Zafiro Winifred Lechleitner es una joven universitaria que ha termino su carrera con una horrible noticia, justo el día de la graduación recibió la noticia, esta es que su tío, la única persona que la conecta con el lado paterno de su familia, ha mu...
Me levante abriendo la puerta de la sala del té, al tener la puerta de par en par mi tío entro con un sobre en las manos, me lo entrego sugiriendo que tome asiento.
Se sienta en el sillón mas cercano- ¿Esta es la carta?- pregunta temblando la abogada.
- Así es Zafiro- la mira con detenimiento- ábrela.
Rasga un poco el sobre pero se detiene- ¿Ya la leíste?- nerviosa- por que así puedes explicarme lo que dice.
Frunce el ceño- no la he leído, sobrina, ¿Acaso no quieres saber lo que dice?- extrañado.
- Yo…- respira profundo.
Tengo la carta en mis manos, la carta que mas me ha costado obtener, ¿No quiero leerla?, debo estar loca o enferma. Siento todo mi cuerpo temblar como una gelatina, un frío inmenso recorre mi espalda dando aviso que el miedo me invade. Tomo el sobre en mis manos mirando este papel fijamente, alzo la vista encontrando los ojos de mi tío Maurice mirándome bastante confundido.
- Tío… yo…
Interrumpe con una sonrisa- ¡Zafiro! Vamos por tu vestido- emocionada la toma de las manos Clarise- sabes tengo buen ojo para las tallas, pero a veces me equivoco- la abogada se levanta- ya tendrás tiempo para leer tu carta- ambas salen de la sala de té con el sobre en las manos de la abogada.
Los días pasaron hasta llegar el día mas esperado por Sir Maurice y Clarise; la novia trae un hermoso vestido blanco tipo princesa, en estos momentos se esta llevando acabo la ceremonia, la pareja se esta viendo mutuamente a los ojos, tomados de las manos mientras escuchan al juez decir las mismas palabras que se dice en una boda.
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Estoy atrás de Clarise con un vestido rosa hermoso mirando a la pareja como se miran con tanto amor, esta es la escena final de cada historia de amor. Aun que lo que nadie considera es que es el principio de otra aventura mas grande e importante.
Al terminar la ceremonia la pareja atravesó ese gran pasillo del edificio para salir, al hacerlo todos sus amigos y familiares invitados los recibieron arrojándoles pétalos de flores blancos y gritando el clásico <<¡Que vivan los novios!>>. Subieron al auto avisando a todos los invitados que los verán en la mansión para dar inicio a la fiesta.
Llegue a la mansión junto con las otras damas de honor, al llegar a la fiesta me encontré con Kayla y Arlette; la rubia trae un vestido azul cielo recto a la rodilla, sin mangas y sin escote. Por otro lado Arlette usa un vestido color vino corte sirena, que acentúa muy bien su figura, el vestido es hasta lo tobillos.
