El fuego se apagó de repente, así, que el hada no pudo seguir el rastro y se perdió en aquel bosque lleno de peligros para una pequeña hada como ella.
Cuando Ángel llegó al aula del incidente, su hermano pequeño Dean, lo estaba esperando
- ¿Has descubierto algo? – inquirió un curioso Dean
- Su aura era de un azul clarísimo, nunca había visto nada igual, brilla con luz propia – comentó pensativo - además, cuando le he preguntado por las ventanas me ha mentido, escuché como su ritmo cardiaco se aceleraba, esa muchacha oculta algo, no me fío de ella, creo que lo mejor será tenerla vigilada – sentenció Ángel.
-Yo me encargo - afirmó entusiasmado Dean
- No estás preparado, lo mejor será que lo haga yo, ahora busca indicios de que el accidente haya sido causado por brujería – le ordenó su hermano, que le hacía las veces de instructor.
Realmente, Ángel, no sabía porque había decidido vigilarla el mismo, sería un trabajo tedioso, del que además se podría encargar Dean, pero había algo que lo atraía irremediablemente hacia ella, igual, que un imán atrae al metal. El muchacho hizo mentalmente un plan de vigilancia, tendría, que levantarse temprano y trabajar en el instituto como conserje hasta, que encontrase alguna relación de brujería con respecto a la muchacha del aura azul.
Al cabo de un rato, Dean, se volvió a reunir con él, el novato, tenía un brillo de emoción es sus ojos castaños.
-¿Has encontrado algo?
-Hay indicios de algún tipo de energía muy poderosa pero no parece brujería, creo que aquí está pasando algo muy extraño - dijo Dean pensativo, mientras se rascaba la coronilla.
Ángel asintió lentamente, el instinto le decía, que aquella muchacha, era la causante de todo el embrollo, pero, parecía no estar relacionada con el accidente, había algo muy extraño en este asunto y estaba dispuesto a llegar hasta el fondo costara lo que costase.
~•°•~
Fátima llegó a la hora del almuerzo a casa, como siempre no había nadie, la muchacha, había pasado toda la mañana en el parque de al lado del instituto, después del accidente no había tenido ganas de volver a clase.
Dejó la mochila en la entrada, como solía hacer, para luego dirigirse a la cocina, a continuación, fue hacia el frigorífico y cogió un taper, dentro había unos macarrones con queso y tomate, los metió en el microondas y esperó tres minutos a que la comida estuviera lista, después almorzó en silencio.
Mientras comía, no paraba de darle vueltas, en su cabeza, a todos los fenómenos, que le habían ocurrido en tan solo unas horas, sin embargo, en este momento, no eran tan solo los cristales y sus recientes poderes mágicos lo que la perturbaba profundamente, en realidad, era a aquel chico de mantenimiento a quien no podía sacar de su mente, su mirada imperturbable tenía algo, que la atraía magnéticamente, deseaba volver a verlo, aunque sabía, que aquel muchacho ni si quiera la recordaría aunque volviesen a encontrase.
Fátima estaba tan ensimismada en sus pensamientos, que no oyó la puerta de la entrada cuando se abrió, para cuando quiso darse cuenta ya era demasiado tarde, alguien la inmovilizó por detrás y le puso un pañuelo con cloroformo en la nariz, intentó resistirse, pero no podía hacer nada, pues, el producto comenzaba a hacer efecto, sin embargo, las bombillas estallaron a su alrededor, luego calló sumida en un profundo sueño.
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Cazador de brujas
FantasíaLa magia sigue existiendo hoy en día, los cuentos de hechizos y brujas que hemos oído de niños son ciertos, pero gracias a los cazadores estamos ha salvo. Ellos son sus enemigos naturales y no descansarán hasta que la última de las brujas del mund...