la camisa favorita de Lyon le mantuvo la sangre caliente por un rato más.***
— ¿Es normal que ahora mismo te vea deformada? — Preguntó aferrada a la pared.
— Lo que no fue normal es que te tomaras dos botellas de Vodka tu sola. — Juvia respondió más despectiva de lo normal mientras daba un sorbo a su café.
Lucy abrió un poco más sus ojos; conocía lo suficiente a su amiga para — aún bajo las secuelas del alcohol— entender sus mensajes subliminales.
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Misión: Gruvia
FanficLuego del mayor de los rechazos por parte de Gray, Juvia decide llorar sus penas en los hombros del alcohol. Cuando llega a Quentin's Bar se encuentra con Lucy quien, luego de escuchar sus angustias, le propone un plan: poner distancia entre ellos...