5: extraño animal

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El extraño animal, que tenía un cierto parecido a un zorro, notó como sus crías iban a salir del cascarón en pocos minutos, que pena, que luego tuviera que devorarlas.


            Fátima, lentamente, abrió los ojos, aturdida miró a su alrededor, se encontraba en un habitación pequeña, tenía las manos atadas alrededor de un poste de madera, situado en el centro de la habitación, que tenía forma circular. No sabía que estaba pasando, lo último que recordaba era estar en su casa almorzando, luego, todo a su alrededor se había vuelto borroso. Forcejeó para librarse de las ataduras, mientras más se resistía más fuerte se clavaba la cuerda de forma dolorosa en sus muñecas.

Examinó la estancia con más detenimiento, era cálida; el techo no era plano, sino que se alzaba hacía arriba en forma cónica, era de madera, igual, que el suelo en el que estaba sentada, no había ningún mueble, las paredes, que la rodeaban, eran de un tono amarillento y tenía abultamientos causados por la humedad, no había ventas por las que entrara luz alguna, en cambió una chimenea ardía plácidamente y su luz bañaba toda la estancia. Justo enfrente de ella estaba la puerta, cerrada y también de madera.

La puerta se abrió de golpe sobresaltando a Fátima y dos figuras entraron en la habitación, la silueta más alta y esbelta era la de una mujer, llevaba una capa negra y larga con capucha, la cual colocada sobre su cabeza ocultaba su rostro de forma siniestra, la muchacha se fijó entonces en su pobre vestido de color verde kaki, que se asemejaba a la vestimenta de las mujeres vikingas.

La otra figura, encorvada y con chepa era la de un hombre anciano y escuálido, su pelo canoso pegado a su frente por el sudor, el extraño tic, que tenía en el ojo izquierdo y sus dientes desordenados y amarillentos, le daban un aspecto verdaderamente repugnante.

La mujer de la capa negra se quitó la capucha, era su rostro realmente bello, no tendría más de cuarenta años, su pelo de un tono muy oscuro era liso y lo llevaba bastante largo y recogido en una gorda trenza, sus ojos también eran muy oscuros, tanto que no lograba diferenciaba la pupila del iris.

-Hola Fátima - la mujer le dedicó entonces una tierna sonrisa - me llamo Valtisca de Dratisnova y soy la líder de este lugar, lo llamamos el Limbo y aquí solo habitan mujeres como tú y como yo.

Fátima miró entonces al hombre anciano, que se había quedado en un segundo plano.

Con excepción de Lester – señaló al hombre.

Tras su presentación, Lester se inclinó hacia Fátima para dedicarle una reverencia.

-¿Dónde estoy? – Inquirió Fátima - ¿por qué me habéis secuestrado?

La muchacha, cada vez más nerviosa, no creía a aquellos psicópatas, quienes la habían raptado y que parecían pertenecientes a una secta.

-ya te lo he dicho, en el Limbo, y no te hemos secuestrado, te puedes ir cuando quieras - afirmó Valtisca.

- ¿Por qué estoy atada entonces? - preguntó exasperada.

-No lo estás – le reveló enigmática aquella mujer de ojos negros.

Decidido, aquella mujer estaba loca, tenía las manos atadas alrededor del póster, hacía tan solo cinco minutos había intentado librarse de sus ataduras, pero lo único que había conseguido fue hacerse aun más daño con la cuerda que la esposaba, sin embargo, volvió a intentar librarse de sus ligaduras, para su sorpresa ya no estaban, se miró las manos, tampoco estaban las marcas que deberían haber enrojecido su piel bajo la opresión de la cuerda.

-¿Pero como narices?, ¡estaba atada! - dijo más sorprendida que asustada.

Entonces en su cabeza, todo encajó de repente como encajan las piezas de un puzle, esa mujer había dicho que eran como ella, seguro que se refería a que tenía poderes mágicos, aquel asunto empezaba a intrigarla.

- ¿Qué eres? – indagó la muchacha ya sin estar asustada.

-Querrás decir que somos - Valtisca confirmó sus sospechas - acompáñame.

Fátima asintió y acompañó a la mujer fuera de la cabaña intrigada. Una vez en el exterior, contempló una explanada sin fin de verde césped, repleto de cabañas semejantes de la que ella misma había salido segundos antes, además de la explanada y las casas, una niebla amarillenta condesaba él entorno en el que se encontraban, impidiendo, que divisara el horizonte, el cielo se presentaba ante ellos como un agujero negro en el no aparecía astro alguno. Lo más sorprendente sin embargo, era la cantidad de mujeres que habían en aquel lugar, todas, al instante, pararon de hacer sus tareas en cuanto salieron de la cabaña.

-Todas somos como tú, este es tú verdadero hogar – confesó Valtisca - te hemos traído aquí para ayudarte a descubrir cuál es tu auténtica naturaleza y para aclararte todas aquellas cosas que te están sucediendo y no comprendes.

Fátima asintió, sin aun haber despejado por completo, las dudas de su mente - ¿Qué somos pues?

- Ya lo sabes, igual que sabías, que tu abuela también lo era – le indicó Valtisca enigmática.

-Somos brujas – comprendió al fin la chiquilla.

Valtisca asintió conforme - mi misión para contigo, como bruja madre, es enseñarte y guiarte para que puedas controlar tu magia.

-¿Qué es este lugar? – preguntó Fátima quien tenía aun muchas preguntas, que necesitaban respuesta.

- El Limbo, es al sitio al que vamos las brujas cuando un cazador nos mata – Fátima la miró perpleja.

- ¿Así que estáis muertas?

- No exactamente, a diferencia de lo que creen los cazadores, no carecemos de aura, nuestros poderes son nuestra alma y a la vez energía, cuando nuestros cuerpos mueren, esta energía pasa un plano metafísico al que llamaos el Limbo – le explicó la reina madre.

-¿Lester es un brujo? – A Fátima le parecía raro que solo hubiera un hombre allí.

-No, las brujas solo pueden ser mujeres, igual que los cazadores solo pueden ser hombres, las brujas descienden de los hombres que transmiten el gen y los cuales no tienen poderes, de igual modo los cazadores nacen de las mujeres que ceden su herencia y las cuales no tiene las habilidades propias de los cazadores – expuso la bruja – Lester es un cazador, que se opone a la masacre a la que las brujas hemos estado sometidas durante siglos.

- ¿Cómo ha llegado aquí entonces, cómo he podido entra yo?

- Algunos cazadores además de las habilidades que todos tiene en común, tienen también unas clases de destrezas especiales, Lester tiene el poder de pasar entre dimensiones, es el único capaz de venir y salir a su antojo del limbo, podrás irte cuando quieras, el te llevará – dijo señalando al ex-cazador.

- ¿Y si morís por otra causa que no sea el asesinato por parte de un cazador?

-No lo hacemos, las brujas somos inmortales, eternamente jóvenes, eternamente bellas.

Fátima calló entonces en un detalle en el que no había reparado antes - ¿Mi abuela está aquí?

-no, tú y tu abuela no nacisteis brujas, vuestro poder es ancestral, algunas de las mujeres de vuestra familia, tiene la capacidad de acoger en vuestro interior este poder, que os transmitís las unas a las otras en cuando llega la hora de vuestra muerte, por lo cual tenéis un alma humana, cuando morís vais a otro lugar, desconocido incluso para la más sabía de nosotras.

- Entonces, ¿soy o no soy una bruja? – Inquirió confusa.

-La más poderosa de nosotras – confesó Valtisca.

Fátima se quedó boquiabierta, todo aquello debería ser un sueño, un largo y extraño sueño. 

Cazador de brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora