Capítulo 10: Umbrella

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Esto no se veía nada bien, las chicas habían estado en movimiento constante intentando evitar a la Corporación, aunque no habían recibido ataques Claire sabía que algo estaban planeando, sabía que querían a Alice, ¿pero a ella? ¿Para qué? No tiene sentido.

Habían pasado algunas horas desde que Umbrella había capturado a las chicas, las tenían en un centro de investigación bajo tierra. Muy al estilo de ellos.

Acostada en una camilla, y atada de pies y manos Claire comenzaba a recobrar el sentido, el techo tenia unas luces blancas de hospital que irritaron un poco su visión. Cuando logró estar más estable, forcejeo con las correas de sus muñecas pero no pudo hacer nada, de pronto recordó como unos sujetos habían arrastrado a Alice.

-Bienvenida señorita Redfield... Soy el Dr. Isaacs.

La chica sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo y en ese instante se congeló escuchando el eco de aquella voz por toda la blanca habitación.

-Nos conocemos al fin.

-¡Maldito hijo de puta!, ¡sueltame!

-También para mi es un honor verla en persona.

-¿Dónde estoy? ¡Sueltame! —continuaba intentando liberar sus muñecas y tobillos de las ataduras.

-Eso no será posible, me temo que tengo planes para ti y Alice.

-¡¿Alice, dónde está? ¡DEJALA EN PAZ! ¡Ya le has hecho suficiente! ¡Dejala ir!

-Sugiero que te relajes, ella estará bien, está en buenas manos... las mías. -se escuchó la risa sarcástica de aquel hombre mientras se cortaba la comunicación.

Claire sabía quien era aquel hombre, lo que había hecho, y las pruebas que se hacían bajo su mando. Ella recordaba aquella voz, una que era imposible olvidar. No podía pensar en otra cosa, más bien otra persona que no fuera Alice.

Había luchado por soltarse durante unos minutos sin parar, ya podían verse sus muñecas y tobillos lastimados, bufaba de frustración, pues eran imposibles sus esfuerzos. La puerta de la cámara donde estaba se abrió, dos agentes de la corporación la sujetaron con fuerza, y la liberaron de la cama.

-¡Dejenme! Juro por dios que se van arrepentir! —decía advirtiendoles.

Uno de ellos soltó una risa, mientras la conducían por los pasillos, bajando unos pisos en el elevador, y dando unos pasos más se detuvieron frente a una gran puerta de metal, empujaron a la mujer dentro y cerraron.

Claire golpeaba la puerta, dando golpes con los puños y patadas hasta que una voz la detuvo...

-Hola de nuevo...

Se giró sobre sus talones acercándose a la gran silla al fondo de aquella oficina, cuando giro pudo ver al hombre sentado cómodamente.

-¡Tú, grandisimo hijo de...! -se acercó a pasó veloz hasta golpear sus palmas en aquel escritorio y estaba dispuesta a matarlo con sus propias manos.

-Veo que no ha cambiado tu temperamento explosivo —decía mientras cruzaba las piernas y juntaba las manos.

-Y no lo hará, no hasta que te mate o sepa que estas bajo tierra, y no precisamente en tus instalaciones subterráneas.

-Tranquila, ésta vez solo quiero hablar contigo —usaba la voz más tranquila, eso significaba que tenía sin duda algo planeado.

-¡Ja! Por favor las ratas como tú no hacen eso -Claire estaba perdiendo la paciencia, no entendía nada de porque ella estaba ahí.

-Debo confesar que te recordaba menos... menos atractiva... la ira te sienta bien.

-Dime ya por qué estoy aquí y qué hiciste con Alice, antes que te mate con mis putas manos.

Claire y AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora