Capitulo 7. Ateo

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Me sorprendía el verlo así o el que me haya ofrecido ayuda, la verdad no me esperaba esto de él, supuse que Dios en verdad estaba actuando en él, así que sonreí

-Gracias, supongo que te apiadaste de mí- le dije con un tono de niña pequeña en forma de juego

-Aish, solo lo hago porque si empeoras ni tu Dios te podrá sacar de ese resfriado- lo dijo intentado sonar con reproche, pues observé como entre sus labios se le escapaba una diminuta sonrisa

-¡Oye! Dios es capaz de resucitar muertos o de invertir el mundo ¿Cómo piensas que no podrá sacarme de un simple resfriado?- respondí reprochando lo que había dicho

-Como digas, solo que es mejor no molestarlo porque no quisiste cuidarte- se volteó para mirarme directamente a los ojos, tenía un brillo en ellos que no me explicaba, el sonido de la lluvia era cada vez más fuerte y el silencio reinó por un momento.

Deseaba poder descifrar su mirada y sus pensamientos, por esta razón no podía dejar de mirarlo a los ojos con curiosidad, por un momento creí que se estaba acercando a mí pero en ese momento me vino un fuerte ardor entre la garganta que corrió rápidamente a la nariz provocando que me llevase las manos a toda velocidad a ella y estornudara fuertemente rompiendo el momento

-Aish, creo que ya es tarde. Tendré que llevarte a casa y ver que darte para que no me infectes mañana- trataba de sonar desagradable pero no le salió muy bien

-No, descuida estoy bien solo fue un estornudo, ya no quiero molestarte- respondí rápidamente

-No estás bien, tienes el rostro completamente rojo-

-Tal vez es porque está lloviendo, tengo un poco de resfriado y el frío se intensifica- le respondí con lógica -Pero está bien, si me quieres ayudar, solo acompáñame a cruzar la calle- continué, ya que si Dios estaba obrando en él no quería quitarle o dañar lo que él estaba haciendo. Él solo suspiró

-Está bien, solo no quiero que mañana...- habló para ser interrumpido por mí

-Sí, sí, ya entendí, mañana llegaré bien y no dañaré tu oficina o te contagiaré- hablé moviendo las manos a todas partes un poco exasperada -¿Cruzamos?- concluí con una sonrisa para que él me correspondiera con gracia

Una vez que cruzamos esperamos a que un bus llegara pronto. Odiaba los días de lluvia porque al parecer a nivel universal los buses se tomaban horas libres y solo esperaba con cansancio. Claro conversamos un rato como personas normales por primera vez en todo el tiempo que llevaba conociéndolo, era extraño como intentaba contradecirme en todo pero de alguna manera u otra, parecía entender la respuesta a eso. Me preguntaba incluso acerca de la creación del mundo, sobre la existencia de Dios o quien lo creo, por lo que respondí cada una de sus preguntas.

-Dios no fue creado por nadie, él solo existe desde siempre y todo lo que vez obviamente tenía que ser creado por alguien y ese fenómeno del que hablas ¿cómo piensas que pasó? Dado el caso de que haya sido así ¿quién piensas que dio el origen para que todo ocurriera?-

-Si pero ¿Cómo es posible que un solo hombre pueda hacer tantas cosas? Es imposible que en verdad haya levantado muertos o hecho ver al ciego, eso sí es fantasioso- sacó otro tema para buscar algo donde no pudiera responder

-Si claro, porque seguramente creer que el universo se creó por una explosión de quien sabe dónde no lo es- dije sarcástica -Y él era Dios hecho carne ¿qué esperabas? ¿Qué dejara sus poderes en el cielo? Obviamente si vino a la tierra era con un propósito y era demostrar que él era real, además de hacernos entender que estábamos en un error y para perdonar nuestros pecados- le respondí para que la conversación continuara

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