WRETCHED AND DIVINE

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"We are the Wild Ones.

They all look the same...

Our time has come"

***

 La caja de F.E.A.R. se hacía débilmente visible en el horizonte.

Era como una piedra tirada sobre la tierra, un edificio que no encajaba bajo ningún concepto con el paisaje. Estaba a las afueras de la ciudad, pero no muy adentrada en el Desierto, por miedo a que los Salvajes lograsen por algún casual ingresar en ella. No eran dignos de merodear por terreno sagrado.

No se encontraba rodeada por ninguna alambrada eléctrica, ni por un foso, ni siquiera por una simple verja de metal. Era tan impenetrable que no creían necesario ningún otro tipo de seguridad. Al fin y al cabo, era un edificio de unos noventa metros de alto, con paredes de piedra de unos cinco metros de grosor y una única puerta en la que apenas cabían dos personas a la vez.

-         Espero que lo tengas bien planeado, CC –le murmuró Jinxx mientras contemplaba la no tan satisfactoria situación.

-         Tú confía en mí...- pidió éste.

Toda la Legión Negra se encontraba situada detrás de ellos, ordenados en filas paralelas guiadas por los cinco Rebeldes.

Habían cambiado su aspecto enormemente;  manchando sus pieles y su ropa con tinta negra, cardando su cabello y colocándose máscaras de hueso y cráneos sobre los rostros, inspirando la apariencia de Eve en su honor.

Todos cargaban con un pequeño modelo del aparato Mata-Entes de Jake, y algún tipo de arma, fabricadas de la mejor manera que pudieron que, aunque bastas, podían resultar peligrosas. Las cubrieron con pinchos, cadenas de metal y cráneos para darle un toque más terrorífico; las pintaron de negro, e incluso grabaron la estrella sobre su superficie.

Hicieron lo mismo sobre los raídos trozos de tela que pudieron rescatar del incendio, ensartándolos en listones  de madera y usándolos a modo de banderas y estandartes. No tenían miedo de que F.E.A.R. presenciase su llegada, es más, querían que el pánico corriese por el interior de esa fortaleza nada más sentir su presencia.

Querían combatir el fuego con fuego.

A medida que se acercaban, la tensión se fue haciendo más palpable en la Legión, pero no por ello dejaron que el miedo gobernarse sus mentes. Era lo último que debían hacer, al fin y al cabo.

El sol se empezaba a alzar sobre las áridas colinas, anunciando el nacimiento del último día de aquel sofocante año. Quedaban más de doce horas para la llegada de los Años Nuevos, pero aún así debían ser rápidos. Si se cubría el plazo antes de tiempo, por algún motivo, les sería prácticamente imposible derrotarlos jamás.

Echo mencionó algo relacionado con no-sé-qué habilidades especiales, pero Andy apenas prestó atención. Estaba más concentrado en prepararse para la lucha y salir vivo de ella que en los mensajes mentales de la Coro del Diablo.

La Caja se alzaba ante ellos con actitud soberbia, tapándoles la vista del sol naciente que se asomaba en el horizonte. Sus paredes eran doradas, camufladas con el color de la arena, y tallado en la tapia, de forma colosal, se encontraba el símbolo característico de F.E.A.R

Rodeando la entrada, un batallón de Entes, ataviados con sus correspondientes túnicas, máscaras y lanzas, los estaba esperando con impaciencia. Los Salvajes se detuvieron a unos escasos metros de ellos, aferrando las armas con fuerza.

REBELDES: La Historia de los SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora