Misión 03: Mantener distancia en lugares pequeños es difícil.

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— ¿Gray-sama? — Dijo la peli-azul por lo bajo.

¿Por qué diablos estaba él ahí, justo ahora? ¿Por qué de todos los días tenía que elegir este para dejar su escritorio a la hora de almuerzo? Juvia había intentado más de infinitas veces que Gray se despegase de la pantalla de su computadora para que comiese algo pero, como siempre, era rechazada vez tras vez. ¿Por qué tenía que hacerlo cuando ella trataba de tomar distancia de él?

— Oh, Juvia… — Dijo sin mucho ánimo entrando al elevador. — Pensé que estabas en casa enferma o algo ya que no te había visto en todo el día. ¿Estás bien?

—  Si, me encuentro bien. — Me estoy muriendo por dentro. Fingió una sonrisa. — Gracias por preocuparse, Gray-sam… san.

El cambio de la manera de referirse a su persona por parte de la chica le sorprendió, pero lo ocultó con un simple movimiento de cabeza y un “bien”.

El silencio y la tensión entre ambos eran palpables, incómoda y a la vez extraña. Si la situación fuera distinta, Juvia estaría hablando sin parar mientras se aferraba al brazo del pelinegro, quien solo estaría esperando que las puerta se abriesen con desesperación.
Juvia es fuerte. Juvia puede aguantar sin lanzarse a sus brazos. Juvia puede no verle a esos ojos de color profundo. Juvia puede soportar lo que sea, al menos hasta que se abran las puertas.

Como un obsequio celestial, las puertas se abrieron, permitiendo la entrada de aire a los pulmones de la chica, que salió disparada a la cafetería; no podía echarse un cubo de agua fría en plena calle, por lo que optaría por tomar algo frío en su lugar.

— ¡Un té helado por favor! — Golpeó la barra con fuerza, llamando la atención de cierta peli-blanca.

— Ara ara ¿Sucedió algo, Juvia-chan? — Mirajane preguntó con su tranquilo  tono de voz usual. — Es extraño que no andes cerca de Gray…

— Mira-san, ¿pudieras no mencionarle? —  Dio un sorbo a su té, recobrando un poco la compostura. —  Ya bastante difícil fue para Juvia no saltar a sus brazos en el elevador…

La mayor de los Stratuss se apoyó a la barra. — Ara ara ¿Algo en lo que pueda ayudarte? —  Preguntó dulcemente. A diferencia de su futuro marido, Mirajene era dulce y siempre dispuesta a ayudar a sus amigos cuando lo necesitaban.

Juvia lo sabía, por lo que no dudó un segundo en contarle la “misión” que habían planeado ella y Lucy en pleno viernes de puro vodka.

— A Lucy siempre se le ocurren ideas locas. — Mira rió. — Con que, Misión Gruvia ¿eh?

Juvia asintió terminando su tercera bebida helada. — Supongo que es la unión del nombre de Gray-sama con el de Juvia.

— Suena bonito, ¿debería pensar en uno para mí y Laxus? — Dijo divertida agarrándose el mentón.

— Miraxus. — La rubia entró en la conversación de la nada.

Dejó caer su bolso de un golpe al lado de Juvia. Su rostro mostraba fatiga y unas gotas de sudor caían por su cuello.

— Mira-san, una cola por favor. — Pidió abanicándose con una de las cartas. — ¡Por dios! ¡Hace demasiado calor!

— Aquí tienes.

— ¿Por qué Juvia piensa que Lucy-san se encuentra así por cierto camarero? — La pregunta burlona de la peli-azul hizo sorprender a la Heartfilia.

— Ara ara, ¿Nuevo novio, Lucy-san?

— ¡Natsu no es mi novio! — La rubia gritó a los cuatro vientos con un notable sonrojo en sus mejillas, trayendo no solo las miradas del resto de clientes sino las carcajadas de sus amigas.

— ¿Lucy recuerda el nombre de una de sus noches de alcohol? — Mira entabló una conversación no-secreta con Juvia. — ¿Hace cuánto sucede esto?

— Mira-san, conociéndola como Juvia lo hace… — Cogió entre sus manos las de la peli-blanca y siguió con tono serio. — Natsu-san puede ser EL CHICO.

— Ara ara…

— Las odio. — Refunfuñó la rubia por lo bajo. Sus amigas siempre aprovechaban cualquier oportunidad para devolverle las burlas.


***

El reloj marcaba las 5:46 pm cuando la puerta chocó contra el marco. Juvia y Lucy volvían de hacer la compra mensual luego de un día— especialmente para la rubia— inacabable y extenuante.  Acomodaron todo en sus respectivos lugares y llenaron la antes vacía repisa.

Lucy sería la primera en tomar una ducha por lo que, al haber un solo baño en el apartamento, Juvia debería de esperar  por aproximadamente una hora para que fuese su turno. Así que decidió matar el tiempo revisando la televisión.
Noticias, Peppa Pig, Fairy Tail y el culebrón de las seis, nada que llamase mucho su atención.

Presionó con desgano el botón de cambiar el canal y casi se cae de trasero al piso. Restregó sus ojos pues creía estar viendo mal, tal vez los cinco minutos en el elevador codo con codo con Gray le estaban haciendo una mala jugada. Rápidamente subió el volumen, escucharlo tal vez lo hacía más creíble.

—…tre los titulares de hoy tenemos un aumento de consumo de refresco, la captura de Neal Blunke y el anuncio de compromiso del mayor de los Dragneel, Zeref. — La voz de la locutora fue inundando el apartamento.

Los ojos de Juvia seguían abiertos como platos; no fue hasta que llegó el momento de la gran noticia que dio un brinco en su lugar y se llevó las manos a la boca, reteniendo un grito.

— Luego de tres años de noviazgo, por fin el mayor de los Dragneel se compromete de por vida; heredando así las empresas Varmillion y dejándole a su hermano menor el peso de las Dragneel y el título de soltero más codiciado de Magnolia. Y en otras noticias…

La quijada de la peli-azul rozaba el suelo. Era él, era el mismo que las había atendido en el bar y tenido una noche loca con su mejor amiga; parecía un simple chico que trabajaba como camarero para ganarse la vida pero, ¿por qué hacerlo si cuando estornudaba aparecía alguien mágicamente con un pañuelo?

Más importante que eso, ¿sabía Lucy que estaba jugando al corre que te pillo con un multimillonario?

Misión: GruviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora