[Día 16/ Durante sus rituales matutinos]

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El ruido de las sabanas siendo removidas se pudo escuchar en la habitación, haciendo que un castaño pudiera ver como su pareja se levantaba de la cama para dirigirse a quien sabe donde.
El castaño cerro los ojos nuevamente con el fin de dormir un poco más, cosa que no pudo pasar, ya que el ruido en el baño hizo que finalmente decidiera levantarse.

-Chuya, ¿qué estas haciendo?- pregunto adormitado recargándose en el marco de la puerta, observando la hermosa figura de su amado.

-¡Debes tocar la puerta primero idiota!- le grito Chuya aventándole lo primero que tomo.
Dazai lo esquivo y decidió que era mejor dejarlo solo y cerro la puerta.

Poco después salio el pelinaranja del baño con una toalla en la cabeza.

-Chuya~- lo llamó Dazai dando palmaditas en la cama -sientate aquí-

Chuya no dijo nada y lentamente se acerco hasta el lugar indicado. Dazai se acomodo con él para ayudarle a secar su pelo.

-Sabes, no es necesario que hagas eso- habló Chuya rompiendo el silencio que se había formado entre ellos.

-Lo se, pero, quiero hacerlo- respondió Dazai esbozando una sonrisa para después besar su cabeza.

El pelinaranja se aparto del castaño y agachando su cabeza para ocultar su sonrojo murmuro:

-Haré el desayuno mientras tu tomas un baño-

-Claro, lo que tu digas cariño~- contesto Dazai haciendo que el rubor de las mejillas de Chuya aumentara. Al ver esa escena tan adorable a su parecer no pudo evitar besarlo en sus labios.

-Bueno Chuya, iré a bañarme- dijo para ir directo al baño antes de que el pelinaranja le golpeara.

Apenas salia del baño cuando pudo oler el aroma del café y escuchar el sonido de los utensilios de cocina.
Se dirigió al lugar, y lentamente se acerco al pelinaranja para abrazarlo por la espalda.

Chuya se sorprendió al sentir los brazos del castaño rodear su cintura, pero aun así no dijo nada y solo disfrutaba del momento.

-Chuya- lo llamó el castaño atrayendo la atención de Chuya.

-¿Qué pasa?- preguntó desinteresado.

-Te amo- dijo el castaño e hizo que el pelinaranja lo mirara a los ojos para después besar su frente.

-Yo también lo hago- murmuró Chuya con un notable sonrojo mirando de nuevo el desayuno haciendo una mueca de desagrado, ahora se encontraba quemado.

Ahora solo tendrían que tomar café.

The 30 Days of SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora